Lo que Sánchez pide a Aragonès: estos son los referéndums que sí caben en la Constitución

Referéndum Cataluña
Juan Carlos Hidalgo (EFE)
Tiempo de lectura: 11 min

“No habrá referéndum de autodeterminación. Nunca jamás”. Aunque gran parte de la oposición no da credibilidad a sus palabras, esta semana Pedro Sánchez se ha mostrado tajante respecto a las aspiraciones independentistas de celebrar una consulta sobre la autodeterminación de Cataluña.

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 Ya lo había hecho en ocasiones anteriores, siempre poniendo el mismo límite: se hará lo que quepa en la Constitución española (CE). Todo lo demás, en palabras del propio presidente del Gobierno, es “hablar de un absurdo”, según manifestó en una entrevista en laSexta. 

Lo cierto es que la Carta Magna contempla en varios puntos la posibilidad de celebrar referéndums en España, concediendo la “competencia exclusiva de ello al Estado”, según explica el catedrático de Derecho Constitucional de la Universitat de Barcelona, Xavier Arbós.

Tipos de referéndum que contempla la Constitución y temas que no pueden tratar

Según el catedrático, estas consultas se pueden clasificar en función de si su resultado es jurídicamente vinculante o no. En el primer caso, hay un tipo de consultas que “es de obligado cumplimiento” celebrarlas, como la reforma de determinados puntos de la Constitución y de los Estatutos de Autonomía. Es decir, la propia ley establece su obligatoriedad y hace necesario realizar un referéndum para llevar a cabo una modificación concreta. 

En el segundo tipo, “la CE recoge que el Gobierno puede solicitar al Congreso la autorización para celebrar un referéndum consultivo sobre materias de ‘especial trascendencia’ para todos los ciudadanos”. 

“Las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos”

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Artículo 92.1 de la Constitución

Sin embargo, Arbós explica que hay un “debate abierto” porque el Tribunal Constitucional consideró en su día que no podían plantearse referéndums consultivos sobre asuntos en los que una de las respuestas pudiera llevar a contradicción con la CE. El catedrático de la UB pone como ejemplo una hipotética consulta sobre la monarquía o la república. 

También hay cierta discusión sobre si este tipo de consultas pueden hacerse en un único territorio o si por necesidad han de extenderse al conjunto de los ciudadanos del país: “En el artículo 92 de la Constitución habla de todos los ciudadanos. Hay jurisprudencia del TC que, sin ser determinante en el uso de este apartado, hace pensar que sería fácil que declararan inconstitucional la resolución si alguien la recurriera”

 El ‘cebo’ de los referéndums consultivos

Más allá del ámbito del Derecho, Xavier Arbós reflexiona sobre las implicaciones que tiene cualquier tipo de consulta ciudadana, sea o no vinculante: “No podemos ser ingenuos. Aunque un referéndum no sea jurídicamente vinculante puede tener serias consecuencias políticas. Si sale que sí es políticamente muy difícil resistir al cambio”. 

Ejemplo de ello es el referéndum que convocó el Gobierno de Felipe González sobre la permanencia de España en la OTAN: “Jurídicamente era consultivo pero, de haberlo perdido, cuesta imaginar que González no hubiera tenido que dimitir”. 

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Cataluña: la Constitución frente a las propuestas de referéndum de las que se habla

Referéndum de autodeterminación. En estos momentos Pere Aragonès reclama esta consulta, que el profesor de la Universitat de Barcelona considera que “no cabe en la Constitución”: “No es posible porque es vinculante y el artículo 2 de la Carta Magna habla de la ‘indisoluble unidad’ de España”. 

Para Arbós, el paso previo para poder llevarlo a cabo sería necesariamente la reforma de este punto de la CE, con todo lo que eso implica por ser un precepto incluido en el Título Preliminar: aprobación por mayoría cualificada en el Congreso y el Senado, convocatoria de elecciones generales, aprobación por las nuevas Cortes y referéndum vinculante, conforme estipula el artículo 168 del texto constitucional. 

Referéndum consultivo sobre Cataluña. En los últimos días suena la posibilidad de que se recurra al artículo 92 de la Constitución para convocar un referéndum consultivo sobre la situación catalana. Sin embargo, si este versara sobre la autodeterminación Arbós cree que, en línea con la jurisprudencia del TC, no cabría en el marco legal dado que una de las opciones que se plantearía (la independencia) iría en contra de la Carta Magna. 

A ello habría que sumarle la cuestión de si pudiera celebrarse solo en Cataluña o tendría que incluir a toda la ciudadanía de España. En el plano político y sin mencionar un mecanismo concreto, Sánchez apostó por la segunda opción en la ya mencionada entrevista en laSexta: “Si vivimos juntos, decidimos juntos”.

El precedente de Euskadi

En 2008, el Parlamento Vasco aprobó una ley para celebrar el 25 de octubre una consulta “no vinculante” en la comunidad sobre el “derecho a decidir», entre otras cuestiones.  

