Circula por redes un vídeo en el que una persona que dice ser técnico de telecomunicaciones explica que ha sufrido un exceso de radiación electromagnética porque «están subiendo las frecuencias de las antenas de telecomunicaciones» por el 5G, emitiendo radiación no ionizante.
El autor del vídeo relata que, dos días antes de la fecha de grabación, notó falta de aire y una sensación de desmayo. Sin embargo, es imposible que los síntomas que describe se deban a este suceso. Te lo explicamos.
La tecnología 5G no es dañina
El 5G tendrá tres bandas de frecuencia en España: 700 MHz y 3,5 y 26 GHz, que se diferencian en la distancia que cubrirán, siendo la de 700 MHz la mayor y la de 26 GHz la más pequeña. Existen dos estándares 5G, denominados non-standalone (NSA) y standalone o completo (SA). Las compañías ofrecerán el 5G NSA, una versión no independiente que va sobre redes 4G/LTE. Actualmente, las compañías están ofreciendo los servicios 5G sobre la banda de frecuencias de 3,5 GHz.
Como ya explicamos en Newtral.es, esta banda tiene poca penetración en interiores de edificios, por lo que la conexión 5G en el hogar será débil hasta que, en 2021, el Gobierno subaste la banda de los 700 MHz. Es lo que se conoce como Segundo Dividendo Digital, el proceso por el que se reduce el espacio radioeléctrico destinado a las televisiones (debido a una mayor eficiencia en las emisiones de TDT) y se oferta este espacio a las compañías telefónicas. Una fase que provocará resintonizar, de nuevo, nuestra televisión, algo que ya sucedió en 2015 con el Primer Dividendo Digital, cuando la banda de los 800 MHz dio paso al 4G.
[5G: Qué es y para qué te sirve]
Según Alberto Nájera López, doctor en Neurociencias y profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha, «podríamos decir que el 5G lleva años con nosotros pues la TDT ha estado usando la frecuencia de 700 MHz que usará la 5G». Es decir, que sus redes son tan inocuas como lo es el WiFi o la Televisión Digital Terrestre, o como lo fueron la instalación de antenas GSM, 3G o 4G.
La radiación no ionizante es inocua para el ser humano a los valores habituales de intensidad
Según el autor del vídeo, el motivo por el que se dice que la radiación ionizante no es peligrosa es para que las centrales eléctricas no tengan que «damnificar a la gente a la que le han causado electrosensibilidad múltiple». Pero no hay ninguna conspiración detrás de este dicho, sino la ciencia.
La radiactividad es un proceso natural que se produce cuando el núcleo inestable de un átomo trata de alcanzar un estado más estable perdiendo energía en el proceso, es decir, emitiendo radiación. Si la radiación transporta energía suficiente como para producir ionización (un fenómeno mediante el cual se producen iones, es decir, átomos o moléculas cargadas eléctricamente al captar o perder electrones), la radiación que se produce se llama ionizante.
Mientras que está demostrado que la radiación ionizante es peligrosa —ya que puede llegar a romper los enlaces químicos al interactuar con los tejidos de los seres vivos—, no existe evidencia científica de que la radiación no ionizante tenga algún efecto perjudicial en nuestra salud más allá de incrementar la temperatura de los tejidos irradiados, tal como explica la American Cancer Society. Las ondas electromagnéticas que emiten los microondas, la televisión, los teléfonos móviles o la propia luz visible, son formas de radiación no ionizante.
A diferencia de las redes 4G, que radian en todas direcciones, el 5G será muy direccionable cuando trabaje a 26 GHz, yendo hacia el dispositivo que se dirige. Como ya explicamos en Newtral.es, entre la antena de Torrespaña y una bombilla de casa, es la bombilla encendida la que emitirá con una energía mayor, entendida esta como frecuencia o velocidad a la que vibran sus ondas, aunque tenga muchísima menos potencia por superficie. Es tal la energía que porta esta radiación ionizante que puede romper las cadenas de ADN de una célula y, por tanto, derivar en un cáncer. Ni las ondas de radiotelevisión, ni las del móvil, ni las de la luz vibran suficientemente rápido como para tener este efecto.
«El propio WiFi 5G que tenemos en casa tiene una frecuencia mayor que la de las redes 5G que han comenzado a activar algunas compañías», explica a Newtral.es Alberto Nájera. «La radio FM, por ejemplo, está muy por encima de los niveles de cobertura móvil en muchos puntos».
Las frecuencias altas en las que se situará el 5G no son peligrosas
El 5G funcionará, por ahora, sobre la infraestructura actual de la TDT. Es decir, utilizan el mismo espectro que la televisión. «Son 700 MHz, es la frecuencia más baja que va a utilizar la telefonía móvil digital en la historia», detalla Nájera. El problema es que las señales procedentes de una red 5G se atenúan muy fácilmente, es por eso que, en el futuro, esta tecnología requerirá de la instalación de muchas pequeñas antenas, que puedan amplificar su señal. Esta tecnología multiplicará el número de antenas que eran necesarias para el 4G, pero emitirán a una menor potencia, ya que la direccionalidad de la onda será “punto a punto”.
