El feminicidio es la forma más extrema de violencia de género: en lo que va de año, según datos oficiales, han sido asesinadas 33 mujeres por sus parejas o exparejas (y hay dos casos en investigación); además, hay contabilizados 3 menores como víctimas mortales.
Sin embargo, este problema de salud pública tiene gradaciones, como muestra la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer de 2019, publicada la semana pasada, la sexta que se realiza en España. El principal dato es contundente: el 57,3% de las mujeres de 16 años o más que residen en nuestro país ha sufrido violencia de género en alguna de sus formas —ya sea física, sexual, económica o psicológica, así como acoso sexual, y ya sea dentro del ámbito de la pareja o expareja o fuera de él—.
El estudio, de más de 300 páginas, muestra una violencia en diferentes grados e intensidades: no todas las violencias están tipificadas con la misma gravedad ni son excluyentes, ya que las mujeres que han respondido han podido sufrir diferentes formas de violencia a lo largo de su vida.
La encuesta mostraría una mayor prevalencia de la violencia entre las mujeres jóvenes: la sufren (o han sufrido) el 71,2% de las que tienen entre 16 y 24 años y el 68,3% de entre 25 y 34, frente al 42,1% de las que tienen más de 65. Sin embargo, apuntaban fuentes de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género durante la presentación de la Macroencuesta, estas cifras pueden deberse también a que las mujeres jóvenes identifican más las violencias que sufren y son más proclives a contarlas.
Violencia de género: un concepto ampliado
Fue la Macroencuesta anterior, la de 2015, la primera en hacerse eco de las violencias machistas fuera del ámbito de la pareja. La ley 1/2004 acota la violencia de género a aquella que ejerce un hombre contra una mujer con quien mantiene o ha mantenido una relación sentimental. Pero el Convenio de Estambul prevé un concepto más amplio, entendiendo que es aquella, en cualquiera de sus formas, que padecen las mujeres por el hecho de ser mujeres.
[La ley de violencia de género, a examen]
El Convenio de Estambul fue aprobado en 2011 por el Consejo de Europa y ratificado por España en 2014, y es una norma internacional que los Estados miembro deben aplicar a la hora de legislar en sus territorios.
Dicho Convenio obliga a reconocer la violencia machista que los hombres ejercen sobre las mujeres fuera del ámbito de la pareja, un compromiso que el Pacto de Estado aprobado en España en diciembre de 2017 recoge así: “Son también formas de violencia contra las mujeres la violencia física, psicológica y sexual, incluida la violación; la mutilación genital femenina; el matrimonio forzado; el acoso sexual y el acoso por razones de género; el aborto forzado y la esterilización forzada, incluso en los casos en que no exista con el agresor la relación requerida para la aplicación de la Ley Orgánica 1/2004”.
Así, la Macroencuesta de 2015 —realizada con una muestra representativa de 10.171 mujeres y que también cuenta por primera vez con mujeres a partir de los 16 años y no a partir de los 18 como en las ediciones anteriores— introduce por primera vez un apartado para la violencia física y sexual que han sufrido las mujeres por parte de hombres con los que no mantienen o mantuvieron una relación sentimental.
Acoso sexual y acoso reiterado: novedades de la Macroencuesta
La de 2019 —realizada a 9.568 mujeres de 16 años o más— mantiene este apartado y añade una novedad: contabiliza el acoso sexual y el acoso reiterado (o stalking) como formas de violencia machista. La encuesta preguntaba por “una serie de comportamientos no deseados y con una connotación sexual: miradas insistentes o lascivas, contacto físico no deseado, exhibicionismo, envío de imágenes o fotos sexualmente explícitas que hayan hecho sentirse ofendida, humillada o intimidada a la mujer”.
Así, el 40,4% de mujeres de 16 años o más residentes en España ha sufrido acoso sexual a lo largo de su vida; de ese porcentaje, el 75% afirma haberlo experimentado más de una vez.
En cuanto al acoso reiterado o stalking, la Macroencuesta lo define como “comportamientos realizados por una misma persona de forma repetida de forma que causaron miedo, ansiedad o angustia a la mujer entrevistada: llamadas telefónicas obscenas, amenazantes, molestas o silenciosas, que a la mujer la hayan seguido o espiado, que le hayan dañado intencionadamente cosas suyas o le hayan hecho propuestas inapropiadas en internet o en redes sociales”. Un 15,2% de mujeres lo han experimentado, y casi el 60% de ellas lo ha sufrido con una frecuencia semanal o diaria.
El estudio se dividiría en dos partes: las violencias por parte de una pareja o expareja (física, sexual, psicológica y económica) y las violencias fuera del ámbito de la pareja (física y sexual). A continuación, te explicamos cada una de ellas.