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La medida fue recurrida por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero al TC, que la declaró inconstitucional: “La cuestión que ha querido someterse a consulta de los ciudadanos de la Comunidad Autónoma del País Vasco afecta (art. 2 CE) al fundamento del orden constitucional vigente (…) y por ello sólo puede ser objeto de consulta popular por vía del referéndum de revisión constitucional”.

Transferencia de las competencias para convocar referéndums. Como ya ocurrió en 2014 con escaso éxito, el president de Cataluña también ha pedido que se transfieran a la Generalitat las competencias para convocar un referéndum consultivo, potestad que a día de hoy sigue dependiendo del Gobierno central. 

En este punto, Arbós recuerda que hace siete años hubo discusiones entre juristas acerca de si una proposición de ley orgánica podía modificar este precepto pero, como la iniciativa fue rechazada por el Congreso de los Diputados, el debate no llegó a esclarecerse. Meses después, el 9 de noviembre, el líder del Govern convocaría la consulta del 9-N.

El Plan Ibarretxe que rechazó el Congreso y la “nueva forma de entender” la política vasca

El 1 de febrero de 2005 el lehendakari Juan José Ibarretxe subió a la tribuna del Congreso de los Diputados en representación del Parlamento de Euskadi para “defender el derecho del pueblo vasco a decidir su futuro”. Sobre el papel, lo que hacía era defender que se empezara a tramitar la reforma del estatuto de Gernika siguiendo el proceso estipulado en la Constitución. 

El pleno duró más de siete horas, y no porque la votación fuera a estar ajustada sino porque cada partido quería dejar constancia de su postura. Como en la propuesta de Cataluña sobre las competencias de los referéndums, la iniciativa se zanjó con el rechazo mayoritario de los grupos no nacionalistas, por mucho que Ibarretxe asegurara que era “un camino” sin “vuelta atrás” que terminaría sí o sí en una “consulta democrática a la sociedad vasca”.

Al día siguiente él mismo convocaría a los ciudadanos a las urnas, pero para votar en unas elecciones autonómicas donde mantuvo la victoria a pesar de perder apoyos respecto a los comicios anteriores. Una señal, en opinión del doctor en Ciencia Política y Sociología en la Universidad de Deusto y director del Deustobarometro, Braulio Gómez, de que este proceso “no dejó un legado de identidad ni un mayor apoyo social al independentismo. Al contrario, generó una nueva forma de entender la política vasca en la que se entendió que sin el otro bloque [el contrario a la autodeterminación] no se podía construir mucho”. 

En este sentido, señala que los dos últimos ejecutivos vascos han sido “mestizos” en tanto que los han conformado una fuerza nacionalista (PNV) y otra que no lo es (PSOE). 

Los límites de la Constitución: Diferencias entre lo que planteó Ibarretxe y el referéndum que demanda el Govern de Cataluña

Para Braulio Gómez no se puede hacer una equiparación entre la situación vasca de 2005 y el actual independentismo catalán: “No es comparable. El respeto a la ley ha sido el marco en el que el Gobierno del PNV liderado por Ibarretxe planteó todas las iniciativas. No tensó la cuerda en ningún momento ni hubo dudas de que la legalidad iba a ser cumplida. Tampoco había una expectativa social en ese sentido. Cuando fracasó su plan en el Congreso sabía que el siguiente paso era volver a Euskadi a hacer política”. 

Tampoco considera que la autodeterminación generara un “problema de convivencia” como el percibido tras la consulta del 1 de octubre en Cataluña: “El problema de convivencia en ese momento no era por el enfrentamiento político, como hemos visto en la sociedad catalana. Era por ETA, que mataba por las ideas que tuvieras”. 

El fin de procés y la “iniciativa política” de Aragonès

En el caso del Gobierno de Puigdemont nunca llegó a presentar en el Congreso su plan de autodeterminación, por más que el Gobierno de Rajoy le instó a tomar la misma vía que Ibarretxe. Para que se hubiera producido, el Parlament debería haber aprobado una reforma del Estatut y que fuera sometida a la Cámara Baja, como ocurrió con el cambio impulsado por Pascual Maragall. 

En 2017, el Govern organizó la consulta del 1 de octubre, que terminó en la condena y reciente indulto de algunos líderes independentistas y en la marcha fuera de España de otros. Entre ellos, Carles Puigdemont. “El procés ha acabado en el sentido de la unilateralidad por la Justicia y por la imposibilidad de crear condiciones políticas en las que hubiera margen para dialogar”, asegura Braulio Gómez. A su juicio, esa “iniciativa política” es la que está recuperando ahora el Govern bajo el liderazgo de Aragonès: “La ha retomado sentándose en una mesa con unos objetivos máximos, como se hace siempre” y como pudo apreciarse en su comparecencia tras su entrevista con Sánchez en La Moncloa. 

El president de la Generalitat aseguró que el encuentro -de casi tres horas- había servido para “constatar las posiciones alejadas” pero, también, para reactivar la mesa de diálogo entre ambos gobiernos en la tercera semana de septiembre. Una mesa a las que Aragonès asegura que llevarán las mismas pretensiones que él ya ha trasladado en público y en privado a Sánchez: “Que nadie se equivoque. Iremos con toda la ambición a defender un referéndum sobre la independencia de Cataluña”.

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