Los agujeros del sistema: ¿Qué peso tienen los beneficios fiscales en el desajuste español?

Fachada de la Agencia Estatal de Administración Tributaria
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El coronavirus ha sumido a España en una recesión histórica. Su deuda pública supera el 100% del PIB y la diferencia entre lo que gasta y lo que ingresa el Estado sigue en aumento. Con este escenario solo cabe pensar en dos vías: o se gasta menos o se ingresa más. Pero en nuestro país ya había obstáculos de base. Su presión fiscal está seis puntos por debajo de la media de los países miembros. Es decir: es uno de los estados de la Unión Europea con menos ingresos tributarios, a pesar de que sus tipos marginales ―los tramos más altos de los impuestos que pagan los contribuyentes― son similares a los de otros países. ¿Por qué ocurre esto?

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Algunos expertos llevan años poniendo el acento en las deducciones, reducciones o exenciones fiscales. Consideran que este puede ser uno de los agujeros por el que se escapan millones de euros de recaudación. El propio ministro de Seguridad Social, Inclusión y Migraciones, José Luis Escrivá, ha hecho referencia a este asunto en los medios cuando se le ha cuestionado por una posible reforma fiscal, aunque esta corresponde a la cartera de Hacienda. “Hay que reformar la fiscalidad en distintas direcciones, pero por razones estructurales, no necesariamente por la pandemia”, dijo en Al Rojo Vivo.

Y dio cifras: “España es el país de Europa, junto a Italia, que tiene más altos beneficios fiscales. Estamos hablando de 70.000 millones de beneficios fiscales. Son ingresos que no recibe el Estado porque determinados colectivos, personas o empresas pueden deducirse determinados gastos. Esto hay que analizarlo bien”. Precisamente, la AIReF acaba de estudiar 13 de estos beneficios, un 60% del total y los cuantifica en 35.000 millones de euros.

Aunque no ha analizado todas las excepciones fiscales, aproxima una cifra del coste recaudatorio total: 60.000 millones, lo que equivale a 5 puntos del PIB. 10.000 menos de lo que expresaba Escrivá. Pero, ¿realmente es tan importante este punto para conseguir un marco tributario más óptimo?

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Los expertos consultados por Newtral.es coinciden en que cabe replantearse su utilidad.

“El sistema impositivo ganaría en eficiencia y, por lo tanto, en recaudación sin necesidad de tocar los tipos, simplemente eliminando muchas de las deducciones”, opina José Ignacio Conde Ruiz, profesor de Análisis Económico en la Universidad Complutense de Madrid y subdirector de FEDEA, que cree que esta es una causa importante por la que España no recauda lo suficiente.

“España tiene un sistema impositivo muy ineficiente, pues tiene tipos marginales similares a otros países, pero tiene unas bases impositivas reducidas por la gran cantidad de deducciones, exenciones o beneficios fiscales. Esto genera que tengamos unos tipos marginales muy superiores a los tipos efectivos [el porcentaje real que paga el contribuyente]”. 

Conde Ruiz piensa que para que haya una política redistributiva se debe compensar por la vía del gasto: “Si reducimos los productos que están, por ejemplo, en el tipo reducido del IVA, seguramente será necesario compensar por la vía de la política del gasto a los colectivos más vulnerables”, añade. Es decir, buscar el equilibrio a través de ayudas o medidas como por ejemplo, mejorar las becas en lugar de ofrecer matrículas bajas en la Universidad.

Javier Collado Muñoz, profesor de Economía de Udima y CEF, también se muestra partidario de esta idea. “Realmente es un gran agujero. Habría que estudiar uno por uno si los beneficios fiscales son realmente efectivos y en el caso de que no lo sean, pasarlos a política de gasto”. Él considera que un modelo fiscal efectivo es el anglosajón, basado en “impuestos sencillos”. “Es una base por un tipo igual a una cuota y si quieren hacer alguna política de ayuda a otros sectores lo hacen vía gasto. Esto genera seguridad jurídica, porque tienes impuestos fáciles de gestionar”, explica.

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Una perspectiva distinta plantea Luis del Amo, secretario técnico del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF). En su opinión, eliminar estos beneficios fiscales es parte de la solución al problema recaudatorio,pero no el único remedio. “Lo que está cuestionando la AIReF, y todos nos tenemos que cuestionar, es si este coste recaudatorio de los beneficios fiscales merece la pena. Evidentemente, si tiene un coste recaudatorio y no produce el beneficio que tendría que tener, hay que quitarlo. Ganemos en recaudación lo que ganemos. Pero pienso que, cuando te pones a ver incentivo por incentivo, la recaudación que puedes conseguir no es mucha y en muchos casos es muy doloroso quitar ese incentivo que ya lleva tiempo asentado”, considera del Amo.

