Un millón de Aracelis: las personas que ya se han vacunado contra el COVID-19

Araceli Hidalgo recibe la segunda dosis de la vacuna | Imagen: Gobierno de Castilla-La Mancha
Tiempo de lectura: 12 min

La noche antes de vacunarse, Hortensia apenas durmió. Con una impaciencia propia de la infancia, esta administrativa del Hospital 12 de Octubre (Madrid) se despertó antes de tiempo para vestirse, desayunar y acudir a su puesto de trabajo. Como cada día. Solo que no era como cada día. El lunes 18 de enero, Hortensia Camacho, de 54 años, recibía la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer; y el 8 de febrero recibirá su segunda dosis. Siete días después, si todo va según lo previsto, será inmune. 

Publicidad

“La verdad es que no había pensado en que en menos de un mes seré inmune. Cuando dije que sí a la vacuna solo pensaba en qué podía hacer yo para que esto acabe. Es decir, no pienso en que yo no voy a contagiarme de COVID-19, sino en ayudar entre todos a que nadie más muera”, cuenta Hortensia a Newtral.es.

Hortensia Camacho, administrativa del Hospital 12 de octubre, siendo vacunada | Foto: cedida por ella

Las residencias de mayores

Hortensia es una del más de un millón de personas que ya han recibido al menos una dosis desde que se inició la campaña de vacunación el pasado 27 de diciembre, con Araceli Hidalgo, de 96 años, poniendo rostro a ese tramo de la población que parece haber quedado reducido al hecho común de que son tercera edad y grupo vulnerable. Simbolizando, también, el rostro de la resistencia tras llevar meses aguardando en residencias a que el temporal amaine. Como dice Juana Lladó, de 91 años: “Los 92 los cumpliré siendo inmune”.

Juana, que vive en una residencia de mayores en Mallorca, dice que “es importante vacunarse”: “No me gusta mucho que me pinchen, pero ni me di cuenta”. También cuenta a Newtral.es que lleva tiempo sin poder ver a sus familiares: “No podemos salir ni afuera, solo hablo con quienes nos acomodan, las niñas que nos duchan”. La semana que viene le administrarán la segunda dosis: “Si me va tan bien como la primera, ya estoy conforme”, dice. 

Juana Lladó recibiendo su primera dosis en una residencia de mayores de Mallorca | Foto: cedida por su nieto Miquel
Publicidad

En una residencia mallorquina trabaja Alicia Destard, de 24 años, como técnica en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE), donde atiende a personas que padecen alzheimer. Fue una de las primeras españolas en vacunarse, el pasado 27 de diciembre, recibiendo la segunda dosis el domingo 17 de enero. Ha pasado casi un año desde que estalló la pandemia, y en estos meses Alicia relata el riesgo de trabajar en primera línea: “Al principio teníamos poquísimos equipos de protección. La mascarilla la usábamos durante cinco días seguidos, así que la lavábamos con lejía y las dejábamos secar. Para el cuerpo usábamos bolsas de plástico”, cuenta a Newtral.es.

Si bien reconoce que no quería vacunarse tan pronto, ahora considera que “es la mejor opción para controlar esta situación”: “Además, hay que dar ejemplo”, afirma.

Alicia Destard, auxiliar de enfermería en una residencia de mayores de Mallorca, recibe su primera dosis | Foto: cedida por ella

Aurita Labrador y Paca Montero, de 92 y 82 años respectivamente, viven en una residencia de mayores de Almaraz, en Cáceres (Extremadura), donde la incidencia acumulada a 14 días se ha situado en los últimos días como la más alta de España (1.400 casos por cada 100.000 habitantes). Ambas recibieron la primera dosis de Pfizer el 5 de enero. “No me puse nerviosa, estaba tranquila”, dice Aurita a Newtral.es. “Estoy aquí y me tienen que hacer lo que sea necesario para estar bien. Hoy es una vacuna y mañana puede ser una pastilla”, añade. 

Paca, por su parte, cuenta que estaba “deseando” vacunarse: “Ya el año pasado en la tele yo escuché a un señor que decía que estaban preparando vacunas, pero que iban a tardar. Luego oí que igual llegaban en febrero y yo pensaba: ‘Ay, dios mío, ¡hasta febrero…!’. Pero al llegar antes de febrero, me puse tan contenta”, explica a Newtral.es.

