Nos preguntáis por el mensaje en el que se habla de mejorar el sistema inmunitario con ayuno y duchas frías

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En los últimos días se ha viralizado un mensaje titulado “¿por qué no explican el funcionamiento nuestro sistema inmune?” en el que se pide dar a conocer a la población que “todos” tienen la capacidad de fortalecer “de forma natural” las defensas del cuerpo. En el texto se mezclan falsedades como que el ayuno y las duchas frías mejoran nuestras defensas con realidades contrastadas, como que la mala alimentación y la comida basura perjudica nuestra salud. Hemos hablado con expertos en inmunología, nutrición y bromatología sobre estas afirmaciones. Esto es lo que nos han dicho.

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No hay evidencias de que las duchas de agua fría generen linfocitos T

“¿Por qué no hablar sobre los beneficios de la ducha fría que en pocos días aumenta el nivel de ciertos linfocitos T?”, se pregunta en el texto. Los linfocitos T, según el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos, son un tipo de glóbulo blanco, “parte del sistema inmunitario y se forman a partir de células madre en la médula ósea. Ayudan a proteger el cuerpo de las infecciones y a combatir el cáncer”.

El catedrático de Inmunología en la Universidad de Murcia y profesor titular en la misma desde 1989, Pedro Aparicio, asegura “no haber leído nunca nada semejante”. Por su parte, la directora del Grupo de Inmunonutrición y profesora de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Ascensión Marcos, cuestiona que exista el supuesto “artículo científico en una revista internacional de prestigio” que defienda tal afirmación. 

“Dudo mucho que con todo lo que llevamos visto a través de los años alguien me diga que la ducha fría produce un aumento de los linfocitos T”, sentencia.

Tampoco hay pruebas de que el ayuno fortalece el sistema inmunitario “en tres días”

El mensaje asegura que “el ayuno fortalece el sistema inmune en solo tres días”. La frase da pie a malinterpretaciones, ya que no especifica si habría que dejar de comer durante tres días o de forma puntual durante ese periodo de tiempo. Sin embargo, la profesora Marcos califica la primera de las interpretaciones como “una auténtica animalada”.

Tras tres días sin ingerir alimentos, volver a comer “organiza un cambio en el metabolismo completamente anormal. La reacción del organismo no es la misma que en condiciones normales cuando va ingiriendo todos los días. A nivel metabólico es un estrés. No es bueno en absoluto«, sostiene.

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“¿Cómo está nuestro sistema inmune bien? Comiendo bien, a las horas que uno tiene que comer, haciendo ejercicio habitual”, sentencia. 

El profesor Aparicio, por su parte, explica que el ayuno “se suele prescribir cuando se determina que es beneficioso impedir la secreción de páncreas o hígado, por ejemplo en una pancreatitis”.

Añade que en su carrera profesional no ha leído “jamás” que el ayuno de tres días “se relacione con ningún beneficio para el sistema inmune, algo difícil de determinar experimentalmente”.

¿El sistema inmunitario se puede fortalecer en pocos días?

El texto que hemos recibido se pregunta por qué no se le ha explicado a la gente que “todas” las personas tienen la capacidad de “fortalecer el sistema inmunológico, sobre todo los más jóvenes, en pocos días”. Aparicio comenta que “ojalá” existiera esta posibilidad

“Ojalá esa situación existiera y se pudiera estimular la respuesta inmune en unos días en infecciones, pero desgraciadamente no es así. Se está analizando el posible efecto de la vacuna BCG (frente a bacteria tuberculosa), pero no dejan de ser estudios muy preliminares, y no están exentos de efectos secundarios”, señala.

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Las defensas y la flora intestinal

Apunta el mensaje que la “eficacia” del sistema inmunitario “depende estrechamente” de “la calidad” de la flora intestinal y, por ende, de lo que comemos. Apoyándose en este argumento, aconseja alimentarse de “verduras y frutas vivas crudas, locales y de temporada”. 

Marcos comenta que el término “flora intestinal” es un “concepto antiguo, retrógrado” y que a día de hoy se habla de “microbiota” cuando se hace alusión a los microorganismos intestinales. Esta microbiota, admite, “está muy ligada al sistema inmunitario”.

