Cuarta ronda del estudio de seroprevalencia. Con un mínimo de 4,7 millones de infecciones pasadas hasta final de noviembre, se estima que si en la primera ola de la pandemia se detectaba apenas uno de cada 10 casos de COVID-19, en la segunda se está llegando aproximadamente a 6 por cada 10.
Para noviembre, un 9,9% de la muestra se había infectado en algún momento por el nuevo coronavirus, frente al 5,2% que se alcanzó en la primera ola. Es decir, casi se ha duplicado la prevalencia. Un tercio de las personas lo pasó sin enterarse.
En noviembre, un 7% de la muestra conservaba anticuerpos de haber pasado la COVID-19 detectables en test rápido.
Esto se deduce de los tests de anticuerpos rápidos que se han hecho a 51.409 personas (4.000 nuevas) de los mismos hogares que participaron en las tres primeras rondas de este macroestudio ENE-COVID liderado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).
En este sentido, los datos son limitados: «No representa a quienes residen en residencias de ancianos o prisiones, ni otros específicos», según la directora del centro Raquel Yotti.
Según Marina Pollán, directora del Centro Nacional de Epidemiología, «las tres primeras rondas representan esencialmente la primera onda epidémica». La cuarta, realizada entre el 16 y 29 de noviembre, muestra que el importante número de contagios desde el verano hasta finales del mes pasado.
Actualmente, un 7% de las personas testadas tiene anticuerpos ‘de memoria’ (IgG), esa parte de nuestras defensas que aparecen en la sangre unas dos semanas después de la infección.
¿Por qué un 7% no el 9,9% total? Lo que dista hasta esa cifra global representa a aquellas personas que han perdido una cantidad de anticuerpos tal que los tests rápidos no pueden detectarlos.

Eso no quiere decir, necesariamente, que esas personas que han perdido los anticuerpos detectables no estén protegidas (se cree que en los casos leves, decaen a los pocos meses). Hay otros recursos de nuestro sistema inmunitario que conservan la memoria de los patógenos, y están listas para responder si vuelve el SARS-CoV-2 a aparecer por el organismo.
Lejos de la inmunidad de grupo incluso en Madrid o Soria
En el acumulado, destacan con más de un 18% de positivos en IgG las provincias de Cuenca, Soria y Madrid. La última tiene de media un 18,6% de personas que ha pasado la COVID-19, como mínimo (19,9%, mujeres).
Donde menos ha circulado el virus, con una prevalencia en sangre de menos del 5% acumulado: Canarias, Lugo, Pontevedra, La Coruña, Huelva, Córdoba y Valencia.

«No estamos en situación de protección», ha dicho Pollán. «No se puede notar siquiera en Madrid, Soria y Cuenca [el efecto de inmunidad de grupo], incluso con las estimaciones más bajas que son del 40% como mínimo [de personas que han pasado la COVID-19 para frenar la expansión del coronavirus].»
¿Ayudará esta alta prevalencia al efecto de la vacuna para frenar la pandemia? «Tendremos la vacuna antes de la inmunidad de rebaño, sea cual sea el porcentaje, que será muy superior a este 10%», ha recalcado. Pollán ha recordado el primer caso de reinfección documentada en Madrid, por una mujer que contagió a algunos de sus contactos, en la segunda ocasión.

Esta segunda ola está implicando más contagios en los hogares estudiados. La gente que antes era negativa y ahora positiva llega al 3,8% (seroconversión). En las rondas anteriores, siempre estuvo por debajo del 1%. No es menos cierto que entonces estábamos o confinados o desescalando.
Alta prevalencia entre sanitarias y cuidadoras
El estudio destaca la alta prevalencia en personal sanitario (con un acumulado del 16,8% en total, frente al 10% de la primera ronda; 15,9% en mujeres en el acumulado ahora), las cuidadoras de dependientes (15,9%) limpiadoras (13,9%) y trabajadoras en centros sociosaniatarios (13,1%).
Las doctoras Yotti y Pollán han recordado que este estudio no ha entrado específicamente en colectivos. No obstante llama la atención el grado de contagios en población extranjera, del 13%, seguramente «por condiciones de vida o su tipo de trabajo», ha señalado Pollán.
En general, se observa algo menos de prevalencia en el grupo de los menores de 10 años de edad (prevalencias siempre menores al 8%). Y mayor en los hogares con menos ingresos: por debajo de una renta relativa del 5%, ha pasado la infección el 11,8%, seguido de los más ricos, 10,5%.
En esta ronda ha participado un 63% de los contactados. Ha habido personas que no han querido seguir siendo analizadas. Según Pollán, por cansancio, por haber participado hace poco en algún cribado masivo y, llamativamente, por miedo a perder el trabajo «pese a disponer de justificantes oficiales».
Siendo inferior a la media de las tres rondas, se considera «excelente para una cuarta ronda y suficiente» según Alfredo González, secretario general de Salud Digital (sistema de información único de Sanidad).
Los datos aportados hoy son preliminares. Más de 12.000 personas han donado sangre para realizarse estudios inmunológicos más precisos que, en las próximas semanas, darán más jugosos datos sobre el grado de protección y evolución de los anticuerpos en la muestra seleccionada.
Sólo se ha extraído sangre de vena a los positivos y a un 15% de los negativos. Aún se están analizando las muestras en el Centro Nacional de Microbiología, con técnicas más precisas y laboriosas, cuyos resultados estarán en «unas pocas semanas».
No hay fecha para la quinta ronda, ya en el primer trimestre de 2021, «pero se adaptará a la campaña de vacunación y situación epidemiológica», ha respondido la doctora Yotti.
No a los tests rápidos de anticuerpos para uso individual
La directora del ISCIII ha sido crítica con el uso de tests rápidos de anticuerpos (no confundir con antígeno, de palito en la nariz) para diagnosticar COVID-19, tal y como se están vendiendo ya en algunas farmacias.

La doctora ha recordado que «ningún test de anticuerpos permite determinar si una persona tiene una infección activa. Sólo estimar si en un momento dado se ha pasado la infección». Es decir, quien se compre un test de autodiagnóstico apenas estará saciando su curiosidad, no su capacidad de contagiar a otras personas.
En este sentido, incluso ha recordado que «la precisión es menor a las técnicas de laboratorio. Este es el motivo por el que los organismos desaconsejan su uso para diagnóstico».
Se han usado en este estudio de seroprevalencia en combinación con las técnicas ELISA, extrayendo sangre de vena y analizándola con detalle en laboratorio. El test rápido de anticuerpo es útil en «estimaciones estadísticas poblacionales, no para decisiones individuales»
Yotti ha concluido: «Ninguna persona debería tomas decisiones para evitar medidas que sabemos que son útiles para evitar la propagación de virus».