«En vacunas, no se trata de ser el primero de la clase, sino el mejor de la clase». Así hablaba en Newtral.es en vacunólogo Carlos Martín-Montañés allá por mayo. Y no precisamente refiriéndose a la vacuna rusa. Por aquel tiempo, la vacuna escapada del pelotón era la de Oxford (AstraZeneca).
La misma afirmación se podría aplicar este verano al desarrollo de Sputnik V, la vacuna que Rusia decidió registrar (nuestro equivalente a aprobar), sin haber superado las preceptivas fases de ensayo clínico, el pasado 10 de agosto.
Lo que en abril y mayo eran anuncios de preproducción en Reino Unido, a golpe de nota de prensa y tuit oficial, en Rusia se tradujo en una autorización por parte de sus autoridades sanitarias para el uso de la vacuna en su territorio. El presidente Vladimir Putin llegó a decir que sus hijas habían recibido una dosis.
Las dos vacunas, británica y rusa, tienen en común algo más que un imponente carril de aceleración. Comparten una tecnología nueva de desarrollo (adenovirus) que, ahora sí, sabemos que en ambos casos parece estar dando resultados positivos, con todas las cautelas.
Y con un matiz importante: está por ver si los anticuerpos que generan pueden neutralizar el virus con eficacia durante tiempo.
Una vacuna liofilizada
«El grupo ruso ha demostrado que su preparación estable y liofilizada de la vacuna funciona igual que su preparación líquida congelada. Esto es importante para enviar y distribuir una vacuna», explica Anne Moore, profesora de bioquímica y biología celular del University College de Cork (Reino Unido).
Los resultados de los ensayos en humanos de fase uno y dos de esta vacuna se acaban de publicar en The Lancet. Y no han arrojado, en cuanto a su capacidad y seguridad, ninguna sorpresa respecto a la vacuna de Oxford.
Los niveles de anticuerpos neutralizantes fueron bastante bajos pero no podemos decir si son mejores o peores que otros
Anne Moore, profesora de bioquímica University College Cork
Los niveles de anticuerpos neutralizantes «fueron bastante bajos en este estudio, en comparación con otros ensayos de vacunas publicados». También lo fueron las respuestas de las células T (el otro brazo de la respuesta adaptativa del sistema inmunológico), explica Moore en The Conversation.
Eso no significa que no vaya a funcionar. Está por ver, puesto que tenemos, por el momento, resultados hasta de un mes después de la inyección. En ausencia de estándares internacionales de referencia, «no podemos decir si esta vacuna es mejor o peor en comparación con otras».
“Sé que [la vacuna] funciona con bastante eficacia, ayuda a desarrollar una inmunidad fuerte y ha pasado por todas las pruebas necesarias”, declaró Putin en una reunión del gabinete.
No obstante, existe una preocupación generalizada de que la aprobación sea prematura. En el momento de la aprobación, la ni siquiera había comenzado los ensayos de fase 3, ni se había publicado ningún resultado sobre los ensayos de etapa anterior.
Eso sí, la plataforma o tecnología utilizada en este estudio parte de un par de virus de resfriado común, llamados Ad5 y Ad26. Se usas como caballos de Troya. En sus tripas se esconden genes del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, pero no el virus entero, como tal. Sólo instrucciones para fabricar algunos trocitos, ya dentro del organismo en que se inocula ese «falso catarro».
«Son seguros y no pueden crecer en el cuerpo. Sólo funcionan para entregar el código genético de una de las nuevas proteínas del coronavirus, llamada proteína del pico o espícula, a una célula», añade Moore.
Sputnik, o la carrera espacial de la vacuna
Algunas de las principales vacunas COVID-19 usan adenovirus. Además de la de Oxford, la vacuna Ad26 desarrollada por Johnson y Johnson. Después de ensayos exitosos en animales, ambos se están probando en humanos. CanSino Biologicals también ha demostrado que su vacuna Ad5 es segura e induce inmunidad contra el coronavirus en humanos.
«Desafortunadamente, el apodo de Sputnik destaca la politización de los esfuerzos científicos y médicos serios para desarrollar vacunas contra COVID-19″, dice Moore. Este nacionalismo de las vacunas” es una fuente de «gran preocupación para todos en el campo de las vacunas que comprenden el poder de las vacunas para eliminar enfermedades, pero solo cuando se usan con la aceptación de la población».
En otro artículo de análisis en The Lancet, varios expertos comentan que la aprobación de la vacuna rusa, si finalmente no funciona, puede desatar un recelo generalizado hacia estas, que sería un verdadero problema para el control de esta y otras epidemias.
Según la OMS, a 28 de agosto de 2020, nueve candidatos a vacunas se encontraban en ensayos en sus últimas etapas. Estos incluyeron vacunas de vector de adenovirus, un par de vacunas de ARN mensajero (como Moderna, en EE.UU. y que se envasará también en España) y varias vacunas de virus inactivados, lideradas por China.