Violencia de género en el ámbito de la pareja o expareja
Si comparamos la Macroencuesta de 2015 con la de 2019 (no son comparables estas dos con las cuatro anteriores porque la metodología es completamente diferente), se observa que los porcentajes en las respuestas son prácticamente idénticos: solo aumentan o disminuyen de uno a otro estudio en unas décimas.
Así, si comparamos la violencia física, sexual, psicológica y económica que sufrieron las mujeres por parte de una pareja o una expareja, los resultados son muy similares de una a otra encuesta, tal y como se puede observar en el siguiente gráfico elaborado a partir de los datos de ambos documentos.
“La novedad es que no hay novedad”, señala a Newtral.es Eva Bajo, médica forense que atiende casos de violencia de género en el Instituto de Medicina Legal de Las Palmas. “Que a pesar de la potencia transformadora del movimiento feminista las cifras no hayan disminuido debería hacernos reflexionar sobre la efectividad de las medidas”, añade.
Según Bajo, podría existir “una disociación entre lo que socialmente está ocurriendo, la mayor posible concienciación, y la experiencia individual”: “Cuatro años no son suficientes para cambiar nuestra percepción respecto a la violencia, tanto por parte de las mujeres para identificarla y ser conscientes de que la sufren como por parte de los hombres de ser conscientes de que la ejercen”.
Como ejemplo, esta forense señala las cifras anuales de feminicidios: “Cada año hay entre 50 y 60 mujeres asesinadas. La cifra no varía. Sí que se observa un aumento respecto a las denuncias por malos tratos o por violencia sexual, pero es cierto que no solo se debe a que hay más, sino a que se denuncia más”.
Antònia Rayó, psicóloga forense e investigadora en la Universitat de Barcelona (UB) sobre violencia en el ámbito de la pareja, coincide con Eva Bajo en que “la violencia se sostiene”: “Muchas veces no se ven a sí mismas como víctimas aunque lo sean. Muchas mujeres no conciben que lo que sale por la tele a modo de denuncia es lo mismo que ellas viven”, señala en conversación con Newtral.es.
Según Rayó, el concepto de violencia de género como aquella violencia extrema que se da principalmente en el hogar está muy arraigado en el imaginario colectivo: “Si solo ponemos el foco en los asesinatos o en las formas más graves, se obvia el grueso de la violencia de género, que es, a menudo, mucho más sutil”. Para esta psicóloga forense, el relato principal sobre el que se fundamenta la violencia de género no pondría el acento en violencias más cotidianas e imperceptibles: “Parece que la idea que ha calado es la de ‘hasta que no me pegue la paliza de mi vida, no me puedo identificar como víctima de violencia de género’. Es ahí donde hay que trabajar”.
Esta percepción aplica, por ejemplo, a la violencia sexual dentro de la pareja. Según la forense Eva Bajo, “el concepto tradicional de violación es el del hombre que va por la calle, te mete en un portal y te viola”: “Nos cuesta concebir que una persona del entorno cercano pueda hacer eso”, añade.
De hecho, la Macroencuesta de 2019 expone que el 60% de las agresiones sexuales (concepto que aglutina no solo la violación) las cometen hombres conocidos. En el caso de las violaciones como tal, el 20% las cometen hombres desconocidos frente al 80% de conocidos, familiares o amigos de la víctima.
Tal y como señalaba a Newtral.es Antonio Andrés Pueyo, catedrático y profesor de Psicología y Criminología en la UB, “aunque las denuncias [por agresión sexual] hayan aumentado, seguimos conociendo solo entre un 18 y un 20% de los casos”.
“Hay una gran ‘cifra negra’, que es el término que se usa en criminología, porque es violencia sexual que nunca sale a la luz: no se denuncia y corresponde, sobre todo, a aquella violencia sexual donde el agresor es un conocido o un familiar. Por ejemplo, una agresión sexual en un piso de estudiantes. O en el matrimonio, que es uno de los grandes capítulos oscuros de la violencia sexual. Las agresiones que más se denuncian suelen ser porque los agresores son desconocidos o porque es de extrema gravedad y la víctima acude al hospital, que es quien alerta a la Policía”, añade el psicólogo y criminólogo.
¿Y cuáles son las formas en las que se ejercen las violencias en el ámbito de la pareja? A continuación exponemos algunos de los datos de la Macroencuesta de 2019, comparados con los de 2015 (en algunos casos, la comparativa no era posible porque los ítems eran distintos).
Violencia física
De acuerdo a la última Macroencuesta, el 11,4% de las mujeres de 16 años o más residentes en España que tienen o han tenido pareja han sufrido violencia física. En 2015, este porcentaje era del 10,7%. Las formas más prevalentes de violencia serían bofetadas, empujones y tirones de pelo, siendo la asfixia, las palizas o las amenazas con un arma las que menos se producen.
Violencia sexual
El 9,2% de mujeres de 16 o más años que tienen o han tenido pareja aseguran haber sufrido violencia sexual, un porcentaje que en la Macroencuesta de 2015 es del 8,4%. La forma más prevalente de violencia sexual es la obligar a la mujer a mantener relaciones sexuales cuando no quería, una agresión tipificada, además, como violación.
