En cumplimiento de uno de los puntos del Pacto de Estado contra la violencia machista, la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género encargó a un equipo de investigadoras del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), en 2018, un estudio sobre el posible “efecto acumulación” en los feminicidios. El análisis —que es de distribución temporal y ha recabado datos de 2003 a 2017— acaba de ser publicado y viene a reiterar que la evidencia no muestra que este efecto se produzca.
El “efecto acumulación”, en este caso, haría referencia a la concentración de asesinatos machistas en un periodo corto. Es decir, se habla de “agrupación de feminicidios” cuando se concatenan, por ejemplo, varios crímenes de esta índole en apenas dos, tres o cuatro días consecutivos. Pero también se utiliza este término cuando se observa que hay meses en los que parece haber un incremento notable de mujeres asesinadas.
Una de las hipótesis que suele ir asociada a la agrupación en periodos cortos es la del “efecto contagio” o “de imitación”, que sería un aumento de los feminicidios asociado a que se hagan públicos a través de los medios de comunicación.
Por otro lado, cuando se trata de acumulación de feminicidios en meses concretos, esta se ha relacionado, principalmente, con variables que se han estudiado hasta ahora: periodos vacacionales, fines de semana, olas de calor y divorcios (o rupturas).

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¿Qué muestra el estudio?
Este no es el primer estudio que concluye que no parece haber evidencia como para afirmar que se produzcan estos efectos: ni el de contagio, ni el de concentración en determinados meses del año. Ya en junio de 2019 se publicó en la revista científica Plos One un análisis sobre esto mismo, aunque con datos de 2007 a 2017. Los investigadores, dos de ellos psicólogos especializados en metodología y violencia de género y parte de un equipo del Ministerio del Interior, descartaban el efecto contagio y la existencia de un patrón temporal.
Para este estudio en concreto, sus autores no solo desarrollaron un modelo estadístico que les permitiese descartar un efecto de imitación por parte de los agresores, sino que entrevistaron a 100 de ellos: “Una de las muchas preguntas era si el hecho de haber visto delitos de asesinato a mujeres en los medios les había influenciado. Ninguno respondió afirmativamente. Este hecho es consistente con la forma de matar y las consiguientes reacciones: la mayoría de asesinatos no eran planificados; el 22% de los asesinos se suicidó después; el 13,3% intentó suicidarse; el 22,7% huyó e intentó esconderse sin éxito; y el 42% restante se rindió sin oponer resistencia”, señala el informe.

El reciente estudio del ISCIII ha detectado 29 periodos puntuales (de entre dos y cuatro días de duración) en los que el número de feminicidios “fue inusualmente mayor en comparación con la distribución diaria de asesinatos del resto del periodo estudiado”.
No hay explicación para estas 29 concentraciones y el informe indica que “aunque resulten llamativos por lo inusual, se constata que son simplemente un reflejo del efecto derivado de la mayor frecuencia de asesinatos en determinados años, meses y, muy especialmente, en determinados días de la semana”.
En este sentido, apunta el documento, “no se ha encontrado evidencia sobre la existencia de agrupaciones puntuales de asesinatos por violencia de género”, como tampoco se ha hallado evidencia del efecto contagio ni de “la existencia de un patrón generalizado de incremento del riesgo de asesinato en días sucesivos”.
En la distribución mensual de los asesinatos, se observa que julio y agosto son el primer y tercer mes que más asesinatos acumulan a lo largo de todo el periodo (2003-2017): 86 y 81 víctimas, respectivamente; el segundo sería enero con 83 víctimas en total. En el extremo opuesto, abril es el mes con menos asesinatos machistas (64).
Sin embargo, en declaraciones a Newtral.es, Belén Sanz Barbero —epidemióloga y la investigadora principal de este estudio del ISCIII— señala que “no se observa un incremento suficiente del número de asesinatos como para decir que haya acumulación en esos meses”: “Desde un punto de vista estadístico, el incremento de riesgo no es significativo”, añade.
Denuncias y disminución de los feminicidios
En España se comenzaron a contabilizar los asesinatos machistas en el ámbito de la pareja o expareja en 2003, vinculado a la aprobación de la ley contra la violencia de género (2004). Desde entonces y a día de hoy, 1.083 mujeres han sido asesinadas a manos de un hombre que era o había sido su pareja sentimental, según datos de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género.
En relación a los datos del análisis temporal elaborado por el ISCIII, entre 2003 y 2017 una mujer era asesinada por violencia de género cada seis días (62 asesinatos por violencia de género de promedio anual). Sin embargo, apunta el informe, los feminicidios, en conjunto, han disminuido. Si este descenso en los 15 años estudiados se debe a la llegada de la ley de violencia de género es algo que habría que analizar de forma específica.
Según la epidemióloga Sanz Barbero, “habría que evaluarlo”: “Lo que observamos es que los asesinatos disminuyen coincidiendo con la implementación de la ley. Es cierto que podría haber otras razones, pero también que estas otras razones o variables pueden estar asociadas o indirectamente relacionadas con la propia existencia de la ley”.
La investigación también aporta datos menos optimistas: solo una cuarta parte de las mujeres asesinadas había denunciado previamente a su agresor (26,3%). Una gran parte de ellas (77,5%) había solicitado medidas de protección, siendo el 88,5% quienes las obtuvieron. Es decir, que a pesar de que la mayoría de mujeres asesinadas no había denunciado, entre quienes sí lo hicieron la mayoría pidió (y consiguió) una respuesta institucional que “pudo no ser suficiente”, apunta Belén Sanz Barbero, en tanto que también acabaron siendo asesinadas.
“Son pocas las mujeres que denuncian y es un tema que hay que trabajar”, apunta la epidemióloga e investigadora. Sobre quienes sí recibieron medidas de protección y fueron asesinadas, Sanz Barbero señala que “hay que mirar con mayor detenimiento si las medidas no funcionan o si hay poco acceso a ellas. Requiere mayor profundidad”, concluye.
Fuentes consultadas
- Análisis temporal de los asesinatos de mujeres por violencia de género en España entre 2003 y 2007 (Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género e Instituto de Salud Carlos III, 2021)
- Evolution and study of a copycat effect in intimate partner homicides: A lesson from Spanish femicides (Plos One, 2019)
- Estadística de víctimas mortales por violencia de género de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género (2003-2021)
- Belén Sanz Barbero, epidemióloga especializada en violencia de género y autora principal del análisis temporal de los feminicidios realizado por el ISCIII
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