La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) advirtió sobre las altas probabilidades de que la DANA afectase a amplias zonas del centro peninsular (incluida Madrid capital), y así ocurrió. Otra cosa es el nivel de precisión alcanzado. Si con la borrasca Filomena los pronósticos de nieve acumulada en la capital se clavaron, con el agua acumulada entre este domingo y el lunes en la ciudad la variabilidad ha sido más acusada. ¿Cuánto se desvió la predicción? En realidad, unas decenas de kilómetros al oeste, para la tarde del domingo.
Sólo los caprichos atmosféricos evitaron golpear a la mayor población de España de forma directa. Lo peor de la DANA se lo han llevado más al suroeste de Madrid: de Casarrubios del Monte y Bargas (Toledo), donde se cuentan al menos dos fallecidos, a Aldea del Fresno (Madrid), donde un hombre fue arrastrado por el río Alberche tras caer su coche en el que viajaba su hijo, que fue rescatado.
Ranking de precipitación registrada ayer , 3 de septiembre de 2023 , en las estaciones de #AEMET.
— AEMET (@AEMET_Esp) September 4, 2023
(datos provisionales pendientes de validación posterior) pic.twitter.com/aUpsl0717J
La DANA no hizo diana en Madrid capital en la tarde del domingo, salvo en distritos suroccidentales, sobre todo. Los modelos numéricos discrepaban en cuanto al máximo de precipitación que se podía alcanzar en 24 horas, medido en milímetros o litros por metro cuadrado. Pero había altas probabilidades de que se superasen los 87 l/m² del récord capitalino, registrado en Retiro en 1972. No ocurrió… en Retiro. Pero la cifra se ha rebasado en otros puntos de la región (aunque quizás no concentrados en apenas unas horas del domingo). Y, desde luego, se ha duplicado con creces la media histórica del mes de septiembre en la ciudad.
¿Por qué es tan difícil atinar con una DANA y más en Madrid?
Una DANA puede ser un dolor de cabeza para la meteorología, pero aún así, se anticipan con bastante nivel de acierto respecto a los años ochenta. Pero el caso de ayer en aún más endiablado, porque se junta con tormentas en el interior, que suelen ser muy locales. Combinarse con una DANA, que por definición es un descuelgue errático de la circulación atmosférica, es un reto para los modelos numéricos.
Desde Aemet, el físico y técnico científico de la Organización Meteorológica Mundial José Luis Camacho explica a Newtral.es que “los modelos tienen una resolución espacial de unos pocos kilómetros. Modelizan bien los sistemas grandes y medianos de precipitación”. Pero para una DANA con tormentas es necesario inducir multitud de perturbaciones posibles. Eso da un abanico de probabilidades de cuánto caerá y por dónde, en este caso. Y eso fue lo que ocurrió con los modelos. “Es una visión estadística”, precisa. “En el tramo final, se utilizan las observaciones de radar, satélite y estaciones automáticas para ver si se desvía y corregir el pronóstico”.
El Levante español está acostumbrado a fenómenos extremos de temporal con inundaciones. Las llamadas ‘gotas frías’ están documentadas desde hace más de mil años. Sin embargo, los fenómenos atmosféricos que las impulsan son distintos y no siempre se corresponden con DANA (depresión aislada en altura). Mucho menos acostumbradas y adaptadas a sus efectos están las regiones del interior peninsular. En el caso de esta DANA, su centro se situó en el golfo de Cádiz. “Es más difícil de predecir si no se tienen suficientes observaciones sobre su zona de formación”, añade Camacho.
En cualquiera de los casos, ahora tienden a distribuirse a lo largo de unos nueve meses y a formarse con más facilidad más allá del otoño, cuando se concentraban típicamente estos episodios. Explica la física y meteoróloga Mar Gómez (eltiempo.es) que esto complica aún más las predicciones. “Las DANA representan situaciones muy complejas de modelizar y predecir”, señala a Newtral.es. Esta, en concreto, “tenía un tamaño medio, lo cual hace que fuera aún más complicado de predecir. Apenas unos kilómetros marcan la diferencia”.
El tren de tormentas se desplazó entre 40 y 50 km al oeste de lo previsto, pero se comportó de la manera esperada.
