La dieta mediterránea no nos hará inmortales, pero permite que el tiempo celular pase más despacio. El reloj de arena de nuestras células está hecho de telómeros. Desde que nacemos, se pone en marcha una cuenta atrás que, como si de la mecha de un petardo se tratase, va consumiendo los remates que mantienen en su sitio al material genético contenido en nuestros cromosomas.
Cuanto más cortos, más probabilidades de que se deterioren los cromosomas y se produzcan enfermedades típicas de la vejez. Y, con ellas, más cerca está la muerte. Pero una dieta adecuada puede mantener a nuestros telómeros en mejor estado.
Un estudio internacional, liderado por el Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN/ISCIII), demuestra que la dieta mediterránea hace envejecer más despacio a nuestras células.
Tras una revisión de estudios previos, este trabajo subraya que las personas que se adhieren a una dieta mediterránea tienen los telómeros más largos en comparación a las que se adhieren menos. Es más, los resultados –publicados en Advances in Nutrition– demuestran que la velocidad de acortamiento de los telómeros se puede reducir siguiendo este patrón dietético.
Buena para el corazón y los telómeros
La dieta mediterránea se ha relacionado con una serie de beneficios para la salud, incluyendo la disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares y cáncer. De hecho, es considerada una de las dietas de las que más evidencia existe para la prevención de enfermedades cardiovasculares al favorecer un envejecimiento saludable, en parte debido a sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes.
Este trabajo supone el análisis más amplio realizado hasta ahora que muestra una asociación beneficiosa entre ambos parámetros. “Además, han participado los investigadores principales de los artículos revisados, proporcionando datos inéditos para reunir los resultados del estudio”, explica Jordi Salas-Salvadó, científico del CIBEROBN y la Universitat Rovira y Virgili.

El trabajo incluye ocho estudios observacionales, y comprende 13.733 participantes de 5 países diferentes seleccionados a partir de una búsqueda bibliográfica para identificar la asociación entre adherencia a un patrón de dieta mediterránea y acortamiento de los telómeros.
No es la primera vez que se relaciona la dieta mediterránea con una reducción de la mortalidad. El pasado febrero, un equipo británico relacionó sus cualidades con un ‘alargamiento’ de la vida, pero no por la vía de los telómeros, sino de las ‘tripas’.
Según su estudio, publicado en Gut (BJM), Seguir durante un año una dieta mediterránea favorece la proliferación de bacterias intestinales relacionadas con el envejecimiento saludable, mientras que reduce las asociadas a la inflamación en personas mayores.
¿Qué es una buena dieta mediterránea?
El aceite de oliva es la piedra angular de una buena dieta mediterránea, según estudios de nutrición a largo plazo, como PREDIMED y PREDIMED-Plus. Alrededor de esta grasa saludable giran verduras, preferiblemente cocidas o al vapor. Pero también en sofritos, base de buena parte de las recetas propias de la región mediterránea, son una de las claves, como explica aquí Beatriz G. Portalatín para El Español.

La cocina lenta, propia de un buen sofrito de verduras con aceite de oliva, permite la liberación de licopenos, una sustancia típica del tomate, por ejemplo, con propiedades antioxidantes y efectos protectores contra tumores y la diabetes tipo 2, según otro estudio también liderado por el CIBEROBM.
Las verduras deberían estar presentes tanto en la comida como en la cena, aproximadamente dos raciones en cada toma. Por lo menos una de ellas debe ser cruda. También los frutos secos y semillas masticables.
La Fundación Dieta Mediterránea recomienda, además, la ingesta de hidratos una o dos raciones por comida, en forma de pan, pasta, arroz, cuscús u otros. Preferentemente integrales ya que algunos nutrientes (magnesio, fósforo, etc) y fibra se pueden perder en el procesado.
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De ahí, hacia arriba en la pirámide, las legumbres, los huevos, los pescados, carnes blancas y patatas. Cierran la lista las carnes procesadas y rojas y los preparados dulces, que deben ser esporádicos.
Y aunque hay parte de la comunidad médica especializada en nutrición que tradicionalmente ha incluido una ingesta moderada de vino como característica de la dieta mediterránea, hay un amplio consenso actual en cuanto a su carácter tóxico y favorecedor de enfermedades como el cáncer, por lo que no compensa el potencial efecto beneficioso de algunos de sus componentes frente al perjuicio del alcohol, según otros especialistas.
La molécula del envejecimiento
La dieta mediterránea se ha demostrado, a nivel mundial, como una de las que tienen mayores efectos beneficiosos para la salud a largo plazo, como preventiva de tumores o enfermedades cardiovasculares. Pero hay una corriente de la biología que se está centrando en la restricción calórica. Al menos, a nivel celular.
El descubrimiento de cómo las células se ven obligadas a ayunar y vivir más ha sido clave en el desarrollo de fármacos. Desde el tratamiento del cáncer, al de otras dolencias relacionadas con el envejecimiento. Aquí te contamos cómo se supo de ella y qué tiene que ver con que las células pasen hambre y las ‘dietas del ayuno’.
Muchas gracias por el artículo. Este y otros relacionados con la salud siempre son excelentes y clarificadores. Sería interesante incluir bibliografía sobre los temas que se tratan.
Enhorabuena por su existencia tan necesaria en estos momentos de confusión.
Saludos cordiales