En noviembre de 2019, Antonio Moreno veía con cierta incredulidad como parte de los melocotoneros de sus plantaciones en el valle de Ricote (Murcia) empezaban a florecer. Temperaturas de 30ºC después de una DANA que inundó de fertilizantes a sus parcelas habían despistado a aquellos árboles. Hechos insólitos que elevan la pregunta: ¿Llegamos tarde a detener el calentamiento global?
La paradoja es que la floración del valle es un anual atractivo turístico. Su temor, entonces, era que esos melocotoneros dejasen no ya de producir, sino de lucir su esplendor hacia marzo de 2020. Un año en que hemos visto de cerca como las amenazas derivadas de la destrucción ambiental (incluida la pandemia) son a veces imprevisibles.

La ciencia no tiene una bola de cristal para ver el futuro climático. Pero sí algo parecido: modelos matemáticos. Con los parámetros adecuados, los ordenadores ofrecen distintos posibles futuros y probabilidades. Algo parecido a lo que hicimos en Newtral.es y El Objetivo con nuestra Máquina del clima. Cuanto más carbono le metas, más lejos te lleva… y a un lugar más caliente.
Los veteranos expertos en sistemas y ambientalistas Jorgen Randers (Noruega) y Ulrich Goluke (Suiza) han dado una vuelta el sistema que modela los futuros climáticos. El llamado sistema ESCIMO, que delinea el clima global entre los años 1850 y 2500 según cuánto gas de efecto invernadero produce la actividad humana. En concreto, es lo que llaman un «modelo de baja complejidad».

En un trabajo, publicado este jueves 12 en Scientific Reports, hablan de «punto de no retorno». En esencia, que incluso recortando a cero las emisiones de CO2 o resto de gases de efecto invernadero, el planeta seguiría calentándose. Puede que durante siglos. ¿Está todo perdido? ¿Nos relajamos? No: si no recortamos podría ser todavía mucho peor.
«Recientemente, ha habido advertencias de que algunos de estos puntos de inflexión se están acercando y son demasiado peligrosos para ignorarlos», advierten en su trabajo. Y algunos de esos puntos están en el hielo que no volverá.
No caer en el catastrofismo de un solo modelo
Investigadores de primer nivel, particularmente preocupados con la aceleración del calentamiento global, no son tan catastrofistas. En particular, Andrew Watson, de la Royal Society y la Universidad de Exeter ha puesto algunas pegas a sus colegas de Noruega y Suiza:
«Este es un resultado sorprendente, pero el modelo que se está utilizando es muy simplificado y no pretende simular en detalle los procesos en funcionamiento», explica, sin quitarle relevancia a algunas de sus conclusiones.
Incluso si el análisis es correcto y ya estamos metidos de lleno en un acercamiento rampante hacia el calentamiento de al menos 3 grados, «si detenemos las emisiones mañana, este calentamiento llevará 500 años».
Esto es «preferible a un calentamiento de 3 grados durante 100 años», asegura el profesor. Y este escenario se parece más a lo que ocurre ahora mismo, sin recortar emisiones, y en cuyo horizonte se situaron los acuerdos de París. O sea, no sólo hay margen de actuación. Es que no queda otra.
Hay dos escenarios en este modelo: o catástrofes climáticas durante la vida de nuestros hijos hoy pequeños. O aumentos de temperatura de hasta 1,5ºC a lo largo de un siglo. Depende de cuándo recortemos a cero,
El propio estudio matiza: las diferencias entre sus escenarios 1 y 2 (cero neto de emisiones a finales de siglo y cero neto ya mismo) son drásticas. O sea, podemos elegir entre catástrofes climáticas dentro de la vida de nuestra descendencia o mantener los aumentos de temperatura futuros por debajo de 1,5 ° C durante al menos 100 años. Casi nada.
No obstante, tanto profesor Watson, como el catedrático de Ecología de la UCLM y miembro del Panel de Expertos de Cambio Climático de la ONU (IPCC) José Manuel Moreno, destacan algunas de las alertas a tener en cuenta en este estudio. Randers y Goluke hacen hincapié en el papel del deshielo.
Los puntos de no retorno en los hielos
«En ESCIMO observamos el derretimiento (presente y futuro) autosostenido del permafrost durante cientos de años, incluso si la sociedad global detiene todas las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano de inmediato», dicen los noruegos.

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Calentamiento global:
El hielo de Groenlandia, en el punto de deshielo de no retorno
Es decir, quizás hemos infravalorado el papel del deshielo ártico y antártico y, en particular, el de Groenlandia para que las temperaturas sigan subiendo y, con ellas, el nivel de los mares.
En concreto, destacan tres consecuencias del calentamiento en tres procesos físicos:
- Disminución de la cantidad de radiación solar que refleja (rebota al espacio) el hielo blanco.
- Aumento del vapor de agua en la atmósfera.
- Menor capacidad de océanos y bosques para absorber CO2 y metano.
La combinación de estos procesos retroalimenta el calentamiento global. Es decir, hacen, por sí solos, que vayan a más ellos mismos. «La fusión (derretimiento del hielo) autosostenida es un proceso físico determinado causalmente y que evoluciona con el tiempo», dicen.
El físico José Luis García explica desde Greenpeace que varios estudios apuntan a fenómenos de retroalimentación. Frenar el calentamiento global es como parar un camión sin frenos. Aunque en motor se pare, seguirá avanzando un tiempo por inercia. «Por eso hay que recortar emisiones cuanto antes. No podemos relajarnos cuando decimos que hay que reducir a la mitad la emisión de CO2 para 2030. No podemos hacer la lectura de que tenemos hasta 2030«, ejemplifica.
En este sentido, Phillip Williamson, profesor honorario de la Universidad de West Anglia (Reino Unido) cree que «este estudio proporciona evidencia de lo que no queremos escuchar: que el calentamiento global puede haberse visto ya autorreforzado y que, por lo tanto, hemos pasado el punto de no retorno para detener el cambio climático a largo plazo».
En declaraciones recogidas por el Science Media Centre británico, Williamson recalca que «sus hallazgos no deben malinterpretarse diciendo que estamos condenados, sin nada que se pueda hacer».
Todo se dispara en los años cincuenta ¿Llegamos tarde a detener el calentamiento global?
Identifican que el proceso se inicia con el calentamiento provocado por el ser humano hasta la década de 1950. Esto que lleva a un aumento en la cantidad de vapor de agua en la atmósfera. Eso eleva aún más la temperatura, lo que provoca una mayor liberación de carbono del derretimiento de los hielos perpetuos, el permafrost.
Para evitar los aumentos de la temperatura y el nivel del mar, los autores sugieren que todas las emisiones humanas de gases de efecto invernadero deberían haberse reducido a cero entre 1960 y 1970.
Para el catedrático José Manuel Moreno, este trabajo, basado en un único modelo, da pistas para seguir viendo lo que puede pasar, pero no puede ser concluyente, señala a Newtral.es.

Advierte del riesgo de que se pudiera pensar que no hay nada ya que se pueda hacer. Algo que también apunta desde Reino Unido Richard Betts, jefe de investigación de impacto climático de la Universidad de Exeter. «El documento en sí no pretende ser una predicción del mundo real, solo informa el comportamiento de un modelo».
El modelo, que no se utiliza en las principales proyecciones del IPCC, «no ha demostrado ser lo suficientemente creíble como para respaldar predicciones confiables, y se contradice con los más establecidos y evaluados exhaustivamente en muchos de sus procesos físicos».
Para evitar que la temperatura global y el nivel del mar aumenten después de que hayan cesado las emisiones de gases de efecto invernadero, al menos 33 gigatoneladas de dióxido de carbono deberían eliminarse de la atmósfera cada año a partir de 2020 a través de métodos de captura y almacenamiento de carbono, según los autores.
