Las mentiras sobre la covid han resultado ser tan contagiosas como la pandemia. En ella, la ciencia ha sido una herramienta clave para verificar la desinformación, pero también ha tenido un papel importante en la creación de bulos (con la excusa de la ‘ciencia’ o la ‘salud’) que han contribuido a diseminar mentiras sobre el virus y sus efectos.
Los audios atribuidos a un reconocido médico, datos supuestamente salidos de un gran hospital. O comentarios que parecían ser de una enfermera que había estado atendiendo casos de covid pero que en realidad eran inventados se multiplicaron durante los primeros meses de la pandemia.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Navarra y el Barcelona Supercomputing Center (BSC) ha analizado los bulos relacionados con la ciencia para entender las características y las plataformas utilizadas para difundirlos durante los tres primeros meses de la pandemia. En total, un tercio de la información falsa sobre la pandemia contenía mentiras sobre temas científicos y relacionados con la salud.
Los resultados se recogen en un artículo publicado por la revista científica PLOS One. Los autores, liderados por Bienvenido León, apuntan a que una gran parte de la desinformación tuvo una base científica real, aunque con diversos grados de rigor.
De la ciencia apresurada a las interpretaciones equivocadas: una tipología de los bulos sobre ciencia
Engaños, descontextualizaciones, exageración… La mentira adopta muchas formas y, durante el inicio de la pandemia, el interés en tener más información sobre un virus nuevo en un momento en el que apenas había información dio lugar a numerosos bulos. El estudio identifica cuatro tipos de desinformación según su conexión con el conocimiento científico: desde la ciencia apresurada hasta la falsedad sin base científica, pasando por ciencia descontextualizada o mal interpretada.
Un ejemplo que los autores citan como paradigmático sobre cómo se crean los bulos es la cadena que apuntaba que el SARS-CoV-2 era una combinación artificial del VIH y del SARS. La fuente: un preprint (un borrador de artículo académico sin revisión) que fue retirado por los propios autores tres días después de publicarlo tras identificar errores en su análisis.
En este y otros casos, la evidencia científica a nivel clínico se construía sobre la marcha, con resultados en algunos casos contradictorios. Por eso, también, algunos de los bulos reflejaban análisis de ciencia prematuros o preliminares, o engaños que surgían de investigaciones mal interpretadas o sin resultados concluyentes. En otras ocasiones, la desinformación se generó al unirse la política y el fraude científico, como en el tratamiento con hidroxicloroquina.
Este compuesto comenzó a utilizarse en varios hospitales, pero a mediados de mayo dos publicaciones aceleradas en revistas científicas destacaron que los tratamientos con hidroxicloroquina en pacientes con covid grave no suponían notables mejoras e, incluso, podrían resultar perjudiciales. Por otro lado, sus defensores se aferraban a datos esperanzadores pero preliminares de este fármaco en algunos hospitales. Mientras, los bulos seguían circulando.
Los resultados del estudio también confirman que “la investigación en la ciencia requiere tiempo y fundamentación, los cuales no fueron factibles durante la pandemia”. Esta falta de tiempo y de revisión suficiente sobre la investigación científica “fue fundamental para contribuir a la desinformación pública”.
El confinamiento, la incertidumbre y las interpretaciones prematuras: un cóctel de emociones en redes
La investigación también concluye que el uso de las redes sociales aumentó en paralelo con la difusión de bulos. “Esto sugiere que en los primeros días, el gran interés público en acceder a la información para adaptarse a una situación novedosa, combinado con la falta de información, dio lugar a numerosos bulos” relacionados con la ciencia y la salud.
De hecho, España fue uno de los países europeos donde más creció el uso de las redes durante el confinamiento y donde actuaron como principal canal de difusión de bulos.
España fue de los países de Europa donde más crecieron las redes en el confinamiento, también como canal para los bulos.
Muchos de ellos utilizaban fuentes reales o falsificadas para dar autoridad al engaño y hacerlo más creíble. En otros, “el origen era una publicación científica de baja calidad, ya sea en formato preprint o en un artículo revisado por pares en una revista de prestigio”, como recoge el estudio.
“La ciudadanía debe hacerse cargo de que la desinformación es un fenómeno con peligrosas consecuencias sociales”, asegura Ramón Salaverría, investigador principal del proyecto titulado Mentiras contagiosas, que contó con el apoyo de la Fundación BBVA (FBBVA).
En este contexto, el proyecto RRSSalud ha investigado, entre 2020 y 2022, la tipología y las dinámicas de diseminación de las noticias falsas sobre salud en las redes sociales en España. Fruto de esa investigación han creado el webdoc Mentiras contagiosas, donde cualquiera puede poner a prueba su capacidad de distinguir entre noticias sobre salud falsas y verdaderas.
Herramientas para contrarrestar la desinformación y bulos de ciencia
La información sobre ciencia y salud es, en este sentido, especialmente delicada. Frente a otros temas cuya incidencia en la población es reducida, los mensajes afectan de lleno a la seguridad sanitaria de las personas. Por eso, la propagación de inexactitudes o falsedades puede tener consecuencias fatales.
Los autores del informe recopilan una docena de preguntas para interpretar un artículo científico sobre temas de salud:
- ¿Se presentan los datos con el error asociado?
- ¿Tiene la muestra un tamaño adecuado?
- ¿Incluye un análisis estadístico?
- ¿La distribución o elección de las muestras es aleatoria?
- ¿Se han descartado valores extremos?
- ¿Los experimentos tienen controles y estos son los adecuados?
- ¿Incluye un grupo control “placebo”?
- ¿El experimento es de “doble ciego”?
- ¿Cuántas veces se ha repetido el experimento?, ¿es un ensayo multicentro?
- ¿Los resultados se han obtenido en animales o en seres humanos?
- ¿Se confunde la causa de un hecho con la correlación?
Que los confinamientos eran ilegales también fue un bulo en su momento. ¿Algo que decir ahora?
Que las vacunas eran inseguras también fue un bulo en su momento. ¿Algo que decir ahora según los datos del VAERS y de EudraVigilance?
¿Sigo?
Que los propietarios de esta "verificadora" hayan mentido deliberadamente para dañar a políticos no me inspira mucha confianza, usted perdone.