Publicidad

Dice Paca que en sus 82 años de existencia, “esto es lo peor” que ha vivido: “He nacido en la guerra, he vivido la posguerra y el paludismo. Pero no sé, esto lo veo peor, como si no hubiese solución. Supongo porque cuando viví todo aquello era una niña y de niña te das menos cuenta de las cosas”.

Ámbito sanitario 

Alicia Losada, médica de 33 años, relata su experiencia individual tras ser vacunada como algo colectivo: “En las fotos salimos solas pero en realidad estamos todas juntas en ese mismo sitio y en ese momento justo”, escribía en su cuenta de Twitter.

En conversación con Newtral.es, esta sanitaria de urgencias extrahospitalarias en Santiago de Compostela, que recibió su primera dosis el 13 de enero, explica que “la vacuna es ver de verdad la luz al final del túnel”: “Para mí ha sido liberador, algo positivo, es la esperanza que no había estos meses”, dice, aunque reconoce que “hasta que llegue a toda la población queda mucho”: “Está lo bonito de ver por fin que hay gente que ya tiene las dos dosis, y lo malo de que seguimos viendo que otra mucha gente se muere de esto”.

Para Alicia, la vacuna podría revertir la dinámica sanitaria implementada estos meses y recuperar una atención al paciente sin que este tenga miedo de contagiarse si acude al centro de salud o al hospital: “Nos hemos encontrado gente que por por puro miedo ha dejado de acudir a consulta dejando de lado sus patologías crónicas. Gente que estaba infartando a la que tenías que insistirle para que fuera a un hospital”. 

Alicia Losada, médica en un centro de salud de Santiago de Compostela, recibe su primera dosis | Foto: cedida por ella
Publicidad

Gabriela Abelenda, de 32 años y médica de infecciosas en el Hospital de Bellvitge (Barcelona), recibió su primera dosis el 5 de enero. No se hizo foto mientras la vacunaban, pero se acordó de Katalin Karikó: “Su trabajo ha sido muy importante para que se desarrolle esta vacuna, como el de tantas mujeres científicas, muchas veces todavía invisibilizadas y muy precarias”.

Gabriela piensa en cómo el COVID-19 ha tenido impacto en la cuestión de género, afectando a “limpiadoras, trabajadoras domésticas y enfermeras que ya están recibiendo la vacuna o pronto la tendrán”. Para esta médica de infecciosas, la vacuna simboliza la prevención: “Yo sé que ver a alguien saliendo de la UCI, tras sobrevivir al COVID-19, es una imagen muy poderosa. Pero la vacuna, aunque no vaya a hacer desaparecer la enfermedad, probablemente la mitigue. La vacuna es la imagen anterior a la de la UCI, la de la esperanza”.

Unos días después de recibir la primera dosis, Gabriela dio positivo por COVID-19: “Esto no me ha desanimado respecto a la vacuna. Era algo que podía pasar, ya que he pasado unas navidades trabajando mucho. Lo que sí pone de manifiesto es la importancia de que hay que seguir manteniendo medidas de higiene y seguridad en el espacio de vacunación”, apunta.

[El 76% del personal sanitario contagiado por COVID-19 son mujeres]

Asturias es una de las cinco comunidades que más dosis ha administrado por el momento. Desde un centro de salud de allí, el de Lugo de Llanera, Marián Busto, una enfermera de 57 años, explica a Newtral.es que “hay que confiar en la ciencia”. Marián se vacunó la semana pasada: “Estaba muy emocionada. Y me sentía también afortunada por ser una de las primeras personas en España en vacunarse. Es importante que la gente vea que las sanitarias nos vacunamos para que confíen”.

Marián Busto, enfermera en el centro de salud Lugo de Llanera (Asturias), recibe su primera dosis | Foto: cedida por ella

También María del Mar (prefiere omitir su apellido) es enfermera hospitalaria. Se ha vacunado, como también lo ha hecho su abuela Leonor, quien en los próximos días cumplirá 101 años. “No quería vacunarse porque en su momento conoció a gente que murió por la penicilina, pero hablé con ella y conseguí convencerla”, cuenta María del Mar a Newtral.es. “No la abrazo desde que cumplió los 100. Solo la vi en agosto a través de la ventana de la residencia. La vacuna para mí supone un alivio porque necesito sentir que podemos frenar esto”, añade. 

