En los últimos días se ha viralizado un mensaje de 20 puntos bajo el título de “aclaración para los confundidos” en el que se defienden diversas teorías, muchas ya desmentidas, sobre el origen del SARS-CoV-2: su creación en un laboratorio, que tiene cura, o técnicas desacreditadas para prevenir la COVID-19. También habla de Médicos por la Verdad, una agrupación de personas que, por ejemplo, ha asegurado que la pandemia no existe. Revisemos estos y otros argumentos de esta lista que se ha demostrado que son falsos.
La supuesta cura de la COVID-19, Médicos por la Verdad y la pandemia
El mensaje arranca con afirmaciones sobre la supuesta cura para la verdad, la labor de la organización Médicos por la Verdad y la existencia de la pandemia.
En primer lugar, el SARS-CoV-2 no tiene cura. De momento, varias vacunas se encuentran en la tercera fase de la investigación con resultados prometedores. Este tercer estadio investigativo es el punto previo a su aprobación por los organismos correspondientes para su administración a la población. Sí se sabe, por ejemplo, que el remdesivir ha dado buenos resultados en la recuperación de casos graves de COVID-19.
Sobre Médicos por la Verdad, es un colectivo cuyos integrantes defienden posturas falsas y engañosas, como que los test PCR no son fiables, que el dióxido de cloro es útil para curar la COVID-19 o que la futura vacuna que se administre a la población contra el coronavirus no es fiable.
Finalmente, sobre la existencia de la pandemia, la Organización Mundial de la Salud anunció el pasado 11 de marzo que, tras “una evaluación permanente” del brote de coronavirus, estaban “profundamente preocupados tanto por los alarmantes niveles de propagación y gravedad, como por los alarmantes niveles de inacción” y que “por estas razones” llegaron a la conclusión “de que la COVID-19 puede considerarse una pandemia”.
Según la OMS, una pandemia es “la propagación mundial de una nueva enfermedad”. Los últimos datos dicen que el coronavirus afecta a 217 países y territorios del planeta. Al momento de escribir estas líneas, los contagiados alcanzaban 55,6 millones de personas en el globo.
Se puede prevenir la COVID-19, pero no con ozonoterapia y dióxido de cloro
En el mensaje se afirma que el coronavirus se puede prevenir siendo aseado y con opciones como “la ozonoterapia” o el “dióxido de cloro con el protocolo preventivo”. El ministerio de Sanidad recomienda el lavado de manos frecuente, el uso de mascarilla, evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca y cubrirse esta con el codo cuando se vaya a toser o estornudar. También que se mantenga una distancia de metro y medio entre personas y ventilar de forma frecuente los espacios cerrados.

Por otro lado, es falso que la ozonoterapia y el dióxido de cloro sean parte del protocolo preventivo, como afirma uno de los puntos del mensaje. Según el Observatorio contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), la ozonoterapia es una práctica que está “basada en malas concepciones sobre ‘lo natural’ y mitos fruto de la tergiversación o mala interpretación de fenómenos bioquímicos”. Añade que forma parte de “todo un repertorio de propuestas pseudocientíficas de gran popularidad y alta peligrosidad”.
“No hay ninguna evidencia científica creíble que avale el uso del ozono como un tipo de terapia médica, ni mucho menos como tratamiento del cáncer. Incluso puede ser peligroso. Se han publicado informes y artículos médicos sobre muertes de pacientes con este método”, sentencia. En el caso del dióxido de cloro ya hemos desmentido que sea útil para prevenir o curar la COVID-19. Las agencias reguladoras insisten en que estas soluciones, además, son peligrosas para la salud.
Sobre las pseudoterapias, 2.750 personas del mundo de la investigación de 44 países publicaron el pasado octubre un manifiesto en el que exigían “leyes que no propaguen prácticas peligrosas en Europa”.
Las cifras de contagiados y muertos por la COVID-19 en EEUU no son ciertas
Este punto del mensaje que estamos comprobando asegura que en Estados Unidos se “descubrió que toda cifra dada sería en realidad el 10%” de la misma “debido a que han hecho pasar casos de muertes de otras enfermedades por el virus”. Falso. Como ya explicamos en su momento, esta afirmación se fundamenta en una malinterpretación de las estadísticas oficiales.
Uno de los estudios hechos por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos sobre los certificados de defunción cumplimentados en los hospitales del país, en relación con el exceso de muertes por la COVID-19, reveló que en el apartado de comorbilidad, el 6% de las muertes analizadas era el coronavirus la única causa mencionada. La comorbilidad, en estos casos, indica las otras afecciones registradas en el certificado de defunción, junto con la COVID-19.
En el 94% de las muertes restantes, según el análisis, habían otras enfermedades anotadas, además del coronavirus.
El 6% de certificados en los que no se anotaba otra enfermedad, además de la Covid-19, se sacó de contexto y se difundió como si fuera el número real de fallecidos por el coronavirus.
Las pruebas no son confiables y dan falsos positivos
El texto también habla sobre la alta posibilidad de que los test PCR den “falsos positivos”. No es cierto. Recordemos que las PCR son pruebas de diagnóstico que permiten detectar un fragmento del material genético de un patógeno. En el caso del coronavirus, una molécula de ARN.
