El paisaje de torres de apartamentos en La Manga, los bungalows de Los Alcázares, los bloques residenciales de verano de San Pedro del Pinatar… todo el ecosistema inmobiliario del Mar Menor depende de otro amenazado: el de la mayor laguna salada de la Europa meridional. Lo que otrora se convirtió en paraíso del ladrillo vacacional corre el riesgo de teñirse de abandono y despoblación turística.
Un equipo de investigadores del Banco de España y las universidades de Alicante y Computense de Madrid ha calculado que entre 2015 y 2021, el retorno de la inversión en vivienda ha disminuido en un 43% en la zona murciana bañada por el Mar Menor. Esto, en contraste con municipios del sur alicantino con un desarrollo inmobiliario similar.
El estudio, anticipado en un informe del Banco de España de 2021, está liderado por Matías Lamas y ha sido revisado y publicado en Scientific Reports (Nature). El equipo no duda en atribuir ese desplome del mercado inmobiliario en el Mar Menor a la crisis ambiental y climática. “La frecuencia y severidad de los eventos extremos relacionados con el cambio climático se han intensificado a nivel mundial en las últimas décadas”, empiezan en su artículo. “Mostramos que cuando la ciudadanía percibió la gravedad de la degradación ambiental, el retorno de la inversión en vivienda fue un 43% menor”.
“Cuando la ciudadanía percibió la gravedad de la degradación ambiental, el retorno de la inversión en vivienda fue un 43% menor”.
Esto supone una pérdida de riqueza habitacional de más de 4.000 millones de euros, “unas diez veces las ganancias del cambio de cultivo de secano a regadío, que fragiliza este ecosistema”, plantean, enfocando el origen en la sobreexplotación de los recursos hídricos y la contaminación por nutrientes del campo, arrastrados por lluvias o vertidos sin control.
Según el informe, en términos monetarios, las viviendas del Mar Menor costarían hasta 500 euros menos por metro cuadrado que las del sur de Alicante (tomando como referencia la zona del Pilar de la Horadada y hasta el límite con Torrevieja). La cuantificación global de este deterioro ambiental y de valor inmobiliario se cuantifica en 4.150 millones de euros.

Cuando la DANA y el piscicidio daña la imagen inmobiliaria del Mar Menor
A partir del 2016, y de forma catastrófica en octubre de 2019, colapsó visiblemente el Mar Menor, con la muerte de más de tres toneladas de peces y marisco. La laguna había perdido la resiliencia contra fenómenos meteorológicos extremos, ya sea una DANA o una ola de calor, como recuerda Carolina Boix Fayos (CEBAS-CSIC), quien hace una radiografía de lo ocurrido en la laguna, junto a otros autores, en The Conversation.
Las consecuencias económicas de los episodios de proliferación de algas y anoxia han sido ampliamente documentadas. Los impactos en el el turismo y la industria del ocio son inmediatos y más o menos universales. En 2016, la Comisión Europea publicó un informe en que se detallaba el daño a la economía en los lugares donde se dan estos fenómenos, pero más vinculados al perjuicio en la pesca. El boom inmbiliario del Mar Menor se resiente más por la mala imagen que proyectan estos episodios, según el estudio publicado ahora.
La combinación de los efectos de la emergencia climática con la acción humana derivada de una agricultura poco sostenible está, según recuerdan estos autores, tras “el 85% del aporte total de nutrientes a la laguna”. A eso se suma la “presión del turismo”, del que en buena medida vive este entorno desde los años sesenta y setenta.
¿Hay ganadores y perdedores con estos extremos del clima, que derivan en gotas frías más destructivas o episodios de contaminación por fertilizantes? Un estudio paralelo destaca que las probabilidades de quiebra empresarial se ceban con el sector inmobiliario, financiero, comercial y turístico de los municipios del Mar Menor. La probabilidad de quiebra de las empresas situadas cerca de la playa aumenta en esos sectores, pero no en las actividades agrícolas y de transporte, que se benefician de estar cerca de la costa a pesar de la calidad del agua.
Los autores de este último trabajo también recuerdan las encuestas que se hacen a la población. Puede que ya no apetezca ir a una zona golpeada por estos extremos climáticos o degradación ambiental, cuando se muestran en medios de comunicación y redes. Pero “también parecen subestimar las consecuencias económicas de la degradación del Mar Menor, ya que no logran alinearse adecuadamente con el creciente debate social contenido en la prensa y reflejado en las protestas sociales”, sostiene Lamas y sus colegas.
