Se les ha llamado coronabebés, cuarentenials e incluso pandemials. El coronavirus ha paralizado el mundo en muchos aspectos, pero la vida se abre paso: los bebés siguen llegando al mundo, aunque todavía se desconoce el número de recién nacidos en España desde que se inició la pandemia (los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística son de junio de 2020 pero en referencia a 2019).
Sí sabemos que estos nacimientos se han producido en un momento convulso, donde los protocolos hospitalarios y las indicaciones sanitarias cambiaban según se iba conociendo más información del SARS-CoV-2. A finales de marzo, la ginecóloga Sonia Lobo, del Hospital La Paz (Madrid), explicaba a Newtral.es que el primer protocolo indicaba que “si una madre estaba infectada, había que aislarla del bebé”.
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“Parece que el virus no se excreta por la leche y que, si se toman medidas de seguridad suficientes, no haría falta aislar a los bebés de sus madres aunque estén contagiadas. La realidad es que vamos teniendo información nueva casi cada día, así que los protocolos cambian de manera constante”, añadía Lobo.
Así, muchas madres estuvieron separadas de sus hijos nada más nacer: sin posibilidad de dar el pecho o extrayéndose la leche para no dejar de producirla y, de este modo, poder iniciar la lactancia una vez superada la enfermedad y la cuarentena.
Sin embargo, como explica a Newtral.es José Luis Bartha, jefe de Obstetricia y Ginecología en La Paz, “actualmente se aconseja la lactancia materna, aunque hay que tener cuidado porque ya hay evidencia de que el COVID-19 en neonatos puede ser más grave que en niños más mayores”: “Hay evidencia sólida de que a través de la leche no se transmite la infección, pero esta puede ser transmitida por vía aérea de la madre al bebé. Y esta infección en un bebé se puede complicar. En definitiva, sí se puede dar el pecho pero con cuidado: hay que lavarse el pezón y las manos, y usar mascarilla”.
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Sobre la transmisión vertical
“La evidencia, hasta el momento, indica que no hay transmisión vertical: es decir, que no hay contagio de la madre al bebé por la leche materna”, explica a Newtral.es Rafael Caparrós, matrón e investigador en la Universidad de Granada. Caparrós es autor del estudio Consecuencias maternas y neonatales de la infección por coronavirus COVID-19 durante el embarazo: una scoping review (Revista Española de Salud Pública), una revisión de las investigaciones científicas publicadas hasta la fecha desde que se declaró la pandemia.
“Todo indica, hasta el momento, que no hay riesgo de contagio a través de la leche materna. Tampoco se han encontrado restos del virus en las muestras analizadas de líquido amniótico y sangre de cordón umbilical”, señala Caparrós.
Sin embargo, apunta este investigador, “sí se han encontrado anticuerpos en la leche materna”: “Parece que aquellas madres con COVID-19 habrían desarrollado anticuerpos contra la enfermedad y esos anticuerpos llegarían al bebé cuando estos son alimentados con leche materna. Lo que se desconoce todavía es si esos anticuerpos son efectivos en el cuerpo del bebé o, al llegar a su estómago, los ácidos matan a los anticuerpos”.
El microbiólogo y virólogo José Antonio López, profesor e investigador en la Universidad Autónoma de Madrid, coincide con Caparrós: “No he visto nada sólido que apunte a que hay transmisión a través de la leche materna. Se habla más de transmisión perinatal: madre infectada que puede contagiar al bebé en el parto al verlo o tocarlo, o contagiarlo durante la lactancia pero por el acto en sí, es decir, al besarlo, acariciarlo, respirar con el niño pegado…”, señala en conversación con Newtral.es.
Propiedades de la leche materna
“A día de hoy, la leche materna no tiene comparación, en cuanto a calidad, con ningún sustituto artificial”, declara José Antonio López. “Es una sustancia cuya composición se va modificando a medida que el lactante va creciendo, según sus necesidades. Al principio tiene mucha grasa, y luego, por ejemplo, tiene más vitaminas, pero su composición se modifica casi semana a semana. La leche del primer mes no se parece a la leche que produce la madre a los seis meses”, añade.
El obstetra y ginecólogo José Luis Bartha señala que “la leche protege al bebé con anticuerpos”: “La protección que da la leche materna se ha atribuido, principalmente, a la presencia de inmunoglobulina A secretora (IgA) y de lactoferrina. Son anticuerpos que van en esta secreción (también en otras secreciones humanas) y que protegen al bebé”.
Según un análisis publicado en la revista científica Nature el pasado julio, “la leche materna, con sus factores antiinfecciosos y antiinflamatorios, resulta especialmente importante para mitigar las enfermedades infecciosas”. Esta publicación se hace eco de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que señala que no es recomendable separar al bebé de la madre y anima a dar el pecho al recién nacido.
¿La leche materna evita el contagio del SARS-CoV-2? No hay evidencia sólida
De lo que todavía no hay evidencia sólida es de que la leche materna pueda evitar el contagio del coronavirus. Sin embargo, esta es la conclusión a la que llegaba un estudio preliminar, del que varios medios se han hecho eco, colgado el pasado agosto el repositorio Biorxiv. Este trabajo es un preprint, una investigación que no ha sido sometida a revisión por pares, un proceso previo a la publicación de un artículo científico que garantiza la calidad de un estudio.
Sus autores, investigadores de diferentes universidades chinas (Nanjing University Medical School, Beijing University of Chemical Technology y Peking University Health Science Center), señalan: “Aquí presentamos por primera vez que las proteínas del suero de la leche materna humana inhiben eficazmente tanto el SARS-CoV-2 como el GX_P2V al bloquear la adhesión viral, la entrada [del virus a las células] e incluso la replicación viral posterior a la entrada”.