En un futuro posterior al Segundo Dividendo Digital, se espera que el 5G utilice la conocida como banda milimétrica, la situada en torno a los 26 GHz. Estas frecuencias más altas pueden transportar datos de una manera mucho más rápida, pero con mayor dificultad para traspasar obstáculos. Por ese motivo, la banda milimétrica es la que se utiliza en espacios abiertos como aeropuertos, estaciones o centros comerciales, con una gran concentración de dispositivos.
El incremento en la frecuencia frente a las comunicaciones 4G no suponen un problema para el ser humano, ya que el aumento de energía que se produce no es suficiente para llegar a ser radiación electromagnética ionizante. Además, se han establecido límites de intensidad seguros. Hace mucho que utilizamos esta banda de frecuencias (para las comunicaciones vía satélite, por ejemplo) y no hay evidencias de que su uso haya tenido un impacto negativo en nuestra salud.
La electrosensibilidad no está catalogada como una enfermedad
En cuanto a la electrosensibilidad múltiple descrita por el autor del vídeo, se trata de un fenómeno que, a día de hoy, no ha sido catalogado como una enfermedad causada por la exposición a campos electromagnéticos. La mayoría de estudios y la OMS etiquetan este fenómeno como un trastorno psicosomático.
«No hay gente que pueda “sentir” los entornos electromagnéticos. Los estudios que han intentado hallar este tipo de pacientes han demostrado que en condiciones controladas no son capaces de reproducir los síntomas», explica el doctor en Neurociencias Alberto Nájera, algo que el Instituto Nacional de la Seguridad Social también asegura en una guía en la que describe este fenómeno. «Además —continúa Nájera— los síntomas que describe esta persona ni siquiera podrían ser atribuibles al 5G porque su implantación, por ahora, es muy limitada y no cambia demasiado a lo que ya había».
La Organización Mundial de la Salud, por su parte, deja claro que no se ha probado que exista una relación causa-efecto «entre la exposición a campos electromagnéticos y ciertos síntomas notificados por los propios pacientes». La OMS reitera que la principal consecuencia de la interacción entre la energía radioeléctrica y el cuerpo humano es el calentamiento de los tejidos, tal y como explicamos anteriormente.
El 5G no absorbe oxígeno allá donde penetra
Por redes sociales circula una captura del BOE acompañada de un texto que asegura que “el 5G es una frecuencia que absorbe el oxígeno allá donde penetra” y que el Gobierno lo reconoció en una publicación del Boletín Oficial del Estado en 2018. El autor del vídeo relata, precisamente, que debido a la supuesta radiación que recibió, el intercambio de oxígeno en la sangre no se produce bien, lo que le provocó la sensación de mareo que describe.
La publicación del BOE versa sobre radioenlaces, que son antenas que sirven para que las estaciones de telefonía móvil se comuniquen entre ellas, pero «no sirven para dar cobertura ni irradian hacia los edificios o las personas», explica Nájera en la web del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS) del que forma parte.
De hecho, la frecuencia descrita en el documento oficial es la de 60 GHz, muy lejos de la de 26 GHz en la que operará en un futuro la red 5G. A pesar de todo, ni el 5G ni otras radiofrecuencias “absorben” el oxígeno ni producen hipoxia cerebral. Según ha explicado a Newtral.es José Manuel Riera, catedrático de la Escuela de Ingenieros de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid, la advertencia que se hace en el BOE sobre el oxígeno es referente a posibles interferencias con los radioenlaces.
«Lo que dice el BOE se interpreta justamente al revés. Las ondas de radio en esas frecuencias se atenúan al atravesar la atmósfera porque el oxígeno las absorbe. No sucede al revés, el oxígeno no se ve afectado en absoluto», asegura Riera. El catedrático explica también que por el momento hay un uso mínimo en esa banda: «Si en el futuro se emplearan esas frecuencias de 60 GHz para el 5G no habría ningún problema con el oxígeno. Nadie se va a ahogar por ese motivo».
Beber dióxido de cloro es peligroso
En el vídeo, el técnico de telecomunicaciones dice que si alguien siente esa falta de aire y malestar que él describe, lo que debe hacer es tomar dióxido de cloro. Sin embargo, en Newtral.es ya advertimos de lo peligroso que puede resultar cuando se difundió la ingesta de este medicamento ilegal como una supuesta cura para el coronavirus. Es un fraude.
En definitiva, el vídeo es un conjunto de imprecisiones y falsedades científicas, en el que se recomienda, además, el consumo de un brebaje peligroso para la salud.