El diálogo de paz regresa a Libia tras 18 meses de combates

Paz guerra Libia ONU mercenarios
Foto: Mohamed Messara (EFE)
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El diálogo de paz en Libia auspiciado por Naciones Unidas ha regresado en noviembre tras casi dos años de parálisis y 18 meses de combates entre las milicias del oeste adscritas al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) sostenido por la ONU en Trípoli y las fuerzas del este lideradas por el mariscal Jalifa Hafter, tutor del Parlamento no reconocido en Tobruk.

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  • El Comité Militar 5+5, que sienta a representantes de las dos partes del conflicto, ha iniciado este lunes 2 de noviembre la tercera ronda de negociaciones en la ciudad de Ghadamés, un antiguo cruce de caravanas y mercado de esclavos ahora abandonado en la frontera suroeste con Argelia y Túnez.
  • La reunión de tres días ha tenido lugar tras el acuerdo de alto al fuego firmado en Ginebra por ambas delegaciones el 23 de octubre y contó con la presencia de la representante especial interina para Libia del secretario general de Naciones Unidas, Stephanie Williams. El encuentro desembocará el próximo 9 de noviembre en una reunión en Túnez entre 75 responsables libios, también bajo la tutela de la ONU.
  • “La idea es conseguir estabilizar el país para relanzar un proceso político que permita celebrar elecciones y formar un nuevo Gobierno de unidad”, explicaron a EFE fuentes diplomáticas árabes implicadas en el esfuerzo de paz.

Lo más importante

El Comité Militar 5+5 ha acordado en las negociaciones de Ghadamés crear un subcomité para la supervisión del repliegue de las tropas y el posible despliegue en el futuro de una fuerza de interposición internacional, según ha informado la Misión Especial de la ONU para Libia (UNSMIL). El órgano ubicará su sede en la ciudad costera de Sirte, cuna del depuesto presidente Muamar al Gadafi y actualmente bajo control de milicias vinculadas al mariscal Hafter.

  • La primera ronda de este nuevo proceso de diálogo se celebró a principios de octubre en la ciudad costera egipcia de Hurgada, donde culminó un acuerdo para reabrir las conexiones aéreas y terrestres y estabilizar el frente de batalla, situado en la línea que une Sirte con el oasis de Al Jufra y que divide Libia en dos mitades.
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  • Las reuniones se trasladaron a la ciudad suiza de Ginebra el 23 de octubre, donde ambas partes rubricaron un alto al fuego, el tercero desde que las fuerzas bajo el mando de Hafter levantaran un cerco a la capital tras conquistar el sur en abril de 2019.
  • La tregua puso fin a más de 18 meses de combates y ocho meses de bloqueo de las instalaciones petroleras, en manos de milicias favorables al mariscal. Incluye, además, la salida de los mercenarios extranjeros y la suspensión de todos los proyectos de cooperación militar y de seguridad firmados con otros países.

¿Cuál es el contexto?

El conflicto armado que se libra desde que se creó el GNA en 2015 para dirigir la transición política bajo el auspicio de la ONU se ha convertido en los últimos años en un enfrentamiento armado multinacional, totalmente privatizado, disputado por milicias locales y empresas de mercenarios extranjeros, y con injerencias de naciones como Catar, Emiratos Árabes Unidos, Francia, Italia, Rusia o Turquía.

  • La intervención de Ankara cambió el curso de la guerra en abril y obligó a las tropas de Hafter a retirarse de Trípoli y a retroceder al eje Sirte-Al Jufrah, pese al apoyo de soldados de fortuna rusos y sudaneses. Turquía ha sido la única en admitir haber desplegado tropas al oeste de Libia y enviado a más de 10.000 mercenarios sirios reclutados entre los grupos de oposición salafista yihadista al Gobierno de Bashar al Asad.
  • Desde entonces, tanto el presidente ruso, Vladímir Putin, como su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, han mantenido un diálogo paralelo al margen de Naciones Unidas, sin respaldar de forma clara la tregua pactada en Ginebra. Rusia, que apoya a Hafter y a su Ejército de Liberación Nacional (LNA), y Turquía, aliado del GNA, ya habían intentado desde principios de año mediar un alto el fuego permanente.
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  • El simbólico retorno de la negociación a suelo libio coincide con esfuerzos diplomáticos a alto nivel en Catar y en Turquía. Doha se ha convertido en los últimos meses en uno de los pilares militares y financieros del GNA, que tras cinco años de existencia no ha logrado aún extender su autoridad en el Estado fallido.

¿Qué hay que tener en cuenta?

  • La convocatoria de elecciones, una opción barajada en varios encuentros diplomáticos, centró la visita que el jefe del Consejo Presidencial de Libia y primer ministro del GNA, Fayez al Sarraj, realizó a Italia y Turquía durante el primer fin de semana de noviembre.
  • El alto el fuego ha generado divergencias en el propio seno del GNA, dividido entre partidarios de mantenerse bajo el paraguas de Naciones Unidas y de potencias como Francia, y quienes defienden las ambiciones de Turquía y se niegan a negociar con Hafter, que todavía no se ha pronunciado sobre la tregua.
  • Al tiempo que los delegados de la ONU se felicitaban en octubre por el alto al fuego en Suiza, el jefe del Estado Mayor de las fuerzas del GNA, el general Mohamad al Haddad, se reunía en Ankara con el ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, para fortalecer una cooperación militar en la integración de las milicias y ampliar la formación del que buscan que sea el futuro ejército regular de Libia.

#Fact

El estado de fuerza mayor, que regía desde febrero en los yacimientos petrolíferos libios y que ha sido levantado con el alto al fuego, hundió a Libia por debajo de los 100.000 barriles diarios de crudo y agudizó los cortes de suministro eléctrico, gas natural y agua corriente que padecía el país desde la intervención militar de la OTAN en 2011. En tiempos de Gadafi (1969-2011), Libia llegó a producir alrededor de 1,8 millones de barriles diarios y registraba el PIB más alto del continente africano.

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