“El hecho de que nuestra microbiota esté saludable depende de la dieta, de cómo y cuándo comemos, tanto alimentos crudos como cocinados, qué comportamiento alimentario tenemos, nuestra actividad física o sedentarismo y también nuestras horas de descanso”, enumera. Sin olvidar que, por ejemplo, el estrés es un factor que “nos puede fastidiar mucho la microbiota intestinal, provocando un desequilibrio a nivel general”.

Es decir, llevar una dieta equilibrada y saludable será mucho más beneficioso para la microbiota que una compuesta por la conocida como “comida basura”. El texto que analizamos se pregunta por qué no se le ha dicho a la gente que “comer basura, como los productos industriales, procesados y refinados es lo primero que destruye nuestras defensas inmunes”.

Marcos apunta de nuevo a la dieta: “lo que provoca una dieta occidentalizada o americanizada en la que existe una gran ingesta de grasa saturada y azúcares, es una situación de inflamación”.

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Este tipo de alimentación “produce, en general, una mayor prevalencia de sobrepeso u obesidad que terminan generando diversas patologías no transmisibles, que no son una infección”, añade.  

El papel de minerales como el zinc, el selenio y el magnesio

En el mensaje también se pregunta por qué no se habla de la “efectividad” de la vitamina C en altas dosis y minerales como el zinc, el selenio y el magnesio. 

La investigadora del CSIC, Ascensión Marcos, reconoce que los tres minerales mencionados “son esenciales para el sistema inmune” y la carencia de los mismos “te puede hacer más propenso a infecciones”. Para evitar esta posibilidad, incide de nuevo en una buena alimentación: “Con una dieta normal, equilibrada y moderada, tienes todo esto”.

Por su parte, Aparicio advierte que “las vitaminas en altas dosis pueden tener efectos perjudiciales (hipervitaminosis)”, una situación que se puede presentar también, dice, “en intoxicaciones por minerales”.

“Cuando se demuestra que una deficiencia en una vitamina o en un mineral provoca una inmunodeficiencia, ello no quiere decir que una ingesta excesiva o en altas dosis tenga un efecto beneficioso”, sostiene. 

En el texto también se menciona que plantas como la equinácea, el astrágalo, el sauco, y el escaramujo, “en sus formas concentradas aumentan las defensas inmunes en unas pocas semanas”. El catedrático y director del departamento de Nutrición y Bromatología de la Universidad de Granada, Miguel Navarro, comenta que tienen que haber “muchos años de investigación detrás para concluir que este tipo de componentes pueden tener un efecto preventivo frente a este tipo de patologías”.

Navarro, director del departamento durante los últimos ocho años, reflexiona sobre la cantidad de componentes de cada una de las plantas enumeradas que se consumen en la dieta habitual “como para tener un efecto estimulante del sistema inmune que faculte que nosotros nos encontremos mucho mejor”.

El miedo como inmunodepresor

En el mensaje se pregunta por qué no se explica que el miedo “es inmunodepresor”, y que esta “emoción” es “la única” que se está transmitiendo a día de hoy. La psicóloga sanitaria y forense, Timanfaya Hernández, ya nos explicó en su momento que “decir tajantemente que ‘el miedo disminuye tu sistema inmune’ puede llevar a muchas personas a sentirse aún más angustiadas”.

“Cuando la emoción de miedo permanece de forma constante y sin encontrar salidas, nuestro sistema se estresa. Es esto precisamente lo que podría llevar a alterar nuestro sistema inmune: la unión del miedo, el estrés y la relación del mismo con otras hormonas como el cortisol”, comentó entonces la también vicesecretaria del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. 

Una situación para la que nos dijo que, “en general”, el organismo “tiene recursos y, por supuesto, será únicamente un porcentaje de personas las que se vean afectadas de forma más importante”.

El texto también llama a “involucrar” en los canales de información a “profesionales de la salud” que hablan sobre prevención “como nutricionistas, naturópatas y fitoterapeutas”. Mientras que Nutrición Humana y Dietética es un grado que imparten las facultades de Medicina, el Observatorio de la Organización Médica Colegial contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos califica a la naturopatía como un sistema que “parte de la errónea base de que la medicina se centra en las enfermedades sin tener en cuenta otros aspectos del individuo, proponiendo la necesidad de integrar el cuerpo, la mente y el espíritu para la prevención y el tratamiento de enfermedades”.

Fuentes:

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