El progresivo adiós a la pandemia en algunos de los países industrializados está devolviéndonos a escenarios de carbono de 2019. Sobre todo por la quema de carbón en Asia. A pesar de los compromisos adquiridos en la presente Cumbre del Clima COP26 por los principales emisores de dióxido de carbono, la realidad de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) es que estamos volviendo a contaminar y emitir gases de efecto invernadero que podrían superar el umbral prepandémico.
Se suponía que, año a año, deberían recortarse para conseguir la neutralidad de carbono que la ciencia cree necesaria para antes de mediados de siglo, si se quieren evitar los efectos más devastadores de la emergencia climática. Pero, según el informe de The Global Carbon Project presentado este jueves, y publicado en un estudio preliminar, 2022 se augura un repunte claro. En este 2021 se produjeron 36.400 millones de toneladas de CO2, un aumento del 4,9% respecto a 2020. Esta subida es similar al repunte que siguió a la crisis financiera de 2008, con crecimientos del 5% en 2010.

“Esperábamos este repunte cuando la economía mundial volviera a la normalidad”, apunta desde Glasgow Rob Jackson, coautor del estudio y responsable de The Global Carbon Project. “Es como dejar aparcado tu coche durante un año. Pero es el mismo vehículo contaminante cuando lo arrancas de nuevo”, ejemplifica. La mayor parte de economías de el mundo se ha comprometido a dejar de emitir CO2 (o compensar sus emisiones reabsorbiéndolo) a partir de 2050 o 2060, en el caso de China.
España recortó un 17,2% de las emisiones de CO2 durante el primer año de pandemia
En España, las emisiones en 2020 fueron de 208,9 megatoneladas (Mt) de CO2, lo que supone un descenso del 17,2% respecto a los niveles de 2019. A nivel mundial, ese recorte ligado a la pandemia fue de un 5,4% en 2020 debido, fundamentalmente, a los confinamientos. Parte de estos datos se anticiparon en un informe de la Organización Meteorológica Mundial en 2020, lo que dio cuenta de lo rápido que dilapidamos el ‘crédito’ de carbono forzosamente logrado tras las primeras oleadas de confinamientos en el mundo.
Sin embargo, en el conjunto de la UE se prevé que en 2021 las emisiones aumenten un 7,6% respecto a 2020, alcanzando un 4,2% menos que en 2019, lo que supone un total de 2.800 millones de toneladas de CO2, el 7% de las emisiones mundiales. Aunque se prevé que las emisiones derivadas del uso del carbón en 2021 superen los niveles de 2019, es cierto que siguen siendo inferiores a su máximo de 2014.
Sólo los niveles de CO2 del petróleo se han mantenido muy por debajo de las emisiones de 2019. Es gas está disparado. Y China e India continúan quemando mucho carbón.
En 2021, el Observatorio de Izaña (Tenerife) volvió a registrar en mayo un nuevo pico máximo mensual histórico de concentración de CO2 con 419.7 ppm (partes por millón), valor similar a los 419.1 ppm registrados por el observatorio de Mauna Loa (Hawái). Así que las medias anuales de 2021 no van a ser muy prometedoras.
Además del uso del carbón industrial en China, lo peor llega del uso del gas natural (metano). En plena crisis de suministro de este combustible, la demanda disparada nos podría en niveles de 2019 en el último trimestre de 2021; continúa, así una tendencia constante de aumento del uso del gas que se remonta a hace 70 años. Sólo las emisiones de CO2 procedentes del petróleo se mantendrán en 2021 muy por debajo de los niveles de 2019.
Según explica la artífice del Acuerdo de París Christiana Figueres, algunos países como China “están recurriendo a lo que de otro modo habrían sido plantas de carbón inactivas y las están reviviendo porque, obviamente, existe una gran necesidad de no quedarse sin energía”, señalaba esta antropóloga poco antes de la COP26, en un encuentro con periodistas.

