“Acabo de enterarme de que me van a llevar con mi nuevo marido el jueves. Cuando volvía a casa me encontré con unos vecinos que me dijeron: hemos visto gente en tu casa, alguien ha venido a pedirte la mano”. Así describía esta niña de 13 años el momento en el que su vida cambiaría por completo. Es de Níger, un país donde trabaja la ONG Plan International para erradicar el matrimonio infantil.
“Yo me casé cuando tenía 10 años”, dice la madre de la niña de 13 que acababa de conocer a su futuro marido. “Y la primera vez que me llevaron con el hombre que hoy es mi marido pensé: parece mi padre”, recuerda.
Testimonios que también esconden violencia. Sadia tiene 14 años, es africana, y narra constantes palizas de su marido. El hombre, de 33 años de edad, estaba descontento por cómo Sadia se comportaba mirando a otros hombres. Es una historia que publica la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
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El matrimonio infantil ha sido -y es- una preocupación mucho antes de la pandemia. Sobre todo en países que albergan poblaciones importantes de refugiados o altos niveles de conflictos y desplazados. Y la pandemia de COVID-19 está golpeando duramente en la vida de las niñas en estos lugares: no solamente por su salud física sino también en las economías de sus familias.
Y precisamente por eso, según alerta UNICEF, ha aumentado sobremanera la probabilidad de matrimonio infantil, poniendo incluso cifras en la próxima década: se esperan que hasta 10 millones más de niñas estén en riesgo de convertirse en ‘novias infantiles’
Matrimonio infantil: antes de cumplir 18 años
En datos globales y actuales, alrededor de un 21% de mujeres adolescentes en todo el mundo se han casado antes de cumplir los 18 años. Y cada año se casan 12 millones de niñas menores de esa edad.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) va más allá y concluye que “cada 3 segundos, una niña es obligada a casarse”.
Sin embargo, en la última década, se ha experimentado una mayor disminución en la prevalencia del matrimonio infantil sobretodo en Asia meridional, donde se ha reducido de un 50% a un 30%. Un avance que ahora la pandemia pone en peligro.
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Los datos en ascenso de la India y Bangladesh
Preocupa especialmente dos lugares donde el matrimonio está en ascenso y viene a engordar unos números ya inflados de por sí. A finales de 2020, UNICEF alertaba de que en Bangladesh la mitad de las jóvenes se casaban antes de cumplir los 18 años. Y de ellas, la mitad ya ha dado a luz antes de cumplir esa edad. La inmensa mayoría, 8 de 10, da a luz antes antes de los 20 años.
En número brutos, 13 millones de niñas se casan antes de cumplir los 15. Precisamente por estos números, Bangladesh se encuentra entre los 10 países con los mayores niveles de matrimonio infantil.
La India, por su parte, concentra en su país a 1 de cada 3 ‘novias infantiles’. En el país hay 223 millones de niñas casadas, de las cuales más de 100 millones lo hicieron antes de cumplir los 15 años. Y al igual que en Bangladesh, la “inmensa mayoría”, según la organización, da a luz durante su adolescencia.
India ocupa el cuarto lugar entre los ocho países del sur de Asia en términos de prevalencia del matrimonio infantil.
Matrimonio infantil: Inseguridad económica y escuela cerradas
Son varios los motivos que pueden empujar a este aumento del matrimonio infantil. El primero y más importante, el shock económico en las familias. Como explica la organización, “es bien sabido, por ejemplo, que la inseguridad económica puede conducir al matrimonio infantil como una forma de aliviar la presión financiera sobre una familia”.
“Las niñas son una carga, económicamente, no podemos alimentarlas a todas. Para quitarte una carga, puedes conseguir un buen hombre que la proteja y la mantenga”, explica un hombre en Jordania que se casó con una niña.
Sin embargo, otro de los factores es el cierre de las escuelas. Una circunstancia que se ha dado por culpa de la incidencia del virus. “La evidencia también es clara de que la educación es un factor protector contra el matrimonio infantil”, explican. “Por lo tanto, los cierres de escuelas como los desencadenados por COVID-19 pueden, en efecto, empujar a las niñas hacia el matrimonio, ya que la escuela ya no es una opción”, aseveran.
Y por último, la interrupción de los servicios «no esenciales». Entre ellos se incluyen los servicios de salud reproductiva, que también tienen un impacto directo en el embarazo adolescente y, tras él, en el matrimonio.
Objetivos: empoderar y formar
Cuando se habla de las soluciones de este problema se pone el foco en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODC), que piden una acción global para poner fin a esta violación de los derechos humanos para 2030.
Sin embargo, es una realidad demasiado compleja que no tiene una única acción para erradicarla. Como asegura UNICEF, “abordar el matrimonio infantil requiere el reconocimiento de los factores que lo permiten”, que pasan por “la falta de oportunidades educativas y el acceso limitado a la atención médica” en muchas zonas del mundo.
Es importante “empoderar a las niñas en riesgo de matrimonio o que ya están en unión” y formar en “habilidades para la vida y apoyo a la asistencia a la escuela”.
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