Violencia económica
Según la Macroencuesta de 2019, el 12% de mujeres de 16 años o más que tienen o han tenido pareja habrían sufrido violencia económica, un porcentaje del 11,2% en la Macroencuesta de 2015.
Violencia psicológica
La violencia psicológica sería la más prevalente de las cuatro violencias analizadas en el ámbito de la pareja o expareja. Así, de acuerdo a la última encuesta, la habrían padecido un 24,2% de las mujeres, y un 22,8% según datos de 2015. Este tipo de violencia haría referencia a insultos, humillaciones delante de otras personas o amenazas verbales con infligir daño sobre la víctima.
Rosa San Segundo, catedrática de la UC3M y directora del Instituto de Estudios de Género de esta universidad, explica a Newtral.es que “aunque sea útil diferenciar los tipos de violencia, es importante entender que se suelen dar más de una a la vez”: “No son violencias aisladas. Y el problema al que nos enfrentamos es que muchas mujeres que son víctimas de violencia física, que quizá es la más visibilizada y, por tanto, la más reconocible, lo son también de violencia sexual y, por tanto, de violencia psicológica, pero no son conscientes”.
Según el estudio de 2019, del porcentaje de mujeres que han sufrido alguna de estas violencias, solo ha denunciado (ella u otra persona o institución) el 21,7%. En el caso de 2015, el porcentaje sería del 26,8%, aunque la última Macroencuesta advierte de que estas dos cifras no serían comparables ya que no incluía a las víctimas de violencia psicológica. Si en 2019 se calcula el porcentaje de denuncia de las mujeres que han sufrido cualquiera de estas violencias por parte de una pareja o expareja, “este alcanzaría el 28,7%, idéntico al de 2015”, apunta el documento elaborado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género. “Por tanto, no hay cambios en la tasa de denuncia entre la edición de 2015 y la de 2019”, añade.
Violencia de género fuera del ámbito de la pareja o expareja
Irene de Lamo, abogada especilizada en violencia sexual e investigadora en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), explica a Newtral.es que “se ha construido la idea de que lo malo pasa fuera de casa y con un desconocido”: “Eso es algo que las cifras desmienten: la mayoría de las víctimas conocían al agresor y, según la Macroencuesta, el 44% de las mujeres aseguran que la agresión sucedió en una casa. Esta narrativa del terror sexual es buena para el patriarcado porque pretende dejar a las mujeres fuera de la esfera pública, invitándolas a quedarse en casa porque están más seguras. Y lo puedes leer incluso en clave económica: si estamos en casa, hacemos trabajo reproductivo gratis”.
Atendiendo a los resultados de ambas encuestas, el porcentaje de mujeres de 16 años o más residentes en España que han sufrido violencia física fuera del ámbito de la pareja o expareja sería del 13,4% en 2019 y del 11,6% en 2015. Además, un 8,7% la ha padecido antes de cumplir los 15 años de edad.
Según la Macroencuesta de 2019, a medida que aumenta la edad de la mujer entrevistada, disminuye el porcentaje de quienes afirman haber sufrido violencia física fuera de la pareja a lo largo de su vida. Así, las mujeres de 16 y 17 años son las que en mayor proporción afirman haber sufrido esta violencia (23,8%), seguidas de las que tienen entre 18 y 24 años (21,3%). Las mayores de 65 años constituyen el porcentaje más bajo: 7,7%. “Esto puede deberse a que, efectivamente, hayan vivido menos episodios de violencia física, a que hayan sido leves y no los recuerden por el paso del tiempo, o a que sientan más vergüenza que las mujeres jóvenes a la hora de contar este tipo de situaciones”, apunta el documento.
Respecto a la violencia sexual sufrida fuera del ámbito de la pareja o expareja, el porcentaje de mujeres de 16 años o más residentes en España sería del 6,5% en 2019 y del 7,2% en 2015. Además, según la última Macroencuesta, el 12,4% de las mujeres que han sufrido violencia sexual fuera de la pareja manifiesta que participó más de una persona (agresiones grupales).
Solo un 8% de las mujeres denuncian violencia sexual
Según los datos de la Macroencuesta de 2019, solo el 8% de las mujeres que han sufrido violencia sexual fuera del ámbito de la pareja o expareja la han denunciado en la Policía, Guardia Civil o Juzgado. Este porcentaje asciende ligeramente (11,1%) si se contabilizan las denuncias realizadas por otra persona o institución.
Los principales motivos que alegan las entrevistadas para no haber denunciado son que “tuvo poca importancia o no lo consideró violencia” (30,5%) o que “era menor” (35,4%). Pero también que no denunciaron “por vergüenza” (25,9%) o “por temor a que no la creyeran” (20,8%).