Como nos explicó en su momento el doctor en Virología y profesor de Biotecnología de Coronavirus, Javier Cantón, la técnica de la PCR utiliza dos secuencias cortas de ADN, los llamados cebadores, para seleccionar la parte del ADN a amplificar.
“Para que la PCR salga positiva es necesario que estos dos cebadores tengan la misma secuencia de una zona del ADN y que, en esa zona, un cebador no esté muy lejos del otro a la hora de unirse al ADN, porque entonces la PCR no saldría: los fragmentos muy grandes no se pueden ver por PCR”, aclaró el doctor Cantón.
Los asintomáticos no contagian porque no se cumple la teoría de Koch
Afirma el mensaje que los asintomáticos no son casos reales de positivos porque el cuerpo de una persona infectada por un virus “tan agresivo”, como puede ser el SARS-CoV-2, “lanza alarmas de intruso” en forma de fiebre, el dolor de cabeza o los vómitos. Y que, de acuerdo con la teoría de Koch, si no hay síntomas, significa que no contagian.
Esta argumentación es falsa. Se fundamenta en la premisa de que no se cumplen los postulados formulados por el microbiólogo alemán Robert Koch en el siglo XIX para determinar las causas de una enfermedad y que, a día de hoy, no siempre se siguen.
El primero de los postulados defiende que “el organismo debe encontrarse en pacientes enfermos, pero no en personas sanas”. De ahí la alusión en el mensaje a los asintomáticos. Los clasifica como sanos porque no tienen síntomas, a pesar de que sí están infectados. Según esta postura, las infecciones causadas por herpes o hepatitis C tampoco cumplirían los postulados. Como ya nos comentó el doctor Cantón, estos principios sí se cumplen en el caso de los asintomáticos por la COVID-19, al menos, “tal y como se entienden en el siglo XXI”.
“El hecho de que los postulados, tal como se escribieron en el siglo XIX, se cumplan o no a día de hoy, no tiene tanta repercusión”, apuntó entonces.
La teoría de que virus fue creado en un laboratorio
Falso. Esta es una de las primeras teorías conspiranoicas que se viralizó en las redes sociales. Sin embargo, como contamos en su momento, el consenso científico descarta, ante las evidencias disponibles hoy día, el origen artificial del SARS-CoV-2. Se sigue investigando su origen animal, con los murciélagos como principales huéspedes sospechosos.
No hay que tener miedo porque nos hace “controlables mentalmente”
Ya hacia el final del mensaje se asegura que no hay que tener miedo ante la actual situación ya que, esto, “te vuelve una persona controlable mentalmente”. Timanfaya Hernández, psicóloga sanitaria y forense, comenta a newtral.es que, “por lo general, hacer afirmaciones radicales sobre la causalidad de algo nos lleva a posiciones erróneas”.
“Decir tajantemente que ‘el miedo disminuye tu sistema inmune’ y que eso te puede volver ‘una persona controlable mentalmente’ puede llevar a muchas personas a sentirse aún más angustiadas”, sostiene Hernández, quien es también vicesecretaria del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid.
Explica que el miedo es “una emoción adaptativa” y que “estructuralmente hablando está ligado a distintas bases neurobiológicas, entre ellas y muy importante, la amígdala”.
“Cuando la emoción de miedo permanece de forma constante y sin encontrar salidas, nuestro sistema se estresa. Es esto precisamente lo que podría llevar a alterar nuestro sistema inmune: la unión del miedo, el estrés y la relación del mismo con otras hormonas como el cortisol”, argumenta.
Pero, añade, que “en general” el organismo “tiene recursos y, por supuesto, será únicamente un porcentaje de personas las que se vean afectadas de forma más importante, por decirlo de alguna manera”.
Las vacunas afectan a tu salud
Uno de los últimos puntos del texto que hemos recibido defiende que la gente no necesita vacunarse si “te mantienes sano”. Esgrime en su defensa que las vacunas “traen químicos, metales pesados y una serie de ‘bichos’ que solo van a afectar más a tu salud a mediano y largo plazo, tanto física como mentalmente”.
Es cierto que las vacunas están compuestas por diferentes elementos, entre ellos cantidades mínimas de metales como el mercurio o el aluminio, pero se ha probado que no son perjudiciales para la salud. Según la OMS, “la inmunización es uno de los mayores éxitos de la medicina moderna” y “permite evitar de 2 a 3 millones de muertes cada año”. Apunta, además, que de mejorar la cobertura mundial “se podrán evitar otros 1,5 millones de defunciones”.
Los supuestos efectos secundarios de algunas vacunas, como que provocan autismo o esterilidad, ya las hemos desmentido. Recordar, finalmente, que en España la vacunación no es obligatoria, salvo en ocasiones especiales.
Si escuchas lo que dice un político y crees que es mentira, o te llega algo que tiene pinta de ser un fake, escríbenos al +34 627 28 08 15 con tu consulta o pincha sobre el número si nos lees desde tu móvil para que lo verifiquemos por ti.