Y es exactamente lo que ha pasado con el caso de la DANA en Madrid. El grueso de las lluvias se desplazó a unos 50 a 70 km al oeste y suroeste de la capital. No obstante, eso, respecto a las predicciones de unas 24 horas atrás, aproximadamente. La mayoría de modelos que manejan las agencias y medios de comunicación devolvían una y otra vez altos riesgos de precipitaciones extremas en casi cualquier punto de la Comunidad. Pero hacia la tarde, fueron cambiando.
Mar Gómez recuerda cómo lo vivió: “Las últimas actualizaciones rebajaban las cantidades y en muchos casos se ha cumplido”. ¿Tendría que haber cambiado Aemet su nivel de aviso en el último momento? ”Los avisos de nivel rojo estaban perfectamente puestos, ya que la probabilidad en toda la región era alta y el riesgo meteorológico extremo estaba ahí”, sentencia la experta.
Las predicciones aciertan cada vez más, aunque en episodios extremos no lo parezca
En su aviso sobre la situación de la DANA, Aemet advirtió de que había que considerar “la elevada incertidumbre propia de este tipo de situaciones para hacer una predicción precisa, ya que una ligera variación en la posición de la baja [presión, situada en el golfo de Cádiz] puede hacer cambiar la intensidad y la distribución geográfica de las precipitaciones”.
El tren de tormentas de la DANA pasó por localidades de Madrid como El Álamo, Villamanta, Navalcarnero, Móstoles, Villanueva de Perales, etc. “De haber avanzado hasta el centro, hubiéramos visto las mismas imágenes en Madrid capital”, señala la doctora Gómez.
Explica Enrique Sánchez Sánchez, catedrático de Física de la Tierra en la Universidad de Castilla-La Mancha, que las predicciones meteorológicas “han demostrado una increíble mejora en los últimos 40 años”. Como ejemplo de la mejora, la anticipación a Filomena, como reflejan distintos informes. Incluso, para el caso de este tren de tormentas que atravesó el centro peninsular, “las predicciones fueron sorprendentemente buenas”, explica a Newtral.es.
Sánchez constata que uno de los fenómenos meteorológicos adversos más difíciles de predecir es el de las DANA. Y aún así, se predicen. 1982 supuso un cambio radical en la predicción meteorológica. Fue el año de la Pantanada de Tous, con una riada que dejó múltiples víctimas mortales y daños materiales. Este evento no pudo ser avisado por el entonces Instituto Nacional de Meteorología (ahora AEMET) ni el mismo día, por lo que provocó una inversión muy grande en recursos científicos, tecnológicos y humanos, tal y como explica Sánchez en un análisis en The Conversation.
Como señala la OMM, la predicción meteorológica a cinco días actual es tan fiable como lo era a dos días hace veinte años. Por eso, explica, ”es imprescindible profundizar en la inversión científica empezada hace décadas, y dejar de lado antiguos métodos y tradiciones que no han demostrado beneficiar a la sociedad”.
En cuanto a los avisos de fenómenos extremos y las consiguientes alertas de Protección Civil, Camacho defiende el aviso rojo de Aemet. “No es lo mismo un aviso por precipitación en zonas despobladas o con buena canalización de agua que en una zona densamente poblada y con orografía difícil. Los umbrales para la emisión de avisos pueden ser diferentes”.
¿Tiene que ver esta DANA con la emergencia climática?
Es difícil asociar un fenómeno concreto a la emergencia climática. Para eso son necesarios estudios de atribución. Pero Gómez sostiene que “lo que nos muestran este tipo de eventos y los que estamos sufriendo en los últimos años es que la meteorología es cada vez más extrema y debemos prepararnos para los próximos años, porque los fenómenos serán cada vez más virulentos”.
Hay varios factores asociados. Océanos y mares cada vez más cálidos pueden contribuir a intensificar las tormentas si se encuentran con otras condiciones atmosféricas favorables. Esto es más probable en la cuenca mediterránea.
En nuestra costa, además, el mayor riesgo está en la combinación de los temporales con la subida del nivel del mar. Un millón de personas residen en zonas inundables en la costa española y otros 20 millones se alojan en verano. Las lluvias torrenciales supondrán inundaciones seguras en decenas de miles de viviendas, según un estudio de 2019.