¿Qué pasaría si la humanidad parase de golpe toda su actividad? ¿Que ocurriría si dejásemos de emitir cada gramo de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera? En realidad, en 2020 ya hicimos un experimento involuntario que supuso un cese de las emisiones de CO2. Pero apenas duró unos meses y no fue un parón al 100%. No obstante, descubrimos que, ni por esas, cumpliríamos con el Acuerdo de París por el clima. La cantidad de CO2 en la atmósfera batió récords.
‘París’ implica no rebasar los +1,5ºC de temperatura media extra en el planeta, desde la Revolución Industrial. La inercia de dos siglos de emisiones de CO2 complica que los mercurios se frenen pese a un hipotético parón planetario. Además, ahora, un nuevo estudio lo complica todo (y da esperanza) un poco más: nos hemos centrado el carbono, sí. Pero hay otros gases con potencial para alterar el clima que hemos infraestimado.
Países de todo el mundo se comprometieron en el Acuerdo de París a limitar el calentamiento a esos +1,5ºC o, como máximo, 2ºC. Este último objetivo ya implicaría daños en algunas regiones del mundo y fenómenos imprevistos. A medida que las tasas de emisiones de CO2 comienzan a disminuir gradualmente, los países analizan cuántos gases de efecto invernadero aún se pueden emitir mientras se mantienen por debajo de estos objetivos de temperatura.
Pero la nueva investigación, publicada en Nature Climate Change, calcula cuánto calentamiento ya es inevitable por las emisiones pasadas. Esto no es nuevo, se ha estudiado antes. Pero siempre se ha centrado en el CO2. El nuevo trabajo incluye emisiones relacionadas: metano (CH4), óxidos de nitrógeno (NOx), azufre (SOx) u hollín (PM10 y PM2,5). Es decir, contempla emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y gases contaminantes puros. Y hay alguna sorpresa.
Del ‘humo negro’ que enfría temporalmente a las emisiones de algo más que CO2
Diferentes emisiones pueden calentar o enfriar el planeta. La contaminación por partículas (no el CO2) refleja la luz solar y tiene un ligero efecto refrescante, lo que compensa el calentamiento global. Estas partículas se depositan en la atmósfera mucho más rápido que los gases de efecto invernadero que atrapan el calor.
¿Significa que el humo negro de coches y fábricas ‘nos beneficia’? En absoluto. A corto plazo puede suponer un freno en la temperatura, pero después contribuye al calentamiento.
Detener todas las emisiones humanas simultáneamente produce un aumento temporal de aproximadamente 0,2ºC. Eso es verdad, seguramente por ese efecto oscurecedor de los aerosoles contaminantes. Pero esto dura poco. A partir de 2030 empieza a compensar recortar todas las emisiones, incluido el metano procedente de la agricultura y ganadería. También los óxidos de nitrógeno y azufre.
Por supuesto, es irreal que parásemos ahora mismo todas esas emisiones de CO2. Esto es simplemente un modelo para calcular el impacto de lo que ya hemos hecho. Es más bien un dibujo de cómo se nos complica el escenario futuro y ver qué márgenes de mitigación y adaptación nos quedan.
“Este documento analiza el calentamiento temporal que no se puede evitar, y eso es importante si piensa en los componentes del sistema climático que responden rápidamente a los cambios de temperatura global, incluido el hielo marino del Ártico, eventos extremos como olas de calor o inundaciones, y muchos ecosistemas”, señala Kyle Armor (Universidad de Washington).
En resumen: la humanidad ha bombeado tanto dióxido de carbono a la atmósfera que ahora hay un 42% de posibilidades de que el mundo incumpla su objetivo de cambio climático de 1,5 °C. Incluso si las emisiones globales de CO2 cesaran de la noche a la mañana, estimaron los investigadores.
“Nuestro estudio demuestra que, en todos los casos, las emisiones pasadas nos comprometen a alcanzar temperaturas máximas entre cinco y diez años antes de que las experimentemos”.
La cumbre del clima de 2023 empieza a dibujarse este lunes
Los países reanudaron este lunes las negociaciones climáticas de Naciones Unidas para discutir recortes de emisiones más ambicioso con el objetivo de cumplir la promesa del Acuerdo de París. Las reuniones preliminares llegan con Rusia (gran emisor) en guerra y con Europa sumida en una escalada inflacionista cuyo origen está el los precios de la energía.
Pero mientras los negociadores se reúnen en Bonn (Alemania) el nuevo estudio pone sobre la mesa que, independientemente de la dirección a corto plazo que tomen las emisiones globales, para 2032 la posibilidad de romper el objetivo de +1,5°C ha aumentado al 66 %.
Las probabilidades de que nos pasemos de +1,5ºC son del 66%. Pero, si recortamos ya emisiones de CO2 y otros gases, es casi seguro que no nos pasaremos de +2ºC
Sin embargo, el equipo muestra que las perspectivas de cumplir con el límite menos ambicioso de París, no sobrepasar los +2°C, todavía es posible. Hay márgenes si se computan, además de las emisiones de CO2, el metano y los contaminantes. Los investigadores estiman que la probabilidad de superar los 2°C es de solo un 2 % si (sólo a modo teórico) dejáramos de emitir hoy.
El estudio se produce cuando la organización Climate Action Tracker ha publicado que el progreso de los países en sus planes de reducción de emisiones se ha «estancado« desde la cumbre COP26 del pasado noviembre. El grupo señala que la inacción “va en contra” de la promesa que hicieron los gobiernosde reforzar sus planes en 2022.
Y la Tierra no espera. Los datos publicados el 3 de junio revelaron que las concentraciones atmosféricas de CO2 alcanzaron un promedio mensual de más de 420 partes por millón en mayo, un 50% por encima de los niveles preindustriales.
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