El mundo dilapida el respiro de CO2 que implicaron los confinamientos

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Entre marzo y abril, con caídas en la movilidad global de entre el 50% y el 70%, las emisiones diarias de CO2 descendieron un 17% de media. Un respiro impuesto por los confinamientos y que se notaron, sobre todo, en los transportes por carretera y marítimos. Medio año después, volvemos a emitir casi el mismo carbono que antes.

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En un nuevo informe publicado este miércoles, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de Naciones Unidas señala que las concentraciones de CO2 y metano en la atmósfera registran niveles sin precedentes y no dejan de aumentar, mientras que todo apunta a que el período 2016-2020 será el quinquenio más cálido jamás registrado.

«Ha sido un año sin precedentes para las personas y para el planeta –según ha apuntado el secretario general de la ONU, António Guterres– La pandemia de COVID-19 ha trastocado vidas en todo el mundo. Al mismo tiempo, el calentamiento de nuestro planeta y la alteración del clima han continuado a un ritmo acelerado».

«Este informe evidencia que, aunque muchos aspectos de nuestras vidas se han visto alterados en 2020, «el cambio climático avanza implacable», ha añadido el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.

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A principios de junio, las emisiones diarias de CO2 de origen humano volvieron a situarse cerca de los niveles de 2019. En ese momento, la reducción era ya de apenas del 5%, según los cálculos de la organización Global Carbon Project

De un recorte del 17% hasta mayo a un 4% anual

Según el estudio, que recopila datos de varias agencias internacionales, se espera que en 2020 las emisiones globales de CO2 disminuyan entre un 4% y un 7% como consecuencia de las medidas de confinamiento impuestas para combatir el coronavirus.

Vuelos confinados | M. Viciosa

Nunca se había dado semejante caída en los vuelos, pero apenas se notó en el recorte de CO2 diario

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En los últimos años, las emisiones habían subido tanto que la caída sin precedentes vivida en abril apenas situó las emisiones en cifras similares a las de 2006. En 2019, se alcanzó un nuevo récord de 36,7 gigatoneladas (Gt) de CO2 emitidas, lo que supone un 62% más que las registradas cuando empezaron las negociaciones sobre el cambio climático en 1990.

El estudio confirma nuevamente que los actuales niveles de emisiones “no son compatibles” con las trayectorias que deberían seguir para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, el gran pacto sellado en 2016 para mantener el alza de las temperaturas este siglo por debajo de 2ºC con respecto a los niveles preindustriales.

Según la OMM, la reducción de las emisiones en 2020 tendrá un efecto muy limitado en la tasa de incremento de sus concentraciones atmosféricas de CO2, dado que estas son el resultado de las emisiones actuales y pasadas y del período de vida sumamente prolongado de ese gas.

Este miércoles rondaban las 411 partes por millón (409 ppm el año pasado), medidas en el observatorio de Mauna Loa. Algo esperable, en la línea de los récords ya alcanzados el año pasado. Para que se note a largo plazo tiene que haber una reducción de varios años o décadas, explicaba aquí a Newtral.es la física meteoróloga Mar Gómez.

Ojo al transporte y la construcción del futuro

Otro informe, el de Perspectivas de Tecnología Energética de 2020 de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), demanda una transición de energías limpias. Pero si se limita al sector energético, supondría sólo un tercio de ese objetivo de cero emisiones.

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El informe analiza más de 800 opciones tecnológicas para evaluar lo que tendría que pasar para alcanzar el objetivo de cero emisiones en 2070 preservando un sistema energético resiliente y seguro.

Para completar los dos tercios restantes habrá que «prestar mucha más atención al transporte, la industria y la construcción, que hoy suponen el 55% de las emisiones de dióxido de carbono del sector energético».

«Pese a las dificultades causadas por la crisis de la COVID-19, algunos de los últimos avances nos dan motivos para aumentar el optimismo sobre la capacidad mundial de acelerar la transición de energía limpia y alcanzar los objetivos energéticos y climáticos», destacó en un comunicado el director ejecutivo de la IEA, Fatih Birol.

Las concentraciones de CO2 y metano, las que ya están ahí y se acumulan en la atmósfera, no han dado señales de tocar techo. Han seguido aumentando hasta alcanzar nuevos registros sin precedentes, según el informe de la OMM.

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vacuna oxfordCO2, el aire que exhalamos y que está recalentando el planeta

No serán futuros confinamientos los que nos saque de esta. Para estabilizar el cambio climático, las emisiones deben reducirse de forma sostenida hasta lograr que las emisiones netas sean equivalentes a cero, según este trabajo.

España: Bajaron los contaminantes directos de coches. Subió el ozono

Más allá de las emisiones de CO2, gas de efecto invernadero pero no tóxico al respirarse cotidianamente, los contaminantes de vehículos en ciudades se desplomaron, tal y como contamos a partir de un seguimiento por satélite de Lobelia Earth.

Ahora, un nuevo estudio revela que del 14 de marzo al 12 de abril se redujo la polución pero aumentó el nivel de gas ozono (O3), de forma significativa en ciudades como València y Barcelona, mientras que los niveles de monóxido de carbono (CO) no variaron.

El perjudicial ozono troposférico (no el de la estratosfera) no es un contaminante primario. Es decir, procede de otros que sí salen directamente de tubos de escape o chimeneas, tales como los óxidos de nitrógeno o azufre, que se ‘rompen’ con el calor y la radiación ultravioleta.

No obstante, el periodo de cuarentena estricta contribuyó a una reducción significativa de los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2) y PM10 (pequeñas partículas sólidas o líquidas de polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento o polen, dispersas en la atmósfera), añade el estudio.

La investigación, realizada por el profesor de Biotecnología de la Universidad Católica de Valencia (UCV) Ángel Serrano, en colaboración con el técnico de la Oficina Estadística del Ayuntamiento de Valencia, Álvaro Briz, y Carolina Belenguer, de la Universitat de València (UV), ha sido publicado en la revista científica internacional Journal of Environmental Sciences (Elsevier), informa la UCV.

El estudio muestra además que durante el confinamiento español se produjeron reducciones significativas en los niveles atmosféricos de NO2 en todas las ciudades analizadas, excepto en Santander, y los niveles de CO, SO2 y PM10 también se vieron disminuidos en algunas de ellas, informa Efe.

Sin embargo, en la mayoría de las ciudades españolas que se han tenido en cuenta en el estudio se detectó una tendencia al alza en los niveles de polución de O3 con aumentos estadísticamente significativos en las ciudades de Barcelona y València durante el confinamiento.

La posible influencia de factores atmosféricos como la temperatura, las precipitaciones, el viento, las horas de sol o las presiones mínimas y máximas en los niveles de polución también han sido consideradas en la investigación, han indicado las mismas fuentes.