Mario se atiborró a vitaminas para tratar su cáncer, que acabó con él a los 21 años. Ese fue el tratamiento prescrito por su pseudoterapeuta. Su caso, ocurrido en España, es recogido por el manifiesto que apunta a la directiva europea 2001/83/CE.
«No es admisible que la legislación ampare la tergiversación de la realidad científica para que miles de ciudadanos sean engañados e incluso mueran». Con esta contundencia se refieren 2.750 firmantes del manifiesto a normativas que mantienen a falsas terapias como la homeopatía dentro del paraguas del medicamento. Pese a no haber demostrado su eficacia científicamente.
«Hay que tomar medidas para frenar las pseudoterapias porque no son inocuas y producen miles de afectados», apuntan, poniendo el foco en la Unión Europea: «Debe trabajar en la dirección de crear leyes que ayuden a detener este problema».
De la homeopatía, al reiki, pasando por el biomagnetismo o la Nueva Medicina Germánica, las personas firmantes destacan que estas falsas terapias están «ganando terreno y causando víctimas», especialmente por el abandono de tratamientos convencionales de dolencias graves.
Pseudociencia en tiempos de covid
En medio del océano de sobreinformación alrededor de la pandemia, flotan rumores, consejos caseros y, directamente, falsos tratamientos para prevenir o curar los efectos del coronavirus. Eso, si no se rechaza directamente su existencia o capacidad para producir covid.
Hasta 800 muertes relacionadas con falsas terapias o bulos sobre la COVID-19
La llamada infodemia, ha causado cerca de 6.000 hospitalizaciones, según un estudio publicado por la Sociedad Estadounidense de Higiene y Medicina Tropical. Unas 800 personas han terminado falleciendo, directa o indirectamente, por haber fiado su salud a rumores o falsas terapias en medio de la pandemia.
El documento explica que Europa se enfrenta a otros problemas de salud pública muy serios. La medicalización excesiva de la población, la aparición de bacterias multirresistentes o las dificultades de financiación de los sistemas sanitarios públicos.
Son «demasiado graves como para añadir, además, la presencia de gurús, falsos médicos o incluso titulados que dicen poder curar el cáncer (u otra enfermedad) manipulando chakras, comiendo azúcar o aplicando frecuencias cuánticas», escriben en el manifiesto.
El miedo, combustible para negacionistas y pseudociencias
Como contábamos en nuestro especial Cuando todo cambió, nunca se habían publicado tantos borradores de trabajos científicos, algunos de calidad más que discutible. Nunca que habían publicado tantos artículos en revistas de impacto internacional por el ‘procedimiento acelerado’, con patinazos incluidos.
Además, nunca se habían volcado las redes sociales en temáticas de investigación de esta forma, y con el peligro del cóctel de bulos, pantallazos descontextualizados, troleos y sesgos, incluidos contra los propios científicos y, especialmente, científicas.

«No toda la información científica o con visos de serlo es fiable», explica el investigador en genética Fernando González-Candelas (Universidad de Valencia). «Desde hace años hay repositorios que anticipan la publicación de artículos con apariencia científica, pero que no ha sido evaluada adecuadamente», tal y como también explicamos aquí.
Eso da pie a malas interpretaciones o directamente, bulos con apariencia científica. Para la inmunóloga y epidemióloga Margarita del Val (CBMSO-CSIC) «hay gente que ante el miedo se refugia en los bulos. Se le ocurre que esta puede ser la solución y dispara su miedo atacando a quien pueda».
Candelas no exime de culpa a revistas de impacto internacional: «Algunos de los bulos están publicados en revistas que han acelerado este proceso».
Pandemia de bulos
Durante el primer estado de alarma, en Newtral.es, el número de solicitudes de verificación a través de nuestro servicio de WhatsApp llegó a multiplicarse por dieciséis. Mediante este sistema y otras redes sociales, se llegaron a detectar más de 200 bulos.
Al analizarlos, se pudo comprobar que la información falsa que se difundía apuntaba principalmente a las autoridades, recomendaba falsos remedios, pero también visibilizaba teorías conspiranoicas y señalaba contagios que todavía no estaban teniendo lugar o protestas y altercados descontextualizados.
Uno de los bulos con mayor recorrido ha sido el del dióxido de cloro, a través del Suplemento Mineral Milagroso, como falsa terapia contra la covid. Sin embargo, el medicamento, promocionado por un supuesto licenciado en biología molecular es ilegal e incluso peligroso para la salud.

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Falsas terapias:
Cómo nuestros padres derrotaron a la pseudociencia