Salidas nocturnas, festivales de rock, running los fines de semana. Pero también encuentros de alto nivel con primeros ministros y presidentes de otros países. Es el estilo milenial de hacer política de Sanna Marin, la primera ministra de Finlandia, que comparte abiertamente en sus redes sociales. Esta nueva tendencia abre el debate sobre un nuevo tipo de comunicación política que dista mucho de la que establecen otros líderes aún encorsetados en trajes institucionales.
La controversia ha alcanzado su punto álgido esta semana con la filtración de un vídeo de la primera ministra finlandesa de 36 años bailando y bebiendo en una fiesta privada, según publican medios finlandeses. Por un lado, podría poner en duda su credibilidad como política competente. Por otro, podría conectar con los votantes milenials que disfrutan de su tiempo libre de la misma manera que la primera ministra finlandesa.
Analizamos con expertos esta nueva visión de la política o si se trata de una estrategia de marketing para conectar con sus votantes.
La manera de hacer política de las nuevas generaciones milenial a través de las redes sociales
La generación milenial de la primera ministra de Finlandia no se entiende con la vieja política. Los nuevos líderes como Marin, Jacinda Ardern en Nueva Zelanda, Alexandria Ocasio-Cortez en Estados Unidos o Gabriel Boric en Chile están hiperconectados y acostumbrados a publicar en redes sociales elementos de su vida personal y profesional al mismo tiempo.
“Por la edad, políticos como Marin tienen las redes sociales incorporadas dentro de su forma de vincularse con su electorado, lo que supone una comunicación más cercana, más natural, tratan de mostrar un perfil diferente al del político tradicional para conectar con los votantes de una forma más auténtica, aunque evidentemente es premeditada y forma parte de una estrategia de comunicación”, explica Karina Cáceres, politóloga especializada en comunicación política.
Pablo Simón, politólogo y profesor en la Universidad Carlos III de Madrid, destaca también la cuestión generacional en la manera de aproximarse a los votantes. “El uso de redes se ha vuelto muy común entre todos los milenials, sobre todo Instagram y TikTok, por lo que su uso será cada vez más importante a medida que la nueva generación de políticos vaya entrando en la arena”.
Simón habla de un profundo cambio sociocultural que no solo ha llegado a la política institucional, sino que está en todos los ámbitos. “Se trata de una generación que ha crecido con el boom digital, hiperconectada, que busca un reequilibrio entre la carrera profesional y su vida personal”. Según este experto, maneras de hacer política como la de Marin serán cada vez más comunes.
La personalización de la política milenial: una tendencia cada vez más frecuente
Desde los noventa, la tendencia a personalizar la política es cada vez más frecuente. Así lo explica Simón. “Los trazos personales tienen cada vez mayor peso a la hora de articular el voto”, indica. El politólogo destaca la idea de la “marca personal” y cómo se utiliza para definir un tipo de valores determinados que los identifican.
“Los políticos cada vez recurren más a esta estrategia y tratan de mostrar parte de su intimidad”. No solo la líder finlandesa. Hay ejemplos nacionales como Juanma Moreno, el presidente de la Junta de Andalucía, y el vídeo que publicó para informar de su contagio de covid. O políticas como Rita Maestre, portavoz de Más Madrid, que anunció su embarazo a través de las redes. O el exvicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, cuando recomendaba series. “Todas son dinámicas que tratan de dibujar espacios de empatía y posicionarse más allá del programa y del partido”, indica Simón.
Estefanía Molina, periodista y politóloga, también apunta a este fenómeno. “La vida de los políticos se está utilizando en política como una forma de identificación con el ciudadano. En todos los partidos hay ciertos perfiles que les interesa dar visibilidad en función de los grupos a los que representan”. Molina explica que la mejor manera de ilustrar determinadas sensibilidades en un partido político (mujeres, personas migrantes, LGTBI) es incluir a esos mismos colectivos. “La política tradicional se concibe como proyectos políticos, sin embargo, está evolucionando y cada vez más votantes se decantan por el político con el que se identifican”, dice.
Sin embargo, esta estrategia puede ser un arma de doble filo. “En el momento en el que cae en descrédito un líder, detrás cae lo que le identifica”, argumenta Molina. “El comportamiento del político, más allá de que sea o no ejemplar, puede distorsionar sus funciones como presidente o primer ministro”, añade, por su parte, Simón.
Las mujeres milenials en política, más cuestionadas
Los líderes políticos nacidos entre 1981 y 1996, los milenials, no son mayoría ni mucho menos. Solo hay que fijarse en los políticos del G20, la cumbre más poderosa del planeta, donde prácticamente no hay presencia femenina y, mucho menos, mujeres menores de 40 años. Muy al contrario, los referentes del poder son hombres como Joe Biden, Boris Johnson o Vladímir Putin.
Cáceres destaca que no es lo mismo comunicar siendo mujer en política que siendo un hombre, con el “agravante” de ser mujer joven. “Se presupone que el liderazgo es masculino”, indica Cáceres. “Cuando Pedro Sánchez publica una foto haciendo deporte, poca gente cuestiona que esa foto le reste cualidades de liderazgo porque ya se las presupone: gracias a esa foto, además, se le añade que tiene una faceta de ser humano común, que es cercano, sensible, normal”.
Según la politóloga, la reacción a la filtración del vídeo de Marin de fiesta con sus amigos ataca directamente a su capacidad de dirigir un país. También para la politóloga Arantxa Elizondo, profesora de Ciencia Política en la Universidad del País Vasco. “Este caso nos demuestra que las mujeres líderes políticas están sujetas a un mayor escrutinio que frecuentemente excede a su propia labor y abarca cuestiones como su estilismo o su vida privada”. Para Elizondo, las críticas suelen ser más duras, pues la exigencia que se les hace es mayor en todos los aspectos.
“Una mujer en un rol público ejerciendo el poder y tomando decisiones que tiene, además, una vida normal, genera aún incomodidad y dudas. Un sentimiento que, en este caso, ha aprovechado la oposición en Finlandia”, relata, por su parte, Cáceres. Una oposición que ha exigido a Marin que se haga un test de drogas. Una manera de desprestigiarla como parte del juego político, según explican los expertos consultados.
- Pablo Simón, politólogo y profesor en la Universidad Carlos III de Madrid
- Arantxa Elizondo, politóloga y profesora de Ciencia Política en la Universidad del País Vasco
- Karina Cáceres, politóloga especializada en comunicación política
- Estefanía Molina, periodista y politóloga
- Instagram de Sanna Marin