Qué es el ‘outing’ o cómo te pueden sacar del armario a la fuerza

Outing y Alejandro Magno
Fuente: Shutterstock
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“Érase un hombre a una nariz pegado”, empezaba el verso. Si Góngora y Quevedo demostraban su enemistad señalando, por ejemplo, los atributos físicos superlativos del otro, Voltaire y Rousseau expresaban su odio recíproco desvelando sus costumbres sexuales más íntimas. Una práctica que nace en el siglo XVIII y que sigue vigente hoy en día, bautizada como outing. Pero ¿qué es exactamente el outing?

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El Cambridge Dictionary define outing como la acción de hacer pública la homosexualidad de una persona famosa que quiere mantener esta información en secreto. En los márgenes de los diccionarios significa, en lugar de salir del armario, sacar del armario a alguien sin su consentimiento. Y se puede emplear de muchas maneras, con diferentes intenciones. 

Salir (o sacar) del armario como activismo

Parte del colectivo queer también ha usado históricamente la estrategia del outing con la intención de denunciar “la hipocresía y la doble moral que existe aún en nuestra sociedad con respecto a la diversidad sexual y de género”. Aun así, “el outing no está exento de polémica”, según explican desde FELGTBI+ (Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más). 

Se trataba de exponer públicamente la identidad sexual o de género -no normativa- de personas que ostentaban el poder y actuaban en contra de los derechos de las personas LGTBIQ+, como políticos conservadores o cargos de la Iglesia católica.  

El outing también se ha justificado por la necesidad de visibilidad, en momentos en los que la diversidad no está representada, en parte, por los riesgos que puede suponer salir del armario. “Se puede hacer outing por la necesidad de referentes o de personas públicas que, al hacer pública su condición de persona LGTBIQ+, podría resultar beneficioso para el colectivo”, explica a Newtral.es Paula Iglesias, vicepresidenta de FELGTBI+. 

Qué es el outing: orígenes y significado

“Voltaire y Rousseau se pasaron 20 años haciendo declaraciones externas el uno contra el otro, acusándose de prácticas sexuales en esa Francia de los prederechos”, recuerda a Newtral.es el doctor en Antropología de la Universidad Complutense de Madrid, David Berná

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Según explica este experto en Diversidad, el outing es un tema histórico: “La obligatoriedad de desvelar las prácticas sexuales e identitarias se instala ya en la sociedad en el siglo XVIII.”

Por supuesto, continúa Berná, el outing desvela las identidades sexuales no normativas, las pecaminosas, las que se salen de la norma: “Ya dijo Foucault que la obligatoriedad de la verdad solo se instala en los anormales y responde a una estrategia de control.”

Sin embargo, en los años 90, la revista TIME identificaba una nueva vertiente, en lo que se había bautizado como outing. Si bien no se cuestionaba el hecho de que la comunidad gay pudiese especular sobre la identidad sexual de personajes históricos como Alejandro Magno, Shakespeare o James Dean como una forma de ofrecer referentes, el debate se abría al forzar a salir del armario a personas que aún estaban vivas. 

“La discusión sobre quién estaba en el armario se ha mantenido generalmente en discretos murmullos, en parte por las leyes sobre la difamación, pero principalmente en defensa de la privacidad”, afirmaba la revista en el artículo en su artículo Forzar a los gais a salir del armario

La publicación alertaba de que ese consenso se estaba desmoronando rápidamente “con la difusión de un fenómeno conocido como outing, en el que un número creciente de activistas homosexuales reclaman ahora el derecho moral de sacar a la gente del armario, ya sea para obligarlos a ayudar al movimiento o para anularlos como oponentes”.

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Aunque los objetivos principales de esta práctica solían ser senadores o líderes religiosos que respaldaban medidas contra las personas LGTBIQ+ y que al mismo tiempo disfrutaban de su diversidad sexual en privado, también se exponía a figuras públicas del espectáculo, los medios de comunicación o a ciudadanos comunes, bajo la premisa de la necesidad de visibilidad

A la pregunta qué es el outing, la vicepresidenta de FELGTBI+ responde que puede haber muchos tipos. Por parte del activismo, “el origen estaba vinculado a una estrategia política de evidenciar estos casos de hipocresía en los que había políticos o personajes públicos que estaban condenando o limitando los derechos de las personas LGTBIQ+ y que, por otro lado, formaban parte del colectivo de manera oculta”, recuerda Iglesias.

“Se tomó como estrategia del propio colectivo”, añade, “pero puede ser contraproducente para una persona, puede incluso no llegar a completar el proceso de aceptación porque sufra homofobia interiorizada o porque su ambiente no sea el adecuado para hacerlo público”. Desde la federación reconocen la necesidad de referentes, pero no a cualquier precio. 

Federico Martínez editó el libro Outing en España, los españoles salen del armario, donde se exponían casos de outing de figuras de la política, la cultura o de los medios de comunicación patrios y en cuyo prólogo salió del armario -voluntariamente- el exministro socialista Jerónimo Saavedra. 

Que algunas personas LGTBIQ+ fuercen la visibilidad de personas lesbianas, gais, transexuales, bisexuales o intersexuales puede “perjudicar con ello la normalización social de la homosexualidad”, reconoce Martínez tras más de 20 años de ventas del libro. 

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Vidas privadas, armarios públicos

No solo las personas públicas son objeto de outing. También se saca de armarios cotidianos a gente anónima constantemente, para señalar al diferente y como forma de agresión. 

Como explican los expertos, ocurre en el entorno familiar, en sociedades donde una denuncia pública de homosexualidad supone una condena, en el colectivo gitano, en pueblos indígenas, en el entorno escolar o en el instituto, en relaciones de pareja o en las redes sociales, acompañándolo de prácticas de chantaje como el sexting

En 2019, el Informe de Delitos de Odio identificó el outing, junto con las agresiones verbales, la violencia familiar o las terapias de conversión, como posibles nuevas categorías de delitos de odio. El outing también se ejerce crecientemente entre los jóvenes, especialmente entre los usuarios de redes sociales, como práctica de señalamiento, advierten desde FELGTBI+. 

“Cuando una persona es joven, normalmente depende de su familia y no todas viven en un entorno de libertad y seguridad, haciéndoles outing les puedes estar quitando las posibilidades de subsistir”, subraya Iglesias, “la gente tiene que entender que es peligroso”.

Eve Kosofsky Sedgwick ya describió al armario en su libro Epistemología del armario “no solo como un espacio de ocultamiento ante la violencia, sino de gestión de tu vida”. Y añade Berná: “Los sujetos gestionan su visibilidad como pueden, a partir de su historia vital, de violencia o experiencias vividas. Da igual en qué espectro o situación política estés, de extrema derecha o izquierda. Por mucho que alguien tenga un discurso homófobo, desvelar su práctica responde a utilizar una estrategia del poder para vulnerabilizar a alguien”.

“Aunque se use contra una persona poderosa, sigue siendo un artefacto violento con el que se envía el mensaje de que lo que es, la realidad de esa persona, no es normativa, no está bien. No desvelamos la heterosexualidad de nadie”, concluye Berná.

Fuentes

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