16.495 parejas decidieron divorciarse, separarse o anular su matrimonio entre abril, mayo y junio, los meses en los que se prorrogó el estado de alarma (hasta el 21 de junio) y en los que, en parte, España estuvo confinada. Es el último dato del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que publica las cifras trimestrales de disoluciones matrimoniales.
Así, el impacto de la crisis sanitaria causada por el COVID-19 “también se ha hecho notar en las demandas de disolución matrimonial”, apunta el comunicado emitido por el CGPJ, el trimestre “más afectado por la declaración del estado de alarma y la consiguiente paralización de la actividad judicial”. Si comparamos el segundo trimestre de 2020 con el mismo periodo del año anterior, cuando hubo 28.501 demandas, la disminución es del 42,1%.
¿Cuál es la evolución interanual?
Atendiendo a los datos, las rupturas matrimoniales también habrían descendido en un 31,3% si comparamos el primer trimestre de 2020 con el segundo de este mismo año. Sin embargo, si enfrentamos los datos de los dos primeros trimestres de 2019, el descenso es tan solo del 3,3%. Y si comparamos el primer trimestre de 2020 con el primero de 2019, el descenso es del 18,5%: es decir, que ya antes del estado de alarma se había producido una disminución respecto al mismo periodo del año anterior.
Comparando los segundos trimestres de las últimas dos décadas (2000-2020), se observa que la de este segundo trimestre es la caída más significativa en 20 años. Según el CGPJ, “la desescalada escalonada en la administración de justicia, la necesidad de adoptar medidas de seguridad e higiene en los juzgados y la persistencia de la incidencia de la pandemia” serían las principales razones que podrían explicar la diferencia. El CGPJ advierte de que “es imposible extraer conclusiones de los datos que se presentan” y aconseja “tomar con cautela las variaciones interanuales”.
Las demandas por disolución matrimonial podrían dividirse en tres categorías: divorcios (consensuados o no consensuados), separaciones (consensuados o no consensuados) y nulidades, siendo la primera (divorcios) la más prevalente, ya que, como explica Escarlata Gutiérrez, fiscal de la Sección Territorial de Manzanares (Ciudad Real), “ya casi nadie se separa o pide la nulidad”: “Con el divorcio se disuelve el matrimonio y con la separación no, es decir, todavía subsiste el vínculo matrimonial. Antes no te podías divorciar si no habían unas causas, pero desde que se eliminaron esas causas, la gente, de forma mayoritaria, se divorcia. Es muy raro que alguien se separe, ya que es casi el mismo procedimiento y los efectos son menores”, explica Gutiérrez en conversación con Newtral.es.
Tanto en divorcios como en separaciones, la caída respecto al segundo trimestre de 2019 ha sido superior al 40% (entre el 41 y el 46%, en función de si eran demandas consensuadas o no). La reducción de las nulidades, sin embargo, ha sido del 20,8%.
¿A qué se debe la caída?
La fiscal Escarlata Gutiérrez explica que “no fue hasta principios de junio cuando se reanudó la actividad judicial”: “Quienes tuviesen procedimientos ya en trámite seguirían con ellos, pero la gente que estuviese pensándoselo seguramente ha decidido esperar: no vas a pagar a un abogado cuando ni siquiera se podían presentar escritos”. Según Gutiérrez, de haber un aumento de las demandas de divorcio, “se tendrá que notar en la siguiente estadística”.
Óscar Martínez, vocal de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), señala a Newtral.es que “hubo una paralización judicial”: “Esos meses no se han presentado demandas pero no porque no hubiese intención de divorciarse, sino porque los juzgados no estaban funcionando”.
Para Lara Esteve, jueza especializada en violencia de género (en el Juzgado de Carlet, Valencia), señala a Newtral.es que “aunque haya bajado sustancialmente la interposición de demandas de disolución matrimonial por la paralización de la actividad judicial, que no ha sido igual en todos los territorios, hay que tener en cuenta la crisis económica ligada a la crisis sanitaria”: “La situación de confinamiento, el temor a perder el trabajo o directamente haberlo perdido, no tener recursos económicos… Son factores que pueden desincentivar el divorcio”.
¿Habrá más o menos divorcios el próximo trimestre?