Olas de calor, inundaciones y degradación ambiental, contra el ‘apartamento en la playa’
Este turismo, sin embargo, podría quedar amenazado, no sólo en el Mar Menor, sino en otras zonas de la costa levantina, tal y como recordaba en este reportaje el catedrático de Geografía de la UA Jorge Olcina. “Es un mar que está acumulando muchas calorías y está cambiando la forma de llover, se evidencia en precipitaciones intensas e inundaciones cada vez más frecuentes. Algo está pasando. El clima ya no es el mismo que en los setenta”, explica el geógrafo. Aquellos años de explosión turística de hormigón en primerísima línea de costa.
El estudio publicado en la revista de Nature recuerda que desde el boom de los sesenta, el desarrollo inmobiliario se centró en el litoral; supuso el inicio de vertidos de aguas residuales urbanas que históricamente afectarion a la calidad de agua del Mar Menor en verano. El crecimiento paulatino de este desarrollo urbanístico supone, a día de hoy, el 15% del total del daño medioambiental al Mar Menor como consecuencia de la intervención humana. Pero, en la actualidad, el foco lo ponen en la expansión de regadíos circundantes y la emergencia climática.
Con mirada a largo plazo, hay lugares del mítico veraneo que resisten, pero con importantes desigualdades internas. Las escasas nuevas construcciones han permitido mantener o elevar ligeramente los precios medios, mientras que otras construcciones más antiguas se condenan a un permanente cartel de ‘se vende’ o ‘se alquila’.
En los municipios del Mar Menor existe una moratoria para la construcción en zonas urbanas no consolidadas. Esta impide que se puedan pedir licencias en áreas que no tuvieran el proyecto urbanización aprobado antes de esta regulación. Sin embargo, el 3 de agosto decae esta moratoria y la Asamblea Regional ha rechazado ampliarla por el momento.
En el caso de La Manga (Cartagena/San Javier), el precio medio de venta ha llegado a caer un 15,2%, en la oferta de Idealista, desde 2007. Sin embargo se ha mantenido estable en los años de pandemia y postpandemia. Algo similar sucede en Los Alcázares, con una caída máxima cercana al 20% desde 2009 (descontado el efecto pinchazo de la burbuja).
En 2019, el Observatorio de la Sostenibilidad calculó que un millón de personas reside en zonas inundables en la costa española. Otros 20 millones, que se alojan en verano, tienen sus inmuebles amenazados por las lluvias torrenciales y la subida del nivel del mar. La provincia peor parada es Valencia.
Contamos con registros históricos de gotas frías de hace mil años, como explicó a Newtral.es el físico David Pino, al frente de una investigación histórica. El problema no es que haya temporales, que los ha habido siempre. Es que los de ahora son peores, más frecuentes y dañinos, afectando a un gran número de personas situadas en la fachada marítima y a sus propiedades inmobiliarias.
Olcina explicaba que, a raíz de la destructiva borrasca Gloria de 2020, algún ayuntamiento de la costa valenciana “empezó a reflexionar sobre la desocupación de la primera línea de costa y ofrecer terrenos tierra adentro porque no podemos mantener un estatus que va a suponer pérdidas económicas constantes y, lo peor, pérdidas humanas”, concluye el geógrafo.
Viaje a La Manga de 2090
Esta máquina del tiempo de ‘El Objetivo’ nos llevó a 2090 en 2019. Pero, es más bien una máquina del clima. Porque funciona con carbono. Cuanto más le ponemos, más lejos nos lleva en las proyecciones climáticas que advierten de futuros bosques convertidos en estepa, inundaciones en la costa, salinización de acuíferos y radicales cambios en la economía agraria. Lo bueno: estamos a tiempo de no echarle tanto carbono como carburante a esta máquina del clima. Y todas esas imágenes catastróficas se pueden quedar en eso, en meros ‘rénders artísticos’.
- Estudio de Lamas et al. sobre impacto en el valor inmobiliario del Mar Menor de la crisis ambiental, Scientific Reports, 2023
- Estudio de Morgan et al. del impacto en la economía de los episodios de eutrofización, Harmful Algae, 2009
- Estudio de Aparicio-Serrano y Maté sobre probabilidades de quiebra empresarial en el Mar Menor, Journal of Environmental Management, 2023
- Informes de Idealista sobre evolución de su cartera de viviendas en venta en el Mar Menor
- Informe de Inundaciones del OdS, 2019
- Carolina Boix Fayos (CEBAS-CSIC)
- Jorge Olcina (UA)
Y a eso hay que añadir el crecimiento del nivel del mar, que se va a llevar La Manga por delate. El Mediterráneo se va a comer al Mar Menor, y la manga de arena edificada va a desaparecer.