La era Biden aspira a revertir las principales políticas de Donald Trump desde el primer día. Algunas medidas requieren de órdenes ejecutivas o decretos, otras exigen reformas completas, esfuerzos legislativos mayúsculos en un reparto de fuerzas que concede la mayoría por la mínima a los demócratas tanto en el Senado (dividido en una proporción de 50-50) como en la Cámara de Representantes. La política migratoria es un hueso especialmente duro, por la polarización política que despierta y por la situación en que la dejó la administración Trump.
Desde que era un mero candidato, Joe Biden se comprometió a reformar el sistema migratorio estadounidense para hacerlo “justo y humano”. Primero ordenó la reunificación de los menores migrantes con sus familias, suspendió la construcción del muro y pidió que se revisaran los programas que había tumbado Trump.
Lo más importante
El 18 de febrero, los demócratas presentaron en el Congreso la Ley de Ciudadanía Estadounidense de 2021. Biden pidió aprobar cuanto antes este ambicioso proyecto de reforma migratoria que prevé un proceso de ocho años para que los once millones de indocumentados puedan obtener la ciudadanía y que siembra algunas dudas en algunos sectores demócratas.
- Pero la reforma irá para largo. El presidente del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, Jerry Nadler, apuntó en Politico que el asunto requiere de realismo y apoyos bien atados. Y por eso antes que nada pasará por una reunión de ese comité en abril.
- Y hay una estrategia mientras tanto. Que será compartimentar las propuestas y generar sensación de que movimiento en este sentido mediante la votación a corto plazo en la Cámara de dos proyectos de ley: la Ley de Modernización de la Fuerza Laboral Agrícola y la Ley de Promesa del Sueño Americano.
¿Cuál es el contexto?
La Ley de Modernización de la Fuerza Laboral Agrícola plantea conceder la residencia permanente a los trabajadores del campo que están indocumentados, mientras que la Ley de Promesa del Sueño Americano atañe a los dreamers, los inmigrantes que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños y quienes podrán, si sale el texto adelante, quedarse y pedir la ciudadanía.
- Estas iniciativas tienen cierta acogida previa en el Congreso y, en concreto, la opción de conceder la ciudadanía a los niños y jóvenes que llegaron sin papeles cuenta con un 83% de apoyo popular, según una encuesta de la Universidad de Quinnipiac del 2 de febrero.
- El líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Steny Hoyer, afirmó el pasado 2 de marzo que estos dos asuntos se votarían durante la próxima semana.
¿Qué hay que tener en cuenta?
En el marco del giro del discurso migratorio tras la llegada de Biden a la Casa Blanca, la nueva administración está haciendo frente a una crisis humanitaria en la frontera. Sobre todo a raíz de la medida que permitió que los menores pudieran volver a cruzar a Estados Unidos, que ha provocado que los refugios empiecen a desbordarse. Y es algo que la portavoz de Biden, Jen Psaki, ha admitido: “Hay una gran cantidad de menores no acompañados que cruzan la frontera”.
Una información de The Washington Post de esta semana asegura que Biden planea convertir los centros de detención de familias del sur de Texas en puntos para examinar a padres e hijos migrantes que hayan cruzado la frontera y liberar a estas familias en las siguientes 72 horas. Esta información ha sentado mal tanto entre los sectores más progresistas como entre los republicanos.
#Fact
En medio de esta situación, el flamante secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, envió el siguiente mensaje esta semana: “No estamos diciendo que no vengan (los solicitantes de asilo), estamos diciendo que no vengan ahora”. “Lleva tiempo salir de las profundidades de la crueldad que estableció la Administración anterior a la nuestra”.
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