Según Óscar Martínez, de AEAFA, “los meses tras las vacaciones, como las de verano o Navidad, es un periodo fuerte: se producen más divorcios porque es cuando las parejas han pasado más tiempo juntas”. Sin embargo, cree que hay que mantener la prudencia y “esperar a los datos del próximo trimestre” para compararlos “con los del otoño pasado”. Este abogado apunta que AEAFA “detectó un aumento de las consultas para divorciarse durante la cuarentena o sobre la pensión alimenticia”, así como de consultas en relación a “guarda y custodia de los hijos”.
También el Colegio de Abogados de Madrid (ICAM) informó de que su Servicio de Orientación Jurídica (SOJ) había registrado un incremento de consultas relacionadas con el divorcio durante los dos meses de duración del estado de alarma, tal y como explicábamos en Newtral.es en julio.
Para la fiscal Escarlata Gutiérrez, uno de los posibles escenarios es que la crisis económica y la incertidumbre “provoquen que muchas familias no se divorcien cuando antes sí lo habrían hecho”: “Divorciarse puede resultar caro: pagar otra casa, el abogado, una pensión alimenticia si hay hijos de por medio…”, añade.
Para el vocal de AEAFA pueden darse una u otra situación o, incluso, las dos a la vez: “Puede que haya parejas que en, un momento dado, decidan seguir conviviendo porque económicamente lo necesitan aunque tuviesen intención de romper el matrimonio, pero también otras que la situación económica en casa sea tan insostenible que la convivencia sea inviable y acaben divorciándose”.
Según escribía Rafael González-Val, economista e investigador de la Universidad de Zaragoza, en el blog especializado en economía Nada Es Gratis, “la teoría del estrés psicosocial afirma que el desempleo y las dificultades económicas generan estrés en los individuos, exacerbando la discordia y las diferencias entre los cónyuges. Por lo tanto, a mayor tasa de desempleo aumentaría también el número de divorcios”.
Sin embargo, proseguía González-Val, “un divorcio tiene unos costes económicos que pueden ser muy elevados y que son más difíciles de asumir si uno o ambos cónyuges están desempleados”: “La predicción de esta teoría es que a mayor tasa de desempleo, disminuye el número de divorcios”. El economista relataba una postura mixta, según la cual “ambas teorías son ciertas desde un punto de vista dinámico: el estrés psicosocial se acumula a lo largo del tiempo, por lo que el desempleo de periodos anteriores tiene un efecto positivo en los divorcios, mientras que el desempleo contemporáneo tiene un efecto negativo debido al coste del divorcio”.
Si observamos la estadística temporal de divorcios, separaciones y nulidades de 2005 a 2019 del Instituto Nacional de Estadística, se observa que en 2008 estas disoluciones matrimoniales comenzaron a disminuir y lo han seguido haciendo hasta el último año (solo con algunos aumentos en 2010, 2014 y 2017).
González-Val, que realizó una investigación en 2015 sobre la relación entre matrimonio, divorcio y desempleo en España, concluía que “la única tasa de desempleo que importa es la contemporánea, descartando por lo tanto cualquier efecto acumulativo con el tiempo del desempleo sobre los divorcios o matrimonios”.
Canarias, la comunidad con más divorcios y Madrid, la que menos
Si la media nacional se sitúa en 42,1%, la caída en Canarias es del 30%, manteniendo una tasa de rupturas matrimoniales de 5,3 por cada 10.000 habitantes, la más alta de todas las Comunidades Autónomas. Madrid, sin embargo, ha sufrido una reducción del 52,2%, con la tasa más baja de demandas de disolución matrimonial de toda España (3,4 por cada 10.000 habitantes).
La caída trimestral en La Rioja también está por encima de la media nacional, siendo del 63,1%; sin embargo, no es una de las CCAA con menos rupturas porque su tasa se mantiene como una de las más altas: 4,6 demandas por cada 10.000 habitantes, solo por detrás de Canarias, Murcia, Comunidad Valenciana, Cataluña y Baleares.
*Por problemas con la visualización, hemos actualizado la escala del eje Y del primer gráfico para que las cifras aparezcan en miles, como corresponde según los datos