Hace más de 10 años, Javier Juste, uno de los mayores investigadores en España y África de murciélagos, puso en marcha un equipo centrado en coronavirus. «Encontramos 12 tipos de coronavirus de murciélagos en la Península Ibérica. Casi nadie hizo caso al estudio entonces», relata a Newtral.es desde Sevilla, donde trabaja en la Estación Biológica Doñana (CSIC).
No estaban buscando entonces la próxima pandemia. Como tampoco cree que haya que buscar el origen inmediato de esta en los murciélagos. Su mala fama, asociada a los vampiros y la rabia, se ha sumado a la mala suerte ser hospedador de un virus ancestral al SARS-CoV-2. No el mismo.
El pasado marzo, centenares de murciélagos se salvaron por poco de terminar achicharrados en Perú, cuando una población decidió prender fuego a sus colonias, ante el temor de que transmitiesen el virus. Igual suerte corren en Indonesia, con «gaseos selectivos», según recuerda Juste.
Nada apunta a que sea un murciélago ni el origen de la pandemia ni siquiera reservorios del SARS-CoV-2 que padecemos ahora humanos.
Nada apunta a que sea un murciélago, ni el origen de la pandemia ni siquiera el reservorio actual del nuevo coronavirus. Olvidemos esa sopa estrafalaria que circuló de whatsapp en whatsapp allá por enero.
Entre otras cosas porque, como comentaba aquí a Newtral.es la viróloga molecular Nerea Irigoyen, «el coronavirus de murciélago más parecido a este, en términos evolutivos, se separó hace 50 o 70 años».
«Sí es seguro que el SARS-CoV-2 proviene de un animal, pero todavía no se ha detectado en ninguno», añaden dos colegas de Juste: Antonio Figueras (IIM-CSIC) y Juan E. Echevarría (CNM-ISCIII) que publicaron en mayo una exculpatoria correspondencia para los murciélagos, en The Conversation.
El virus más parecido al genoma del SARS-CoV-2 es el del RaTG13, aislado de un tipo de murciélago de herradura (Rhinolophus affinis). Comparten el 96,2 % de sus genomas, es decir, ancestro. Sin embargo, aun siendo parecidos, muestran más de 1.200 diferencias en las letras de su código fuente. Se parecen lo que una pera a un limón.
«Lo interesante es ver qué ha pasado en esos más de 50 años de distancia», apostilla Juste, que cree que es importante la investigación que ahora arranca la OMS sobre el terreno.
Seguramente nos ha pegado el virus un animal más cercano. Adaptarse a nosotros lleva tiempo y muchos intentos. Sólo se puede con muchas oportunidades de contacto.
Javier Juste, EBD-CSICPublicidad
No obstante, y con permiso del pangolín, la honra del murciélago ha quedado manchada. Sobrevuela el temor a este mamífero que, en latitudes españolas, no tiene nada que ver con el affinis que es reservorio de coronavirus primos del SARS-CoV-2.
[Actualización 30 de julio] Un trabajo publicado en Nature de un equipo internacional ha intentado reconstruir el árbol genealógico del SARS-CoV-2 con más precisión.
Uniendo estos nuevos resultados a lo ya conocido, Maciej F. Boni, de la Universidad del Estado de Pensilvania (EE UU), explica a Mónica G. Salomone en Sinc que el escenario más probable es que virus de una población de murciélagos de la provincia de Yunnan, en el sureste de China, “de donde proceden los virus con parentesco más próximo” al SARS-CoV-2, saltara directamente a humanos.
Sobre cuándo se produjo el salto a humanos, Boni remite a genomas virales ya publicados, que apunta a noviembre de 2019 como fecha más probable. Y nada que ver con cualquier intención humana. Como explica la doctora Irigoyen, este virus está lejos de ser perfecto –algo que se hubiera perseguido por la vía artificial–.
Boni, por su parte, apunta que «si el virus hubiera escapado de un entorno de laboratorio, los primeros individuos afectados habrían sido los empleados del centro y sus familias. No vimos esto en los 44 casos originales de finales de diciembre de 2019″.
Puede pasar con otros coronavirus de murciélago… y otras especies
Un análisis genético de cientos de nuevos coronavirus encontrados en murciélagos de China nos da idea de que hay “alto potencial de transmisión entre especies”. Pero si los murciélagos se llevan la peor fama es por pura cuestión estadística. Son muchos, variados y vuelan. Primates no humanos y roedores son los otros grandes reservorios de virus con potencial zoonótico claro (posibilidad de saltar a humanos).
¿Quién nos ha pegado el virus? «Seguramente un animal más próximo a nosotros», cree Juste. Este nuevo SARS ha dado pasos muy rápido que sólo se pueden producir en determinadas situaciones. «Adaptarse a una nueva célula desde otro animal es difícil, es como conquistar un nuevo mundo. Sólo se puede cuando hay muchas posibilidad de contacto, ensayo y error».
Las zoonosis se aceleran cuando presionamos a ecosistemas propios de reservorios de virus, parásitos, hongos y bacterias, como explica aquí el biólogo y responsable de Bosques de Greenpeace Miguel Ángel Soto:
Un aliado contra las epidemias
En España se da una treintena de especies de murciélagos, según la Sociedad Española para la Conservación y el Estudio de los Murciélagos (SECEMU). Comen insectos.
«Una colonia típica de 100 ejemplares como los que tenemos en España se come medio kilo de mosquitos cada noche», precisa Juste. «Acabar con los murciélagos tendría un impacto brutal sobre el control de plagas, por ejemplo».
