Tercer paciente curado de VIH tras un arriesgado trasplante de células madre

Cura del VIH | Dondua, Shutterstock
Cura del VIH | Dondua, Shutterstock
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No hay una cura para el sida, pero hay casos de remisión del virus de inmunodeficiencia que lo causa, que se consideran curaciones funcionales. Es decir, infectados que no tienen muestras viables del VIH en sus tejidos o son mínimos. Ahora, se ha confirmado que un hombre de Düsseldorf de 53 años, que llevaba cuatro en remisión, es el tercer paciente curado de VIH en el mundo tras un trasplante de médula.

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El llamado ‘paciente Düsseldorf’, para preservar su identidad, su suma a los casos de Timothy Brown (Berlín) y Adam Castillejo (Londres), quienes se vieron libres del virus tras someterse a un trasplante de células madre para superar sus respectivos cánceres. Por desgracia, Brown tuvo una recaída de su leucemia mieloide y falleció en 2020.

El tercer paciente curado de VIH también tenía esta afección cancerosa, además de la infección, que se diagnosticó en 2008. El paciente Düsseldorf se retrotrae ahora a aquel momento: “Todavía recuerdo bien la frase de mi médico de cabecera: ‘No te lo tomes tan a pecho. ¡Demostraremos juntos que el VIH se puede curar!’ Aquello me pareció una excusa“.

Pero no podía imaginar que su historia se iba a torcer aún más, con el cáncer, cuyo diagnóstico llegó tres años más tarde. Tras fallar la quimioterapia, se recurrió a un arriesgado trasplante de médula y células madre de un donante muy particular. Alguien con una mutación natural llamada CCR5∆32. Por suerte, salió bien.

El tercer paciente curado de VIH sí superó su leucemia

Explica a Newtral.es una de las investigadoras implicadas en este caso, María Salgado (IrsiCaixa) que esa mutación “protege de manera natural a su portador de la infección por VIH”. Su equipo, en IrsiCaixa, participa en la investigación internacional que acaba de publicar los detalles de la técnica empleada para el tercer paciente curado de VIH en Nature Medicine.

“El día de San Valentín de este año, celebré el décimo aniversario de mi médula ósea. Trasplante a lo grande. Mi donante estuvo presente como invitado de honor”, asegura en unas declaraciones mediadas por la Universidad Heinrich-Heine, ya que por el momento prefiere mantenerse en el anonimato.

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“Las células con este rasgo genético (que está en aproximadamente un 1% de la población) muy difícilmente pueden infectarse por el VIH. En definitiva, esos pacientes pueden tener trazas del virus, pero en ningún caso virus viable que pueda provocar una infección y podemos considerar que realmente están curados del VIH”, añade, por su parte, Josep Mallolas, jefe de la unidad VIH-SIDA del Hospital Clínic-Barcelona.

Mallolas está detrás de otro caso de curación que no tiene nada que ver con los tres ligados al cáncer. En 2022 presentó mundialmente a la ‘paciente Barcelona‘, una mujer todavía más excepcional que supo que se había contagiado cuando presentó un cuadro muy grave. Comenzó entonces el tratamiento típico con antirretrovirales, pero también con un inmunosupresor.

Pero a los nueve meses, dejó por completo los medicamentos. Han pasado desde entonces más de 15 años y el virus, aunque permanece en su cuerpo, está absolutamente bajo control, y sin capacidad de transmitirse. Mallolas deja claro en el SMC de España que estos casos son la completa excepción y están lejos de ser la norma: “Toda persona infectada por el VIH debe recibir tratamiento antirretroviral”.

Existe otro caso de una paciente de Nueva York diagnosticada de VIH en junio de 2013 y de leucemia mieloidea aguda en 2017. En agosto de ese año recibió un trasplante con un método más peligroso. La mutación estaba en la sangre donada de un cordón umbilical. Ella, si no ‘técnicamente curada’, sí está en clara remisión y se podría considerar la cuarta paciente que supera el VIH gracias un donante de células mutantes.

Sólo para infectados con, además, un cáncer con mala evolución

El equipo de médicos de Düsseldorf, encabezado por Björn Jensen, especialista en enfermedades infecciosas, y el hematólogo Guido Kobbe, ambos del Hospital Universitario de esa ciudad, explican que para hablar de una cura, se realizaron pruebas exhaustivas desde 2018, momento en que abandonó los tratamiento. “Ahora podemos confirmar que es posible prevenir la replicación del VIH de manera sostenible con dos métodos clave”, aclara Jensen: uno, reduciendo a la mínima expresión la cantidad de virus en las células infectadas; y dos, “transfiriendo la inmunidad del donante en el receptor”.

En las células trasplantadas, se detecta respuesta frente al VIH. O sea, que tras el trasplante y a pesar seguir con el tratamiento antirretroviral, el VIH persistió y el organismo siguió respondiendo durante un tiempo, cada vez menos, según ‘iba ganando’ la batalla. “Este dato es muy interesante –hace notar Pepe Alcamí (Centro Nacional de Microbiología), ajeno a este estudio– porque apunta a que el elemento clave para la curación es que las células del donante sean resistentes a la infección. Aunque el VIH persista un tiempo y replique, el hecho de que no pueda infectar nuevas células le lleva a la extinción”, precisa en el SMC de España.

Este avance, en la práctica diaria, no cambia nada. Los antirretrovirales ya han cambiado totalmente el panorama del sida y mantienen el VIH bajo control.

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La gran cuestión es que, como recuerda la coautora española “no es una estrategia válida para todas las personas. Tiene gran riesgo para la vida y sólo cuando hay leucemias o linfomas que hayan pasado por todos los ciclos de quimio”, apostilla Salgado. Además, “hay que buscar donantes que tengan esa mutación”, señala la investigadora de IrsiCaixa desde Barcelona.

¿Se podrían crear esas células mutadas en un laboratorio? “A nivel clínico, por ahora es ciencia ficción”, explica. Esa mutación ha sido objeto de una linea de investigación para editar ese gen y contar con una terapia más amplia. Pero aún resulta difícil que las células editadas que se trasplanten sean capaces de imponerse sobre las infectadas.

Por el momento, la relevancia del tercer paciente curado de VIH, en la práctica diaria, es escasa. No tiene sentido plantear trasplantes con una mortalidad de casi el 50% cuando los antirretrovirales son efectivos. ”Otra cosa es investigar hacia terapias inyectables cada seis meses un año, que podría contribuir a reducir el estigma”, concluye Salgado.

Fuentes

 

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