Ni tres meses de confinamiento han servido para reducir la cantidad de CO2 que calienta el planeta. El respiro forzoso para el medio ambiente se ha notado en la contaminación, que ya está volviendo. Y uno de los grupos vulnerables es la infancia.
Hoy, quizás más que nunca, nos preocupa su salud mientras se mira de reojo el mes de septiembre en que las clases volverán a llenarse. Pero son quienes hoy tienen 5 años las personas que mejor están esquivando la COVID-19 y las que peor pronóstico planetario tienen.
Ellas atravesarán la línea de meta de 2030 estrenando mayoría de edad. Y para entonces la Tierra puede haber entrado en un punto de no retorno climático si en la década que media no hemos conseguido recortar drásticamente nuestras emisiones. En España, por encima de un 20% respecto al CO2 que lanzábamos al aire de 1990.
Estos niños y niñas son protagonistas de una pequeña revolución verde en colegios que buscan ser el centro de un cambio de costumbres, modelo y cultura. ‘Eco-legios’ cuyos profes se han sumado al movimiento Teachers for Future’.
La pandemia dejó congeladas sus iniciativas, que se retomarán si cabe con más hincapié en aspectos como la reducción del uso de plásticos, disparada por las mascarillas o guantes desechables.
También dejó en distanciamiento físico a un madroño, que plantaron en el patio antes de la primavera. Y al que le ha tocado florecer en solitario, como símbolo de una promesa que espera dar sus frutos en la generación más concienciada con el activismo ambiental.
Contamos su historia en este vídeo que nos lleva, de la mano de una pequeña reportera, al Colegio Tierno Galván de San Sebastián de los Reyes. Semanas antes de que tuvieran que pausar sus clases.
Magnífica iniciativa. Debemos implicarnos todos para dar continuidad a este proyecto.
Felicidades a los niños y a sus educadores.
Qué el nuevo curso proponga nuevas experiencias y compromiso con el medio ambiente...Magnifica labor con los niñ@s