Si pensamos que llegamos tarde a detener el calentamiento global, asumimos desigualdades
Asumamos que ya no hay nada que hacer. Es decir, nos enfrentamos a décadas entre la incertidumbre y la catástrofe inevitables. Desde inundaciones a incendios forestales sin precedentes. Los países pasarán a mitigar los efectos de tales desastres. Los países que puedan, claro.
En esto incide García: «no podemos vivir como si nos metiéramos en un búnker permanentemente ante la amenaza de una guerra nuclear. Lo que hay que hacer es no pulsar el botón de la bomba atómica», traza el símil.
Esta semana, Greenpeace ha presentado un informe que sitúa a África como una de esas grandes regiones globales donde el (muy diverso) impacto de la emergencia climática es más difícil de mitigar. Y donde hay más población vulnerable.
«Sería gravísimo caer en la complacencia del no se puede evitar«, señala García. De la misma manera, Watson concluye: «Si bien esperamos que una parte del calentamiento global sea duradera y difícil de revertir, este estudio está lejos de ser definitivo: es un llamamiento a que se trabaje más sobre los efectos a largo plazo, en lugar de una predicción firme.»
La raíz de la crisis climática se halla en el círculo vicioso moderno de producir más para consumir más ad infinitun. Cualquier tecnología que se emplee para reducir las emisiones de CO2 no será más que "pañitos calientes" sino rompemos con este círculo vicioso
Probablemente ninguno de los entrevistados ha trabajado nunca con la metodología que emplea Randers desde hace más de 50 años, la que es ubicua en ingeniería pero ampliamente desconocida en el mundo de la física y la climatología, que emplea modelos bottom-up en los que la incertidumbre se acumula con el tiempo y son intrínsecamente incapaces de ofrecer resultados confiables en términos de estabilidad. En cambio, en este tipo de modelos top-down como Escimo la sencillez es precisamente un grado, además de un arte; excesiva sofisticación perturba la interpretación y añade incertidumbre innecesariamente.
Nótese además que Randers, durante muchos años presidente y emérito ahora de la mejor escuela de negocios de Noruega, fue uno de los cuatro autores principales del modelo World3 que dio lugar a Los Límites del Crecimiento de 1972 que, como es bien sabido, se está cumpliendo en sus peores previsiones. Empleaba la misma metodología. Ya en su día les llamaron de todo, de modo que Randers esta curado de muchos espantos - también de los de fuego amigo - y debe estar contemplando estos desmentidos con cierta sonrisa.
Quien objete este modelo debe decir qué ecuación, qué parámetro o qué línea de código está mal o es demasiado simplista, y someterlo formalmente a la comunidad. Que yo sepa, nadie ha hecho nada semejante, mientras que el modelo lleva ya muchos años en abierto y es de código abierto. No como otros, que por cierto deberían asumirlo si no le encuentran error o decir por qué no lo asumen.
De modo que la respuesta corta es (siquiera provisionalmente) SI. Sin asumir la realidad, por dura que esta sea, es imposible responder adecuadamente. Estaremos malgastando perdigonazos sin dar nunca en el blanco porque no sabremos ni adonde hay que apuntar. Por lo demás, no se van a detener las emisiones ni mañana ni pasado mañana sin provocar una escabechina que nadie está preparado para asumir.
Sencillamente sublime respuesta. No hay nada más que la VERDAD hacía la que nos encaminamos, desde luego hay que hacer algo, pero lo que no es de RECIBO (sobre todo para las generaciones futuras) es seguir con el "OJOS QUE NO VEN CORAZÓN QUE NO SIENTE"...no en ciencia, no en este caso tan flagrante de necesidad de que el ser humano tome conciencia real del mayor de los problemas a los que nos enfrenteamos.
