Alfonso Alonso y las turbulencias del PP vasco tras la marcha de Borja Sémper

Foto de archivo de Pablo Casado junto a Alfonso Alonso y otros cargos del PP vasco.
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La marcha del que fuera presidente del Partido Popular de Gipuzkoa y portavoz en el Parlamento vasco, Borja Sémper, pone el foco sobre una organización que atraviesa una fase de dificultad electoral y orgánica. Los sucesivos desencuentros públicos con Génova han aumentado la distancia que separa a los populares vascos de la dirección y, con ello, las complicaciones para presentar una candidatura sólida en unos comicios regionales que se presentan cada vez más cerca.

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El PP vasco defiende una formación más moderada, alejada de Vox, que incluya el respeto a las distintas personalidades dentro del propio partido y que fije la defensa de la Constitución, la sensatez y la convivencia entre españoles como sus señas de identidad. Las apelaciones a la singularidad vasca o a los “derechos históricos” topan una y otra vez con la incomprensión, cuando no el rechazo, de algunos sectores y pesos centrales del partido como la portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo.

La dimisión de Sémper, pilar elemental de la organización en Euskadi y protagonista de los últimos disentimientos con Génova, merma la fuerza de los populares vascos en el seno del partido. Y, en el horizonte, unas elecciones regionales en territorio adverso que avisan con adelantarse y que, como tarde, tendrán lugar en octubre. La grieta en la formación está abierta y sigue sin cerrarse. Avivar el tono incendiario entre miembros del partido puede echar al traste la débil presencia que aún conserva el PP en Euskadi. Y en esta tesitura se halla la que puede ser la última oportunidad para el líder regional, Alfonso Alonso.

Lo más importante

Borja Sémper anunció el 14 de enero que abandonaba la política para dedicarse a una nueva etapa en el ámbito privado como director de relaciones institucionales en una consultora. Preguntado por si los conflictos internos en el PP incitaron su salida, aseguró que “se siente cómodo” en un partido “en el que se ha respetado su libre opinión”, puesto que “le apasiona la discrepancia”, pero rechaza “el enfrentamiento gratuito, la bronca y la política de trinchera”, que representa la política actual española. “El clima político en general que hay no es el clima en el que a mí me gustaría que estuviera la política», confesó.

Hace un año, Sémper aseguró “no pintar nada en política” si el PP se veía arrastrado por Vox. “Si el populismo reaccionario nos arrastra a los demás a las trincheras, yo no pinto nada en política. No me sentiré útil. En el barro siempre gana el populista”, aseveró el aún líder del PP de Gipuzkoa en una entrevista para El País.

La dimisión de Sémper supone un revés para los populares vascos. Alonso pierde un peso pesado y su liderazgo de cara a unas cercanas elecciones autonómicas está en entredicho. La marcha del portavoz en la Cámara autonómica ha sido el cúlmen de una serie de infortunios en el PP vasco marcados por desencuentros y tensiones con la organización central. La candidatura de Alonso en Euskadi, hasta ahora indiscutida, cobra un futuro que se torna incierto.

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¿Cuál es el contexto?

La incomodidad de Alonso en el nuevo PP de Pablo Casado se ha evidenciado en varios encontronazos públicos, como el surgido cuando la Ejecutiva popular designó a Beatriz Fanjul en Bizkaia y a Iñigo Arcauz en Gipuzkoa para las elecciones del 10N. Dichos nombramientos ratificaron los del tropiezo del 28A, en los que el PP se quedó sin representación en la región por primera vez en su historia.

El cisma entre el partido en Euskadi y la dirección en Madrid se dilató de forma considerable en septiembre. Álvarez de Toledo declaró sentirse ofendida de que “un antinacionalista acérrimo como el señor Alonso” la tachase (supuestamente) de “extranjera”. Igualmente, la portavoz del PP en el Congreso calificó de “tibia” la posición de la organización en Euskadi con el nacionalismo y cuestionó su apuesta por la foralidad y su deseo de marcar un perfil propio, distinto al de Génova.

