El grupo político del Partido Popular Europeo (PPE) en la Eurocámara, en el que está inserto el PP de Pablo Casado, podría votar el miércoles 16 de diciembre si expulsa o no a Tamas Deutsch, jefe de Fidesz, el partido del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán. Con él se marcharían los otros 11 eurodiputados de Fidesz, previsiblemente.
Lo más probable es que si se rompe el vínculo de Fidesz con los populares en el Parlamento Europeo, pase lo mismo con el partido, que tenía previsto abordar este asunto en su asamblea del 2 de febrero. De hecho, los eurodiputados populares podrían decidir a última hora que la votación del miércoles se aplace hasta que haya una decisión firme por parte de la cúpula del PPE.
Lo más importante
En marzo de 2019, el PPE suspendió parcialmente a la formación de Orbán. Esto supuso la privación de su derecho de voto y de asistencia a los congresos del partido, todavía vigente. Aunque la expulsión estaba sobre la mesa, finalmente se optó por no provocar un cisma dos meses antes de las elecciones europeas de mayo de 2019. La decisión fue adoptada tras las quejas formales de 12 miembros del PPE, que criticaban la deriva de Fidesz hacia la ultraderecha y sus ataques a los dirigentes comunitarios.
- Entre los ataques más recientes destaca el de Deutsch al presidente del grupo parlamentario, el alemán Manfred Weber, a quien acusó de comportarse como la Gestapo.
- En 2019, el Fidesz ya inició una campaña de desprestigio contra el expresidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
- A todo esto se suma la aventura de su eurodiputado Jozsef Szajer, que fue cazado en una orgía en Bruselas con unas 20 personas pese a las restricciones implementadas por Bélgica a causa de la COVID-19.
- El Fidesz ha intentado sortear la suspensión de su partido pidiendo una relación de cooperación con el PPE “más abierta” en una carta a Weber, pero la proposición fue rechazada.
- El debate dentro de las filas populares gira en torno a cortar por lo sano con el partido de Orbán o mantenerlo bajo sus alas para evitar que engrose las filas de los grupos de ultraderecha.
¿Cuál es el contexto?
El pasado abril, 13 formaciones de toda Europa pertenecientes al PPE (entre las que no estaban los populares españoles) solicitaron a Tusk la expulsión del Fidesz. El detonante fueron las medidas “poco democráticas” adoptadas por el primer ministro húngaro para hacer frente a la pandemia de coronavirus. A los dirigentes conservadores les preocupa, sobre todo, la ley que permite al Gobierno extender indefinidamente el estado de emergencia y gobernar por decreto.
Hungría es, junto a Polonia, uno de los dos únicos países contra los que se ha activado el Artículo 7 de los tratados comunitarios por su asalto a los valores europeos. Concretamente, el Gobierno de Orbán está llevando a cabo una política de recorte de los derechos de las personas LGTBI. Ha prohibido que las personas transgénero cambien su género en el documento de identidad, y ha denegado la adopción a las parejas homosexuales. La Comisión Europea ha mostrado en numerosas ocasiones su preocupación por esta situación, llegando al punto de condicionar el reparto de dinero de su fondo anticrisis al respeto del Estado de Derecho y las libertades civiles. Como respuesta, Hungría decidió mantener bloqueado el acuerdo de los presupuestos europeos para 2021-2027, que finalmente salieron adelante el pasado 11 de diciembre.
¿Qué hay que tener en cuenta?
En noviembre, el presidente del PPE y expresidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, reclamó el apoyo de todos los populares en este asunto. «Quien esté en contra del principio del Estado de Derecho, está en contra de Europa. Espero una posición clara al respecto de todos los partidos del PPE. Los oponentes de nuestros valores fundamentales ya no deberían ser protegidos por nadie», publicó Tusk en su cuenta de Twitter.
Whoever is against the principle of the rule of law is against Europe. I expect a clear position on this from all the EPP parties. The opponents of our fundamental values should no longer be protected by anyone.
— Donald Tusk (@donaldtuskEPP) November 16, 2020
No obstante, la última palabra recaerá sobre la canciller alemana, Angela Merkel, que encabeza la coalición formada por la CDU-CSU, la más grande del PPE. No obstante, Alemania ha presidido durante el último semestre el Consejo de la Unión Europea, por lo que Merkel lleva semanas enfrascada en otros asuntos, como la aprobación del Marco Finaniero Plurianual (MFP) o el acuerdo del Brexit.
Por lo que respecta al cumplimiento de las normas internas del PPE no habría problema. Estas solo piden que la expulsión de un miembro sea pedida por al menos siete miembros de al menos cinco partidos, algo que ya se cumple.
#Fact
El PP español todavía no ha comunicado qué posición adoptará, pese a que en 2019 fue uno de los peticionarios de la suspensión de Orbán. No obstante, en el pleno de 2018 en el que la Eurocámara aprobó las sanciones a Hungría ninguno de los 17 eurodiputados que tenía el PP votó a favor. Cuatro se ausentaron de la votación (entre ellos el jefe de la delegación, Esteban González Pons) y tres respaldaron a Orbán. Nueve se abstuvieron, adoptando la posición oficial del PPE.
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