Por qué gatos y visones se contagian de SARS-CoV-2 y cerdos y aves no

Gato en una calle de China | Shutterstock
Gato en una calle de China | Shutterstock
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Hasta la fecha, no se ha probado el contagio de mascotas como gatos y perros a humanos de SARS-CoV-2, pese a que ellos porten el coronavirus. No es habitual encontrar síntomas en estos animales de compañía. Sí que se ha observado el contagio de visones de granja a humanos. Y de un visón salvaje contagiado, aparentemente, por otros de granja.

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Y ahí saltaron las alarmas. Porque aunque no nos solamos relacionar con visones, las granjas pueden ser verdaderas incubadoras de nuevas versiones de virus. Es exactamente lo que pasa cuando surgen nuevas gripes, casi siempre relacionadas con aves y cerdos.

Los humanos, seguidos de los hurones y, en menor medida, los gatos, las civetas y los perros, son los animales más susceptibles a la infección por SARS-CoV-2, según un análisis de diez especies diferentes realizado por investigadores del Centro de Regulación Genómica (CRG), con sede en Barcelona.

Los hallazgos, publicados en PLOS Computational Biology, encontraron que los patos, ratas, ratones, cerdos y pollos tenían una susceptibilidad menor o nula a la infección en comparación con los humanos. Una buena noticia de cara a evitar que el virus siga evolucionando o recombinándose, complicando el desarrollo de vacunas efectivas.

«Saber qué animales son susceptibles al SARS-CoV-2 nos ayuda a prevenir la acumulación de reservorios animales de los cuales el coronavirus puede volver a emerger en una fecha posterior», dice Luis Serrano, profesor de investigación ICREA.

«Con las gripes porcinas y aviares hay con frecuencia un riesgo importante” señalaba por su parte el vicerrector de estudios de la Facultad de Veterinaria de la UCM Víctor Briones. Un riesgo «biológico en sí», por las características del virus, «y ecológico» por la cría de animales como el cerdo, detallaba a Newtral.es cuando saltó la última alerta sobre una nueva gripe porcina.

El sacrificio de todos los visones de granja de Dinamarca sigue este principio de precaución. Pueden convertirse no sólo en reservorio, sino en incubadora que acelera mutaciones, cambios en el virus que pudieran complicar la efectividad de las vacunas. O que animales de granja, contagiados, lo transmitan a fauna silvestre, perdiéndose el control del SARS-CoV-2 y sus posibles mutaciones en la naturaleza.

«La introducción de virus en nuevas especies animales podría acelerar su evolución, lo que podría tener un impacto potencial en las estrategias de vigilancia y de control», advierte la OIE en su documento de recomendaciones de 27 de noviembre.

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La cerradura de las células de cerdos y pollos es distinta

¿Por qué los visones, que están estrechamente relacionados con el hurón, están se infectan más que los gatos o hurones domésticos? ¿Hay algo su su biología que los haga distintos? No. Son más bien «sus condiciones de vida abarrotadas y el contacto cercano con los trabajadores de esas granjas», explica el autor del estudio.

«Aunque también encontramos una susceptibilidad potencial a la infección en gatos, estos no conviven con los humanos en las mismas condiciones que otros animales, lo que puede explicar por qué hasta ahora no se conocen casos de personas infectadas por sus mascotas» agrega el doctor Serrano.

No hay una sola infección documentada en los típicos animales de granja que sí suelen iniciar nuevos tipos de gripe.

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En este trabajo se estudiaron diez especies. Cinco de ellas (humanos, gatos, hurones, civetas y perros) han tenido casos documentados de infección por SARS-CoV-2. No hay informes de infección en las otras cinco especies estudiadas: ratones, ratas, cerdos, pollos y patos.

Los investigadores utilizaron modelos informáticos para probar cómo el coronavirus usa sus proteínas de las puntas, llamadas S, y que son la llave para acceder a las células de diferentes animales.

El principal punto de entrada en la superficie de una célula es el receptor ACE2, o sea, la cerradura donde encaja la llave del coronavirus, la S. Hay muchas variantes diferentes de ACE2 dentro de las poblaciones humanas y en diferentes especies.

Las variantes del receptor ACE2 en humanos seguidas de hurones, gatos, perros y civetas tienen las mayores afinidades de unión a la proteína del pico viral, mientras que los ratones, ratas, pollos y patos tienen poca energía para la unión.

Células menos ‘hackeables’ en patos, cerdos y perros

¿Esto lo explica todo? «No». Los investigadores también probaron el conocido como índice de adaptación de codones de las diferentes especies. Es decir, lo que ocurre con el virus una vez entra en la célula. Puede ser un proceso eficaz o no. Si lo es, el coronavirus hackea la maquinaria celular para aprovecharse de ella, usar sus moléculas para crear proteínas que le permitan replicarse.

Los humanos, pollos y patos tienen el índice de adaptación de codones más alto, mientras que las otras especies están peor adaptadas. Teniendo en cuenta tanto la afinidad de unión (cómo encajan llave S y cerradura ACE2) y también el índice de adaptación de codones (cómo de expuesta está la célula a los hackeos), los investigadores concluyen varias cosas.

Primero, que los humanos, seguidos de hurones, gatos, civetas y perros, son los animales más susceptibles a la infección por coronavirus. También encontraron que diferentes variantes humanas de ACE2 mostraban diferencias en la estabilidad y unión a la proteína S, una sensibilidad que puede ser la base de por qué algunas personas sufren síntomas graves de COVID-19.

Bioingeniería y genes para inutilizar la llave de entrada

Igual que la mutación hallada en visones daneses de granja desató las alarmas, hay otras mutaciones que pueden hacer que el virus frene su expansión.

El investigador del CRG y coautor del estudio Javier Delgado explica que han «identificado mutaciones en la proteína S que reducen drásticamente la capacidad del SARS-CoV-2 para entrar en la célula, protegiendo al huésped.

Sabiendo eso, en paralelo están diseñando miniproteínas ACE2 humana para «distraer la atención del virus de la entrada a las células y bloquear una infección». O sea, ponerle cerraduras al cuerpo para puertas que conduzcan a ninguna parte, como un cebo para el coronavirus.

Esto es interesante para situaciones como la temida mutación de los visones. Si surgen nuevas variaciones de la proteína S, «podríamos diseñar nuevas vías para bloquearlas».

En todo caso, señalan, comprender la infectividad del SARS-CoV-2 en diferentes especies puede mejor las medidas de salud pública, ayudar a reducir el contacto humano con otros animales susceptibles y evitar la posible prolongación de la pandemia de COVID-19.

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