Gente de avanzada edad y muchas en entornos hospitalarios. Es la que se está llevando la peor parte. Dos meses después de declararse el brote del nuevo coronavirus del SARS-Cov-2 se han publicado en revistas científicas los primeros datos estadísticos que permiten retratar bien a la enfermedad del COVID-19 y su población de riesgo.
Es en estos datos en los que se basa la Organización Mundial de la Salud (OMS) para evaluar los siguientes pasos a seguir, junto con los de propagación, que se están conociendo en tiempo real gracias al Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China. Con esos datos, la organización podrá decidir si, finalmente, se dan los criterios para declarar la situación como una pandemia.
No por la gravedad de los efectos sobre la salud de los contagiados, sino para coordinar la respuesta de los sistemas de sanidad de múltiples países y sus medidas de contención conforme a criterios científicos.
Es decir, tratar de tener los recursos adecuados para tratar a la población de riesgo y no colapsar los sistemas sanitarios ante casos que pueden cursar con levedad, que son el 80%.
Estos son los principales datos a partir de más de 44.600 casos confirmados en China, recogidos en JAMA. Así es como los autores han agrupado la distribución absoluta de casos por edades. Hemos agrupado a la población mayor de 69 años en un bloque, que es la que mayor número de casos de fallecimientos absolutos concentra.
Desde luego meter en el mismo grupo a personas entre 30 y 70 no parece muy lógico.
Un flaco favor hacen poniendo el eje tan mal, con intervalos de 10 en 10 hasta el grupo 30-70. Los intervalos han de mantenerse homogéneos, si no la información que pretenden transmitir está sesgada.
Exacto