Un fracaso de la recuperación verde, teñido de CO2
Las estimaciones llegan en medio de la COP26, donde los países que firmaron el Acuerdo de París de 2015 están discutiendo los esfuerzos para lograr el objetivo de mantener el calentamiento global muy por debajo de 2 grados centígrados sobre los niveles preindustriales; preferiblemente por debajo de 1,5 grados, ya que la ciencia ha determinado que con ese par de grados empiezan a desatarse fenómenos extremos, algunos de los cuales ya observamos.
Medio grado es relevante, explica a Newtral.es la experta en adaptación a la emergencia climática Karen O’Brien: “El mundo será muy distinto si la temperatura sube 1,5ºC respecto a si sube 2ºC o si sube 3ºC y el precio de la adaptación se multiplicará en cada una de estos saltos”. Ya hemos sumado alrededor de 1,2ºC desde el inicio de la era industrial (1,3ºC en el caso de España).
“El repunte de las emisiones mundiales de CO2 fósil en 2021 refleja un retorno hacia la economía basada en los fósiles anterior a la covid”, señala el profesor Pierre Friedlingstein, del Instituto de Sistemas Globales de la Universidad de Exeter (Reino Unido) . Las inversiones en la economía verde en los planes de recuperación tras la pandemia “han sido insuficientes hasta ahora, por sí solas, para evitar un retorno sustancial cercano a las emisiones anteriores”.
Los confinamientos apenas han tenido reflejo en la cantidad de CO2 acumulada, dada la enorme inercia de este gas, que requiere de recortes de emisiones sostenidos, no cortos y drásticos.
Publicidad
Los parones casi totales derivados de la pandemia no tuvieron un reflejo en las cantidades acumuladas de CO2 en la atmósfera, que batieron un nuevo récord en 2020 y 2021. Aun no emitiendo un solo gramo de CO2, se tarda años en notar el efecto con claridad en esa concentración, que nunca ha sido tan alta en la Tierra desde hace 3 millones de años.
Inercia del clima: “Esto es debido al periodo de residencia que tienen estos gases en la atmósfera”, señalaba Mar Gómez a Newtral.es cuando se batió el último récord de concentración, en abril de 2020. “En el caso del CO2, va desde décadas a siglos, un periodo de residencia muy elevado en comparación con el NO2 que cae en picado cuando se elimina la fuente de emisión”.
La profesora Corinne Le Quéré, (Royal Society) matiza: “Llevará algún tiempo ver el efecto completo de las interrupciones relacionadas con la pandemia en las emisiones globales de CO2 . Se ha avanzado mucho en la descarbonización de la energía mundial desde que se adoptó el Acuerdo de París en 2015. Además –continúa–, las energías renovables son la única fuente de energía que siguió creciendo durante la pandemia”.
El CO2 se acerca a umbrales peligrosos para la vida en el planeta como la conocemos
Una gran cantidad de investigaciones revisadas por el IPCC señanal de 1,5 y 2 grados centígrados como umbrales destructivos más allá de los cuales es probable que los impactos climáticos, como sequías intensas, olas de calor extremas, inundaciones y extinciones se vuelvan más severos y generalizados.
Sin recortes profundos y sostenidos de emisiones en todo el mundo, las nuevas proyecciones muestran que la marca de 2 grados podría cruzarse en unas pocas décadas y 1,5 grados dentro de diez años con las tasas de emisión actuales. “Es un reto, porque gran parte de nuestra infraestructura dura más de una decena de años, desde luego todas nuestras plantas de energía, pero también la mayoría de los vehículos [que se compren hoy]”, ejemplifica Jackson.
Más optimista se ha mostrado este jueves Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Cree que asegurado que si se cumplen las últimas promesas en materia de metano y CO2, el calentamiento podría “quedarse sólo en 1,8 grados”. El problema es que aunque esa cifra esté en consonancia con el Acuerdo de París, no cumple con las expectativas ya expresadas en la Cumbre de Madrid de 2019: es necesario quedarse en 1,5ºC
Durante la última década, las emisiones netas globales de CO2 derivadas del cambio de uso de la tierra fueron de 14.100 millones de toneladas de carbono derivadas de la deforestación y otros cambios de uso de la tierra. 9.900 millones de toneladas de CO2 se compensaron (absorbieron) por la regeneración de los bosques y la recuperación del suelo.
Al combinar las emisiones de CO2 de quemar fósiles y el cambio neto de uso de la tierra, las emisiones totales se han mantenido relativamente constantes en la última década. Con base en estos hallazgos, se proyecta que la concentración de dióxido de carbono atmosférico aumentará en 2 partes por millón (ppm) en 2021. Esto nos planta en 415 ppm como promedio durante el año. Es una cifra enorme, pero con un crecimiento menor en comparación con años recientes, debido a las condiciones del fenómeno climático de La Niña en 2021.

☷
Emergencia climática global:
El mundo dilapida el respiro de CO2 que implicaron los confinamientos en menos de seis meses