Creo que con gobiernos empeñados en arreglar las catástrofes que vamos propiciando con nuestras emisiones desde la Revolución industrial, que arreglaba medianamente la vida de los empobrecidos y explotados trabajadores del mundo rural, a la vez que engrosada las cuentas de unos pocos con bastante influencia en las carteras de la carrera por conseguir el máximo beneficio en detrimento de nuestro planeta y su madre naturaleza no ha sido si no una carrera, valga la redundancia, hacia ese fenómeno tan temido, merecido y bien comentado en este artículo del calentamiento global. Con tan solo ver las gráficas que exponen los expertos, es fácil considerar que este fenómeno responde a la clásica teoría de la causa y efecto o acción reacción, según el sujeto activo (hombre) o pasivo (naturaleza) a experimentado nuestro planeta durante las últimas décadas y, a su vez, no hay más que observar los fenómenos atmosféricos que estamos este esta experimentando en los últimos años, con las temidas lluvias torrenciales, incendios por calor o ensayos de glaciación, en las respectivas estaciones de lluvias, calor y frío. Ni que decir tiene que quienes más va a sufrir este fenómeno serán las especies animales, ya que estas no tienen la opción de utilizar los medios, accesibles para el humano, como calefacciones, aires acondicionados y demás disponibles, por lo que irremediablemente, muchas especies de estos animales que forman el ecosistema, dejarán de existir, fenómeno que, al igual que el calentamiento, tiene un punto de no retorno, pues si algún día falta una especie importante para la subsistencia de los demás, sobre todo los polinizadores, estaremos abocados a dejar de existir nosotros mismos. Por retomar el tema inicial, los gobernantes clásicos, quienes solo toman decisiones que engordan sus cuentas corrientes y las de sus allegados, que a su vez las hinflan aún más, no tienen pensamiento futuro ni colectivo. ¿Y qué vamos a hacer los demás habitantes de la Tierra cuando el sistema Monetario se derrumbe por culpa de esas personas que sólo piensan en el suyo? Evidentemente levantarnos en protestas generalizadas para reivindicar soluciones y reparto equitativo, lo que, y esto es solo una opinión personal, ya no solucionará el problema. Por tanto, habría que llevar a cabo estas exigencias futuras en el día de hoy u en la medida que cada uno pueda y el colectivo general soporte, instando, o incluso hostigando, a esos gobernantes para que tomen decisiones en pro de un sistema sostenible que beneficie a la mayoría y, concretamente a la naturaleza, base de la vida en nuestro planeta. Si alguien puede cambiar algo, es quien está en las posiciones de Gobierno, pero este se mueve por los intereses de la mayoría que le bota, por lo que buena solución a corto-medio plazo y de cara a una mitigación del problema, o incluso a un posible arreglo a largo plazo, sería apostar por quienes tomen decisiones producentes de beneficio natural y sostenimiento ecológico, castigando fuertemente a quienes, en contra, tomen decisiones que no los propicien y mucho más aún a quienes produzcan daños irreparables o difícilmente reparables a ese ecosistema tan importante en el cual se basa la subsistencia de nuestra especie y de sus generaciones futuras. Por decirlo en una sola frase, apostar por los Verde en detrimento de los imperios económicos que, igualmente en la Revolución industrial y hoy día, solo beneficia a unos pocos y sus generaciones futuras, quienes en muchos casos ya tienen, varias de ellas consecutivas, acumuladas ganancias como para vivir ostentosamente y con influencias suficientes como para que todos estos fenómenos de los que hablamos se perpetúe hasta el día del juicio final, que ellos no decidirán, sino nuestra amable, generosa y equilibrada (hasta que dejamos de cuidarla...) Madre Tierra. Apostemos por el simio que se puso de pie y por el que abrió la primera castaña, pero nunca por el que cogió el primer garrote para someter al resto a que se agachara y le abriera las castañas a él y a sus crías. ¡Ánimo, que esto entre todos los que tenemos la espalda rota, lo arreglamos para que podamos ir, de aquí en adelante, erguidos y con la cabeza bien alta!