Algunas conclusiones de la AIReF

El organismo independiente de control fiscal ha analizado si cada beneficio fiscal cumple el objetivo para el que fue creado, y propone mejoras en el caso de que no sea así. Según indica, los que se pueden aplicar al IVA son los más cuantiosos. Destaca los tipos reducidos de IVA como los más relevantes.

Sobre estos en concreto se muestra contundente: “no cumplen el objetivo de forma eficiente desde el punto de vista distributivo”. Las exenciones fiscales que contempla el tipo reducido de IVA, como por ejemplo las que se aplican a los alimentos y bebidas sin alcohol, el transporte o la restauración, entre otras, supone unos 18.000 millones de euros, según el informe. Tal y como ponían sobre la mesa algunos de los expertos consultados por Newtral.es, para evitar incrementar la desigualdad en la distribución de renta, la AIReF cree necesario articular medidas de gasto paralelas dirigidas a colectivos vulnerables. 

Sobre el IRPF, considera que hay que reformular completamente la reducción por aportaciones a sistemas de previsión social, es decir, las reducciones a las bases imponibles de planes de pensiones, mutualidades de previsión social y las primas satisfechas a seguros privados, entre otras. También la reducción por arrendamiento de viviendas. En este segundo caso propone “reorientar su diseño para facilitar el acceso al alquiler a colectivos vulnerables, teniendo en cuenta las especiales necesidades en áreas metropolitanas”. 

Además, ve distorsiones en los tipos reducidos de las sicavs y socimis. Para sus tipos reducidos propone “reforzar los requisitos para mejorar el cumplimiento efectivo de la naturaleza colectiva de la inversión en los términos previstos en nuestra normativa”. Esto es, por ejemplo, fijar un límite máximo de participación por accionista.

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El elevado coste político

Los expertos que han atendido a Newtral.es no solo coinciden en que hay que revisar la eficiencia de las deducciones, reducciones o exenciones que contempla el sistema fiscal español. Todos hacen referencia al coste político que supone hacer un cambio de este calado. 

“Llevamos muchos años hablando de este tema, pero ningún partido está dispuesto a asumir el coste político de subir la recaudación. Yo creo que a los ciudadanos hay que decirles que si queremos tener un estado del bienestar con servicios públicos de calidad pues no va a quedar más remedio que mejorar la recaudación. Un debate político honesto sería elegir entre aumentar la recaudación o desmantelar algunos programas del estado del bienestar”, expresa José Ignacio Conde Ruiz.

Javier Collado Muñoz cree además que la oposición lo sacaría a relucir como argumento político. “Es impopular. Yo creo que eso es difícil que lo implemente ningún gobierno porque son votos que se pierden”, opina. 

Para Luis del Amo, el hecho de hacer un análisis serio y riguroso sobre la eficacia de estos beneficios fiscales ayudará a tener argumentos para poder eliminar los que no estén funcionando, pero indica que estas exenciones fiscales “no son tantas” actualmente: “Se han ido suprimiendo, con lo cual los que hay son pocos y muy difíciles de quitar”. 

El problema de las rentas bajas y el paro

Por tanto, parece haber unanimidad en la necesidad de eliminar ciertos beneficios fiscales o ajustarlos de forma que se escape el menor dinero posible de la recaudación impositiva. Sin embargo, llegados a este punto cabe preguntarse qué otras trabas estructurales tiene España que expliquen el desajuste entre ingresos y gastos.

“Tenemos salarios muy bajos”, aduce Luis del Amo. “Nuestro impuesto sobre la renta, aunque tenga los tipos altos, no tiene la base de recaudación que tiene Francia o Alemania. Podemos poner unos tipos estratosféricos pero si los únicos que se someten a ellos son las personas que ganan más de 300.000 euros…. No tenemos una base potente de rentas medias o medias altas que aporten más recaudación. Además del alto índice de paro”, añade del Amo.

Lo mismo opina Conde Ruiz, que considera además que la recaudación por precios públicos en España es más baja que en otros países y que este también es un factor a tener en cuenta. “La renta per cápita de España es más baja que en otros países y por el hecho que los sistemas tributarios son progresivos cuanto menor es la renta per cápita menos recaudan”.

Fuentes: