Las palabras ‘fantasma’ del Congreso: cuando en el diario de sesiones sí desaparecía lo que ordenaba la Presidencia

sesión control Gobierno 9 junio
El pleno del Congreso de los Diputados
Tiempo de lectura: 7 min
(*) Actualización 07/04/2021

“Usted es un propagandista como acaba de manifestar en su intervención que deja en un párvulo alumno al doctor Goebbels. Y usted está al servicio de un sujeto que manteniendo el símil podemos decir que es el ‘führer’. Este miércoles, el diputado de Vox José María Sánchez, dirigió estas palabras al ministro de Presidencia en su intervención en el pleno del Congreso. 

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Félix Bolaños calificó la comparativa de “inaceptable” y, horas más tarde, el vicepresidente de la Cámara, José Alfonso Gómez de Celis, anunció que se retirarían estas palabras del diario de sesiones por “falta de educación y decoro”, según recoge Europa Press. 

Esta legislatura ocurrió lo mismo cuando, también José María Sánchez, llamó “bruja” a la diputada del PSOE, Laura Berja. O cuando Cayetana Álvarez de Toledo -del PP- se refirió a Pablo Iglesias,  entonces vicepresidente del Gobierno y líder de Unidas Podemos, como “hijo de un terrorista”. También con la referencia al Ejecutivo como “Gobierno criminal”.

Sin embargo, estas palabras siguen apareciendo en la publicación. Lo único que cambia es que lo hacen entre corchetes y con la siguiente aclaración al pie de página: “Palabras retiradas por la Presidencia, de conformidad con el artículo 104.3 del Reglamento de la Cámara”. 

Pero no siempre ha sido así. Antes, los términos que se ordenaba retirar del diario de sesiones se suprimían de la publicación, apareciendo en su lugar tres puntos suspensivos. Esta eliminación literal de las palabras se cambió “a mediados de la X Legislatura” (2011-2016) con Jesús Posada como presidente del Congreso, tal y como explica a Newtral.es Gloria Canencia, jefa del Departamento de Redacción del diario de sesiones de esta Cámara. “Supongo que se hizo para conjugar lo estipulado en el Reglamento de la Cámara y a la vez cumplir con los criterios de transparencia y publicidad”. 

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Los artículos 103 y 104 del Reglamento hacen referencia a este tipo de situaciones, pero no especifican cómo se plasmarán en el diario de sesiones, por lo que ha quedado a criterio de la Mesa correspondiente. La normativa recoge que los diputados serán llamados al orden si “profirieren palabras o vertieren conceptos ofensivos al decoro de la Cámara o de sus miembros, de las Instituciones del Estado o de cualquiera otra persona o entidad”. Y añade que, en esos casos, el presidente “requerirá al diputado u orador para que retire las ofensas proferidas y ordenará que no consten en el Diario de Sesiones”.

Lo que no sabemos (o es muy difícil encontrar) hasta mediados de la X Legislatura

El que no consten las palabras retiradas en la transcripción hace muy difícil conocerlas con el paso del tiempo. La única manera es repasar minuto a minuto los archivos de vídeo o audio de los plenos hasta dar con el término en concreto o recurrir a las crónicas de la época. 

Ocurre, por ejemplo, con una intervención de José Antonio Labordeta (CHA) en 2004. El diputado se quejaba de que no le dejaban hablar desde la bancada y, según el diario de sesiones, respondía así: “Déjeme hablar de una vez, no hable usted solo, tengo la palabra yo, yo tengo la palabra, señoría, yo tengo la palabra. ¿Qué haces tú con el puño cerrado? El puño cerrado lo tengo yo, yo voy con el puño cerrado y con dignidad, no me lo cierres tú,…”. Solo encontrando el vídeo sabemos que terminó la frase con un “gilipollas”.

Una situación similar protagonizó el diputado del PP Antonio Gallego en 2014. La publicación recoge su intervención, pero no cómo calificó la consulta del 9-N en Cataluña.  “Tampoco hagan ese ejercicio de triunfalismo después de un referéndum, de un… de una consulta o como ustedes lo quieran llamar”, recoge el diario de sesiones. Gracias al archivo audiovisual sabemos que el término omitido fue “butifarrendum”.

Los términos que se han retirado en las últimas legislaturas 

Desde que Jesús Posada cambió el criterio, sí se puede saber de primera mano qué términos ha suprimido la Presidencia del diario de sesiones. Se constata así que el 21 de junio de 2017 Ana Pastor ordenó retirar la calificación de “miserable” que Gabriel Rufián dirigió al entonces ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido. 

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Pastor también apartó de forma puntual términos como “gorrinos” (pronunciado por Joan Mena) o “cobardes” (Miriam Nogueras), pero su decisión más significativa fue la que anunció en noviembre de 2018: retiraría por norma general todas las acusaciones de “golpista” y “fascista” que se hicieran en el hemiciclo. Fruto de esta decisión, se retiraron expresiones de los discursos de Pablo Casado, Pedro Sánchez o Albert Rivera. 

En el periodo que se inició tras las elecciones del 10 de noviembre de 2019, además de las palabras de Álvarez de Toledo, la Mesa ha ordenado la supresión del término “cacatúa”, con el que Adriana Lastra (PSOE) se refirió a Teodoro García Egea (PP), o la palabra “ladrones” que Mireia Vehí (CUP) relacionó con la Casa Real.

Los motivos de la Presidencia para suprimirlos

Aunque ha cambiado la manera de notificarlo en las publicaciones, apenas han variado los argumentos que desde la Mesa se aludieron para retirar los insultos o faltas de respeto entre los diputados. 

Así se desprende del motivo empleado en 2004 por Manuel Marín para suprimir la palabra emitida por el diputado del CHA: “Comprendo que hay dificultades, momentos de tensión, pero tampoco esta Presidencia puede permitir que se vayan creando precedentes en la Cámara de los que probablemente nos arrepintamos en el futuro”. 

A los años venideros también aludió en 2018 Ana Pastor para vetar las acusaciones de “golpista” y “fascista”: “El Diario de Sesiones lo leerán no mañana, sino dentro de cien años, y esta generación, que posiblemente tendríamos que representar lo mejor de la historia de España después de estos cuarenta años de democracia, estamos demostrando, especialmente en el Pleno del miércoles, que no utilizamos bien la palabra que nos han dado los españoles para representarles”. 

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Cómo han cambiado los discursos con el paso de las legislaturas

No solo ha evolucionado la redacción del diario de sesiones, también las intervenciones de la tribuna, como demuestran los datos. Entre otros, la última investidura fue la que más protestas registró desde la Transición y durante los dos primeros meses del estado de alarma se triplicaron las menciones a la desinformación y los bulos

En todos estos plenos ha habido una figura siempre presente que ha sido testigo en primer persona de estos cambios: la de las taquígrafas, encargadas de transcribir cada palabra que pronuncian los diputados. Gloria Canencia lleva ejerciendo como tal en las Cortes Generales desde 1986 y, si tiene que señalar un cambio en los discursos, no es el de la progresiva dureza de las intervenciones – “siempre ha habido un debate político muy intenso”-. Prefiere destacar “el uso de un lenguaje más coloquial, una progresiva feminización del lenguaje desdoblando ambos géneros y la utilización de otro tipo de recursos visuales durante las intervenciones”.  

El trabajo de las taquígrafas

En la actualidad, el Departamento de Redacción del Diario de Sesiones lo componen 34 personas que se reparten el trabajo de los plenos y las comisiones. Hay días que, entre unos y otros, pueden acumular más de cinco sesiones de varias horas, tras las que se elabora el documento con todo lo ocurrido en cada sala: “Hemos de hacer las adaptaciones mínimas pero necesarias del lenguaje oral al escrito, y todo ello manteniendo el fondo del discurso y el estilo propio de cada interviniente. Y, además, hacer que se pueda entender tanto en el momento actual como dentro de 50 o 100 años”, resume Gloria Canencia que, como Marín y Pastor, concibe el diario de sesiones mirando al futuro.

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