Como presidenta de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos y madre de un niño de 12 años, Leticia Cardenal ha hablado con muchas familias estas semanas sobre la vuelta al colegio. “Hay muchas incertidumbres, pero entre los padres y madres de los más pequeños, una de las mayores preocupaciones es el tema de las mascarillas”, señala.
Según Cardenal, las conversaciones sobre los tapabocas no solo se centran en qué tipo comprar o en cómo convencer a los niños de su uso, sino en el desembolso económico que supondrán. “Cada niño tendrá que llevar varias mascarillas a clase por si pierden o estropean la que llevan puesta. Ese es un gasto a tener en cuenta, sobre todo para las familias numerosas”, destaca.
El pasado 27 de agosto el Gobierno y las comunidades autónomas acordaron en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud que todos los alumnos mayores de seis años tendrán que llevar puesta las mascarillas en clase y en el transporte escolar, donde también se recomienda que la lleven los niños y niñas de entre tres y cinco años.
Según los resultados de la encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicada el pasado viernes, esas medidas supondrán un gasto adicional en la vuelta al colegio. En concreto, “los padres deberán gastar entre 36 y 324 euros por niño en mascarillas durante el curso, dependiendo del tipo y del establecimiento que elijan”.
“Las mascarillas cuyo uso resulta más barato son las reutilizables o lavables con un coste medio de 6 euros al mes (certificadas con la norma UNE 0065 o ISO 9237, usándolas 20 días lectivos al mes y lavándolas a diario). Si se opta por mascarillas quirúrgicas desechables el coste podría alcanzar los 36 euros al mes”, señala la OCU a partir de los resultados de dicha encuesta, realizada a 1.495 familias con hijos entre 3 y 18 años entre el 24 y el 31 de agosto.
Atendiendo al gasto total de las familias durante el curso escolar, la OCU calcula que, de media, “los padres de alumnos que acudan a un centro público gastarán 1.071 euros por hijo, quienes vayan a un colegio concertado 2.622 y quienes acudan a un centro privado 6.123”.
Estos datos, que contemplan desde el coste de los libros de texto a otros gastos mensuales como la cuota de comedor, se han calculado a partir de la media de las cantidades declaradas por todos los padres, incluyendo a aquellos que gastarán algo en cada partida, como a los que no gastarán nada.
Los tipos de mascarillas recomendados para niños
Cardenal le ha comprado a su hijo, que empieza este año el instituto, un estuche para llevar las mascarillas a clase. “El problema ya no es que se pierda o se rompa, sino que solo se puede utilizar durante un tiempo limitado, así que necesitará más de una al día”, comenta en referencia a la recomendación de Sanidad de no usarlas durante más de cuatro horas “por cuestiones de seguridad e higiene”.
En cuanto al tipo de mascarilla que deben llevar los menores, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las más aconsejables para “los niños que, en general, gozan de buena salud” son las higiénicas o de tela.
“A la hora de elegir entre las distintas opciones, además de las recomendaciones sanitarias, se tiene que tener en cuenta que las mascarillas estén homologadas y que tengan el tamaño correcto para cubrir la nariz, la barbilla y la boca”, explica a Newtral.es Jonay Ojeda, especialista en Medicina Preventiva y portavoz de la Sociedad española de Salud Pública y Administración Sanitaria.
Según la guía de mascarillas higiénicas para adultos y niños de la Asociación Española de Normalización, hay cuatro tallas para las de este tipo en España: una para adultos y niños mayores de 12 años, y tres tallas diferentes para niños en función de los datos antropométricos de la población española. Las infantiles son: pequeña para 3 a 5 años (con medidas de 5,5cm x 13 cm), mediana para 6 a 9 años (6,5cm x 15 cm) y grande para 9 a 12 años (8,5cm x 17 cm).
Por su parte, los menores “con problemas de salud como fibrosis quística, cáncer o inmunodepresión deben, en consulta con sus proveedores de servicios médicos, llevar mascarillas médicas o quirúrgicas”, informa la OMS en su página web. En abril, la Comisión Interministerial de Precios de los Medicamentos fijó el precio máximo para las quirúrgicas en 0,96 euros cada unidad.
Consejos de uso para garantizar su eficacia
Al igual que los adultos, los niños deben seguir una serie de pautas en el uso de mascarillas como “limpiarse las manos antes de ponerse la mascarilla durante al menos 20 segundos si se utiliza un gel hidroalcohólico o al menos 40 segundos si se usa agua y jabón”, apunta la OMS.
“Los padres tienen que ser responsables de enseñar a los niños cómo usarlas y el por qué de su importancia”, señala Ojeda, quien considera que esa conversación “es importante para que los más pequeños entiendan que no tienen que jugar con ella o intercambiarla”.
Este médico también explica por qué los niños se tienen que proteger la boca aunque formen parte de uno de los llamados grupos de convivencia estables o burbuja (cuyos integrantes no pueden mezclarse con miembros de otras clases), una decisión que anunció el Gobierno el pasado 27 de agosto.
“Esas dos medidas persiguen objetivos diferentes, por lo que es bueno que sean complementarias. Mientras que las mascarillas actúan como barrera para evitar el contagio cuando un niño ha acudido a clase siendo positivo y asintomático, los grupos reducidos disminuyen el número de contactos y facilitan el trabajo de los rastreadores”, sostiene.
¿Qué pasa con las mascarillas en educación especial?
Según OMS, “si los niños no pueden utilizar las mascarillas, bien por ciertas discapacidades o bien en situaciones específicas, como por ejemplo en las clases de logopedia, en las que el profesor necesita verles la boca, en estos casos, las caretas protectoras pueden considerarse una alternativa a las mascarillas, pero no proporcionan una protección equivalente para evitar transmitir el virus a otras personas”.
Pablo Colinas trabaja desde hace más de 10 años como profesor de Pedagogía Terapéutica (lo que se conoce comúnmente profesor de apoyo) en el centro público IES Pedro Duque de Leganés (Madrid), donde da clases en materias como lengua, geografía e historia a pequeños grupos de alumnos con necesidades educativas especiales, principalmente sordos. Él también tiene sordera.
“Como profesor, el tema de las mascarillas me tiene totalmente preocupado ya que me impide hacer mi trabajo con los alumnos al no poder entenderlos con la boca tapada”, cuenta el profesor, quien destaca que aunque “la salud es lo primero y por tanto las mascarillas son imprescindibles”, los profesores y niños con sordera necesitan alternativas.
“Desde mi centro estamos intentando ver otras opciones como comprar mascarillas transparentes para todos, que no es una solución viable porque no hay presupuesto y son muy caras y además aún no están homologadas por Sanidad”, señala el profesor. Él lleva una mascarilla higiénica transparente que compró a través de internet.
Para que los profesores y estudiantes con sordera puedan comunicarse sin problemas, el resto de personas del centro escolar también tendrían que llevar protectores transparentes, algo que Colinas considera “muy difícil y poco viable”.
“A mí, personalmente, el uso de las mascarillas opacas me afectó muchísimo al principio debido a que mi principal vehículo de comunicación con el resto de personas es la lectura labial. Me sentía aislado e incomunicado”, cuenta Colinas. Un sentimiento que teme que compartan sus alumnos al llegar a clase.