Un equipo del Museu de Ciències Naturals de Granollers trabaja desde hace años en los arrozales del Delta del Ebro. Allí han podido evaluar el papel de los murciélagos en el control de plagas qu afectan al arroz. Han colocado casas-nido junto a los cultivos. Acaban de publicar los exitosos resultados y la idea ha empezado a aplicarse en arrozales de Asia.
Si en nuestras latitudes los murciélagos son claves en el control de plagas de arroz o viñedos (gusanos que se convierten en mariposas comestibles para estos mamíferos voladores), en las zonas tropicales pueden salvar vidas.
«La relación en más clara en África con murciélagos frugívoros e insectívoros. Para el control de la malaria. Los mosquitos Anofeles (transmisores del parásito) están controlados por distintas especies de murciélagos», precisa Juste, que ha pasado temporadas en el continente y donde su equipo descubrió una nueva especie.
«Pueden ser unos aliados enormes. También aquí, con lo que está pasando aquí con el mosquito tigre (Aedes) o de cara al virus zika». Comen tantos mosquitos que, tras dos horas de vuelo, tienen que parar a descansar del atracón que se pueden llegar a pegar. «La eficacia en su caza es muy superior a la de tigres o leones, que apenas llega al 20% o 30%».
¿Por qué tienen tantos virus y no enferman?
Los murciélagos pueden darnos alguna lección a los humanos sobre cómo convivir con virus. Como otras especies (cerdos, gallinas o patos), sus órganos son verdaderos laboratorios víricos. Cocteleras recombinantes y silenciosas. Porque un murciélago no suele enfermar. Al menos, de coronavirus.

Según los investigadores de la Universidad de Rochester (EE.UU.), la longevidad y la capacidad de los murciélagos para tolerar virus pueden deberse a su capacidad para controlar la inflamación, que es un sello distintivo de la enfermedad y el envejecimiento.
En un artículo de esta semana en Cell Metabolism, describen los mecanismos que pueden dar pistas para desarrollar nuevos tratamientos para enfermedades en humanos.
Historia de un confinamiento de científicos
La investigación surgió una pareja de investigadores, Vera Gorbunova y Andrei Seluanov, estaban viajando por Singapur en marzo. Cuando el virus comenzó a extenderse fueron puestos en cuarentena en la casa de su colega Brian Kennedy, director del Centro para el Envejecimiento Saludable de la Universidad Nacional de Singapur.

Como si del confinamiento a cuatro de Mary Shelley se tratase (y de donde nació Frankenstein), los tres científicos comenzaron a hablar de murciélagos. ¿Por qué un animal tan pequeño vive tanto, cuando suele ser al revés en la naturaleza?
Muchas especies de murciélagos tienen una esperanza de vida de 30 a 40 años. «Estar en cuarentena nos dio tiempo para discutirlo y nos dimos cuenta de que los murciélagos pueden proporcionar pistas sobre las terapias humanas utilizadas para combatir enfermedades», explica –ya desde EE.UU.– la doctora Gorbunova. Nadie había investigado esto antes en profundidad.
En COVID-19 grave, hay pacientes que desencadenan una sobrerreacción de sus defensas. Empiezan a atacar a algo más que el virus y destrozan los tejidos. Terminan por morir de un síndrome inflamatorio generalizado.
No es así con los murciélagos. Ellos reducen la replicación viral y también amortiguan la respuesta inmune a un virus. El resultado es un equilibrio beneficioso: sus sistemas inmunes controlan los virus pero, al mismo tiempo, no generan una fuerte respuesta inflamatoria.
La clave está en su vuelo
¿Qué hace únicos a los murciélagos? «Vuelan», sentencia Juste, en la línea del equipo de Gorbunova. «Ellos son unos mamíferos outsiders«, precisa el investigador español. Su aleteo acelera su corazón hasta las 600 pulsaciones por segundo. Esa aceleración también pone a raya a los radicales libres, implicados en procesos inflamatorios.
Se incrementa su metabolismo y su temperatura corporal. «Es como si tuvieran algo de fiebre mientras vuelan». Y la fiebre sirve para controlar la replicación de virus.
El equipo estadounidense también destaca otro factor: «puede que se contagien mucho entre sí». Su promiscua vida social. Muchas especies de murciélagos viven en colonias grandes y densas, y se cuelgan juntas en techos de cuevas o en árboles. Esas condiciones son ideales para transmitir virus y otros patógenos.
«Los murciélagos están constantemente expuestos a virus», añade Seluanov. «Siempre están volando y trayendo algo nuevo a la cueva o al nido, y transfieren el virus porque viven muy cerca el uno del otro». Una práctica, por cierto, contraindicada en plena pandemia humana. Recordemos: quien ha apostados por la inmunidad de grupo natural ha disparados sus cifras de muertos.
Juste cree que esto no explica por qué las especies menos sociales tampoco tienen mayores problemas con los virus. «En una colonia de 1.000, si ves uno positivo en teoría deberían estar contagiados casi todos en unos días. Pero no. Debe de haber algo que les ayuda mucho para establecer barreras».
Entretanto, y mientras se dirimen los últimos misterios, el murciélago (bueno, las 1.200 especies de murciélagos) recupera su honor en África a base de banquetes de insectos y flores, polinizando árboles y expandiendo las selvas. Bosques y ecosistemas de donde nunca deberían salir los virus a los que llamamos a filas al toque de motosierra.
SI EL AGUA PARA LLEGAR A LA EBULLICION ALCANZA 100-(110 ºC x 9 / 5)+ 32 =212 ºF) y todo elemento patogeno muere a los 70 ºC ¿Como puede proceder el coranavirus covi-D 19 de una sopa de murcielago, ¿ No llega al hervido? Me estraña,los chinos cocinan muy caliente
Antes de escribir chorradas, sería interesante que primero leyeras el artículo.
El que responde eres chino verdad