José Luis Rubio, de 41 años, es celador en el Hospital Universitario de Móstoles (Madrid) donde critica que al principio su categoría profesional fue considerada de bajo riesgo: “Lo hemos peleado mucho de manera interna, hasta que en octubre conseguimos que se reconociese que los celadores también éramos personal de riesgo. Nosotros somos de los primeros en recibir a los pacientes, cogerles… Da la sensación de que no conocen nuestro trabajo”, apunta en conversación con Newtral.es.

Él, como personal sanitario, también ha sido vacunado con la primera dosis; el próximo 4 de febrero recibirá la segunda. “Y el 11 seré inmune, espero”, dice. 

José Luis Rubio, celador en el Hospital Universitario de Móstoles, siendo vacunado | Foto: cedida por él

También personal de limpieza y cocina

No solo médicas, enfermeras, auxiliares y celadores conformarían el ámbito sociosanitario, también trabajadoras administrativas, de limpieza y de cocina. En febrero, Elvira Núñez cumplirá 60 años y recibirá su segunda dosis de la vacuna. Esta limpiadora del Hospital Provincial de Castellón considera que en su centro las trabajadoras del servicio de limpieza han estado “protegidas”: “Los médicos salvan vidas, pero las limpiadoras también somos muy importantes. Si no desinfectamos, qué. También nos hemos dejado la piel limpiando habitaciones con enfermos de COVID-19”, cuenta a Newtral.es.

Reconoce que al principio “tenía miedo de la vacuna, estaba muy indecisa”: “Mi hija es matrona y me convenció de que era lo correcto. También entre las propias compañeras nos hemos animado a hacerlo. Pienso, además, que poder vacunarse es un privilegio”, añade.

Elvira Núñez, limpiadora en el Hospital Provincial de Castellón, también fue vacunada | Foto: cedida por ella

Sebastián Matilla, de 49 años, es jefe de cocina en una residencia de mayores en Armilla (Granada). Recibió su primera dosis el 29 de diciembre, y la segunda, el pasado 18 de enero: “Cuando se lo conté a mi madre lloré un poco. Ella estaba emocionada. Es muy mayor y me decía: ‘Ya mismo me puedes dar un beso’”.

Sebastián cuenta a Newtral.es que afrontar la situación durante los meses más duros de la pandemia fue “complicado”: “Yo siempre me ponía en lo peor y hacía pedidos de comida muy grandes, como para tres semanas. Al final yo tengo 200 criaturas que tienen que comer, no les puedo poner arroz blanco cada día”. 

En su caso, tuvo claro desde el principio que quería vacunarse: “Mi pareja es población de riesgo y mis padres también porque son muy mayores. Solo pienso en que esta es la única opción de que esto se acabe o, al menos, se suavice mucho”.

Sebastián Matilla, cocinero en una residencia de mayores de Armilla (Granada), siendo vacunado | Foto: cedida por él

Quienes administran las vacunas

El plan de vacunación no solo lo protagonizan los vacunados, sino también quienes administran las vacunas. Como Luis Fernández, un médico de 30 años residente en Tenerife. “Me ofrecí para vacunar cuando se me acababa el contrato. Como soy médico parece que no pueda hacer cosas de enfermería, pero pensé que podía ser útil”, explica a Newtral.es.

Además de haber recibido también la vacuna, desde el lunes 18 de enero forma parte de un equipo fijo de vacunación: “Me dieron una formación sobre los diferentes métodos de conservación, cómo administrar la vacuna, la importancia de que todo esté muy higienizado… Y desde entonces estoy vacunando”.

Dice que la mayoría se hace una foto en el momento del pinchazo: “Es totalmente entendible. La gente tiene muchas esperanzas en el tratamiento y también esto se vive como un momento histórico”. 

Marta Jiménez, de 26 años, es enfermera en una residencia de mayores de la Comunidad de Madrid, donde coordina la vacunación a residentes y trabajadores: “Sentía que tenía mucha responsabilidad, quieres que todo salga bien. Por suerte, así ha sido”, apunta en conversación con Newtral.es.

Dice que muchos de los ancianos a los que está vacunando en el centro “están contentos e ilusionados”: “Todo esto ha sido muy traumático para ellos. Han vivido una pandemia como los demás, pero aislados y sin poder recibir visitas. Parecía que esto no tenía fin, pero la vacuna podría servir para eso”.

0 Comentarios

Ya no se pueden publicar comentarios en este artículo.