Sin embargo, desconocen qué proteína de dicho suero sería la responsable de este efecto: “Descubrimos que las proteínas del suero de leche materna de diferentes especies, como la vaca y la cabra, también mostraban propiedades anticoronavirus. Y la leche bovina comercial también mostró una actividad similar. Curiosamente, los principales componentes antimicrobianos de la leche materna, como la lactoferrina y el anticuerpo IgA [inmunoglobulina A secretora], mostraron una actividad anticoronavirus limitada, lo que indica que son otros ingredientes de la leche materna los que desempeñarían este papel”.
Sobre esto, uno de los autores de esta investigación, Kuanhui Xiang (Peking University Health Science Center), señala a Newtral.es que su equipo todavía está “tratando de identificar los ingredientes clave que inhibirían la infección viral y su replicación”: “Espero y creo que los nuevos resultados se puedan dar a conocer pronto”, añade.

Fernando Gomollón Bel, químico orgánico y comunicador científico en la Universidad de Cambridge, explica a Newtral.es que “el problema de este estudio, aparte de que todavía no ha sido revisado por pares, es que reconoce no haber identificado qué proteína provoca esta inhibición”: “No saben cuál es el principio activo, ni han estudiado la cantidad (o dosis) que hace falta. En este punto, sería como decir que la ensalada te protege contra el coronavirus, pero no saber si el efecto protector viene del tomate, del atún o el queso fresco”.
La médica y divulgadora científica Esther Samper señala a Newtral.es que el estudio ha sido llevado a cabo in vitro: “Que algo sea eficaz in vitro en matar al coronavirus no significa, para nada, que sea eficaz en humanos. De hecho, en la absoluta mayoría de los casos no es así por muchas razones”.
Preguntado por esta cuestión, el investigador y coautor Kuanhui Xiang apunta: “También estamos tratando de replicar el resultado con animales [in vivo], así como el ensayo clínico una vez identificados los ingredientes clave”.
Samper, del mismo modo que Gomollón Bel, también hace hincapié en que “este preprint aún no ha sido revisado por pares”: “No tenemos garantías de que el estudio tenga garantías de calidad científica. Podría ser que sí, pero también que no, pues hay muchos preprints de pésima calidad”.
El obstetra y ginecólogo de La Paz, José Luis Bartha, indica que “no se trata de un ensayo controlado aleatorizado, la forma más fiable de obtener resultados fiables”. “Los autores partían de la idea de que en la leche materna hay proteínas o sustancias que pueden proteger de infecciones y han hipotetizado que, en el caso del coronavirus, puede ser así también. La única forma de comprobar esto sería con un ensayo controlado y aleatorio en humanos”, añade.
El peligro de los preprints
“Un preprint es un artículo que se cuelga antes de sufrir ningún tipo de revisión por otros científicos”, resume en conversación con Newtral.es Rosario Sabariegos, investigadora y profesora de Microbiología en la Universidad de Castilla-La Mancha. “Cuando haces una investigación, estableces una hipótesis de trabajo, haces una serie de experimentos para intentar probar tu hipótesis y terminas escribiendo un artículo científico junto a todo el equipo investigador”, añade.
Después, el equipo investigador enviaría ese artículo a una revista científica: “Cuando llega, un editor decide si tiene la calidad suficiente para esa revista: si los métodos se ajustan a esa hipótesis, si la estadística es buena… Puede decidir aceptarlo y, entonces, se mandaría a revisores, pero también puede rechazarlo directamente. Si lo manda a revisores, estos lo desmenuzan parte a parte y lo confrontan con otros métodos para ver si el resultado es el mismo [lo que se conoce como peer review o revisión por pares]. No es solo una labor de que te critiquen tu trabajo, sino que te ayudan a construirlo”, apunta Sabariegos.
En el caso de este preprint sobre leche materna y COVID-19, el texto que se puede consultar no ha sido revisado por pares. “Un preprint prácticamente lo puede escribir cualquiera: unos estudios muy preliminares, una investigación que crees que no va a pasar los filtros de otros científicos… Muchos investigadores, con la vorágine de la pandemia, han encontrado un lugar donde dar a conocer su trabajo lo antes posible y sin necesidad de revisión”, apunta el microbiólogo José Antonio López.
López reconoce que “hay preprints que se han convertido en artículos publicados en revistas”: “Preferían publicarlos rápidamente por la inmediatez que estamos viviendo. De alguna forma, dejas tu sello rápidamente mientras procedes a enviarlo a una publicación científica”.
Según este investigador, “la idea de los preprints no era mala, aunque la única forma de separar lo especulativo de lo verdaderamente científico sea publicar en revistas indexadas, con impacto”. O como dice Rosario Sabariegos: “El objetivo de colgarlo ahí, en un repositorio de preprints, era tener una ciencia en abierto donde distintos investigadores puedan consultar las publicaciones y dar sus impresiones”.
Sin embargo, apunta López, “con la pandemia, el propósito inicial, que era lanzar ideas y abrir caminos en la investigación científica, se ha viciado por completo”: “Nos estamos encontrando verdadera bazofia, conspiraciones y un mal uso de esta herramienta”, concluye.
*Hemos actualizado el texto incluyendo las respuestas de uno de los autores del preprint sobre leche materna y COVID-19, que han llegado por e-mail cuando el artículo ya había sido publicado
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