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Sus críticas fueron respondidas con dureza por dirigentes territoriales del PP vasco como Sémper. “Es doloroso, es profundamente doloroso, cuestionar nuestra trayectoria. A nosotros nos ha costado sangre, sudor y lágrimas defender la Constitución y una idea de la España plural en el País Vasco y probablemente mientras algunas caminaban cómodamente sobre mullidas moquetas nosotros nos jugábamos la vida defendiendo aquí la Constitución y la convivencia”, le replicó entonces el aún dirigente vasco. Todo ello se produjo en vísperas de una convención en Vitoria para relanzar el partido en la región.

El expresidente popular en Gipuzkoa también fue una de las pocas voces dentro del PP que desde el primer momento criticó a Vox y reivindicaba un modelo de partido “moderado” y alejado de discursos “extremistas”. Mientras el expresidente madrileño Ángel Garrido se mostraba favorable a negociar con la formación de Santiago Abascal al considerarla de “centroderecha”, Sémper manifestaba públicamente su rechazo a pactar con los ultranacionalistas. Sin embargo, la dirección de Casado advirtió de que el PP negociaría “como ha negociado en otras regiones con otros partidos” y los populares acabaron por firmar acuerdos con Vox para gobernar Andalucía, Murcia y Madrid.

En la misma línea, la ausencia de Alonso en actos relevantes del partido de Casado, como el de la Plaza de Colón en febrero del año pasado o el de España Ciudadana en Alsasua en noviembre de 2018, entre otros, ha escenificado el distinto concepto de partido que defienden uno y otro. Las candidaturas impuestas por Génova para las generales o el desplazamiento de la lista a las europeas del ex presidente del PP vasco Carlos Iturgaiz fueron un paso atrás.

¿Qué hay que tener en cuenta?

En el congreso del PP de julio de 2018, cuando se votó el sustituto de Mariano Rajoy, Alonso y Sémper, así como el grueso de la dirección del partido en Euskadi, apoyaron la candidatura de la exvicepresidenta popular Soraya Saénz de Santamaría, que resultó derrotada por el actual líder del partido, Pablo Casado.

Los próximos comicios regionales aún no tienen una fecha fijada en el calendario, pero cada vez cobra más peso la teoría de que podrían adelantarse. Los populares trabajan con la hipótesis de mayo como fecha probable de las autonómicas, según fuentes del partido consultadas por El Independiente. A más tardar, se celebrarán en octubre, en coincidencia con las gallegas. Todo dependerá en última instancia de la voluntad del lehendakari, Iñigo Urkullu.

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Las últimas elecciones autonómicas en Euskadi tuvieron lugar el 25 de septiembre de 2016. El PP vasco, a cuya recuperación llamó Rajoy a Alonso en octubre de 2015, obtuvo el 17,5% de votos (107,771 menos que en 2012) y pasó de 10 escaños a 9. En los comicios municipales del 26 de mayo de 2019, los populares solo lograron los gobiernos de dos pequeños municipios alaveses de menos de 250 habitantes –Mañueta y Navaridas–. Y en las generales del 10N, el PP obtuvo un diputado por Bizkaia por muy escaso margen y recuperó la representación vasca en el Congreso, que perdió el 28A.

#Fact

Las turbulencias actuales en el PP vasco contrastan con la época en la que los populares llegaron a ser la segunda fuerza política en Euskadi. En 2001, con Jaime Mayor Oreja, consiguieron 326,933 votos (29,9%) y 19 escaños, seis por encima del PSOE de Nicolás Redondo Terreros y 14 por detrás del PNV de Juan José Ibarretxe. Fueron los mejores resultados autonómicos del PP vasco en su historia.

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  • Si todos los concejales del PP en Gipuzkoa decidiesen mantener una reunión, podrían hacerlo en la sala de cualquier vivienda. Si se apretasen, incluso entrarían en el baño: no hace falta demasiado espacio para juntar a los cuatro ediles conservadores que hay en esta provincia de Euskadi. El reto que les espera es realmente trascendental: si no logran revertir la dramática tendencia, en muy pocos años podrían, literalmente, desaparecer de las instituciones. Cuando en la sede de la calle Génova revisan estadísticas, Gipuzkoa está siempre allí, en el último sitio de la lista. Por ejemplo, no hay lugar de España donde se registre un número más bajo de representantes municipales. Alcanza los dedos de una mano para contar las localidades en la que cuentan con concejales: Donostia (tres), Irún (uno), no busque más. En el resto del mapa de Gipuzkoa –que cuenta con un total de 88 municipios no hay quien represente al partido.