El 1 de junio de 2018, Pedro Sánchez se convirtió en presidente de España tras ganar la moción de censura contra Mariano Rajoy. Por aquel entonces, Quim Torra llevaba poco más de dos semanas siendo presidente de la Generalitat de Catalunya. No hubo felicitación en redes. El president catalán se limitó a recordar que aquel día se cumplían 8 meses desde el referéndum del 1-O.
Una semana después, el 8 de junio de 2018, Sánchez llamó a Torra para emplazarle a reunirse “muy pronto”. En aquel momento, Moncloa y la Generalitat llevaban sin reunirse oficialmente dos años, desde abril de 2016, cuando Carles Puigdemont visitó a Rajoy en Madrid y le entregó una lista con 46 propuestas para Cataluña. La última era la celebración de un referéndum sobre la independencia catalana pactado con el Estado.
La primera reunión
El 9 de julio de 2018, Sánchez recibió a Torra en la Moncloa. Era el primer encuentro oficial entre el presidente español y el catalán en dos años, aunque ambos interlocutores se habían visto unas semanas antes en la inauguración de los Juegos del Mediterráneo, en Tarragona.“Hacia Madrid a explicar a Pedro Sánchez la gravísima situación que el Estado español ha creado en Cataluña. Y con voluntad de escuchar la solución que propone”, publicó ese mismo día el expresident catalán en su cuenta de Twitter. «Arrancamos la reunión decididos a dar un paso al frente para devolver la normalidad a España, con respeto a la Constitución y con la confianza de que el diálogo institucional abra vías de entendimiento», respondió el presidente español en la suya.
El encuentro en Pedralbes
Ambos presidentes volvieron a encontrarse el 20 de diciembre de 2018 en el Palacio de Pedralbes de Barcelona. Los preparativos de esta reunión fueron un poco más tensos por las discrepancias en el formato y el protocolo de ambos gabinetes. Desde la Generalitat se buscó dar una imagen de “cumbre” entre dos Gobiernos, mientras que desde Moncloa se vendió como una visita más del jefe del Ejecutivo a un líder autonómico.
La imagen de la jornada fueron las flores colocadas a modo de decoración tras Torra y Sánchez. En un primer momento había dos plantas de Pascua amarillas -el color que el independentismo utiliza para reivindicar la libertad de los políticos catalanes presos-, en medio de las cuales el jefe de protocolo de Moncloa añadió una pascuera roja.
El encuentro se saldó con un comunicado conjunto, en el que ambas partes reconocían la existencia “de un conflicto sobre el futuro de Cataluña” y ratificaban su “apuesta por el diálogo efectivo”. “Deben seguir potenciándose los espacios de diálogo y avanzar en una respuesta democrática a las demandas de la ciudadanía de Cataluña en el marco de la seguridad jurídica”, recogía el documento.
Una Mesa de Diálogo sin segunda parte
Tras esta primera toma de contacto, tuvo lugar el inicio del juicio del procés, dos elecciones generales y la investidura de Pedro Sánchez gracias a los votos favorables de ERC. Esto último fue posible, precisamente, gracias a que el PSOE accedió a reconocer la existencia de un “conflicto de naturaleza política” en Cataluña y a convocar una Mesa de Diálogo.
Dicho órgano no se activó hasta el 26 de febrero de 2020, cuando el presidente del Gobierno, Quim Torra y sus respectivos ministros y consellers se reunieron por primera vez alrededor de la misma mesa. No obstante, la llegada de la pandemia en marzo provocó que este encuentro tuviera una única edición.
En septiembre de 2020, el expresident catalán accedió a reunir la Mesa por segunda vez en Barcelona. Pero pocos días después, el 28 de ese mes, Torra fue inhabilitado por el Supremo, lo que le dejó fuera de un hipotético encuentro al no ostentar ya un cargo institucional.
La era Aragonès
Si bien la marcha de Torra y la asunción del vicepresidente del Govern, Pere Aragonès, de las funciones de president auguraban una mejora de las relaciones entre el Gobierno y la Generalitat, el 19 de octubre de 2020 el Tribunal Supremo emitió la sentencia del procés y empezaron las protestas en las calles organizadas por el Tsunami Democràtic.
Finalmente, en diciembre de 2020 el Parlament se disolvió y se convocaron elecciones autonómicas para el 14 de febrero 2021. En plena campaña electoral, compitiendo por la primera posición, ni PSOE ni ERC movieron ficha por volver a reunirse y la Mesa de Diálogo se emplazó al momento en el que el nuevo Govern se constituyese.
Finalmente, Aragonès fue investido president el 21 de mayo tras dos intentos fallidos. En esta ocasión sí hubo felicitación. Sánchez dio la enhorabuena Aragonès a través de un mensaje de Twitter, en el que fijaba como una de sus tareas principales el “reencuentro entre catalanes, y entre catalanes y el resto de españoles”.
¿Reunión en junio?
Finalizados los ocho meses de interinidad en el Govern catalán, Sánchez y Aragonès acordaron el pasado 4 de junio a través de una llamada telefónica reunirse en La Moncloa en el mes de junio.
La fecha del encuentro no coincidirá, por poco, con la publicación de los indultos a los líderes independentistas presos por la sentencia del procés, que se esperaba también para principios del verano.
La cordialidad puede darse por descontada, sobre todo después del giro de ERC en lo que respecta a los indultos. Pese al rechazo inicial a esta medida y la defensa de la amnistía como única vía válida para la liberación de los presos, los republicanos han acabado reconociendo como favorables los indultos para la desescalada de tensión entre ambos ejecutivos.
También por las recientes visitas de Sánchez a Cataluña, que tras varios meses sin apenas visitas a la comunidad autónoma ha intensificado su agenda y la de sus ministros en esta región. Sólo en junio, está previsto que el presidente del Gobierno acuda a Barcelona hasta en tres ocasiones.
Una visión de futuro
El politólogo Lluís Orriols señala que la llegada de ERC a la presidencia de la Generalitat supondrá un “cambio sustancial” en las relaciones entre España y Cataluña. En este sentido, Orriols recuerda que quien propuso la Mesa de Diálogo como condición para apoyar la investidura de Sánchez fue ERC, pese a que quien la lideraba era JxCat, que apuesta por la vía unilateral.
“Esto la hacía disfuncional”, señala Orriols, para quien la Mesa de Diálogo “empieza a tener sentido ahora”, cuando los dos actores que están sentados “creen en ella”. Otra cosa, no obstante, es “un hipotético fracaso del órgano”, matiza.
Pero, ¿pasará factura la apuesta del diálogo a Esquerra? El politólogo lo descarta. “Estar en el Gobierno desgasta, pero no podemos saber si es por la propia acción de gobernar o por la manera de ERC de llevar el procés”, subraya Orriols, a quien le “extrañaría” que los votantes republicanos y los de Junts “no tengan claro cuáles son las apuestas de cada partido a estas alturas”. “Este giro de ERC hacia la negociación ya empezó en 2018 y no le ha salido mal. Ha perdido algunas elecciones contra JxCat, pero no se puede trasladar un vínculo directo entre la política de negociación y un desgaste del partido”, apunta el experto. “Es posible que Esquerra esté mucho más en sintonía con el clima de opinión existente en Cataluña, de pasar página, de cambiar estrategias, de seguir siendo independentista pero cambiar las formas”, señala.
0 Comentarios