Circulan por Facebook, TikTok y X mensajes que aseguran que las antenas de telecomunicaciones pueden “disipar las nubes” y evitar que llueva por las ondas electromagnéticas que generan. Pero es falso. Como explican especialistas a Newtral.es, la radiación de estas ondas no tiene la energía suficiente para disolver una nube.
Las ondas electromagnéticas de las antenas no tienen energía suficiente para “disipar nubes”
“El Gobierno y medios de comunicación no quieren que sepas esto. Así es como actúan los radares del control del clima: disolución de nubes por ondas electromagnéticas”, se lee en un vídeo compartido por TikTok. “Últimamente lanzan menos chemtrails –que ya la gente identifica rápido– y más radiaciones de este tipo, que son igual de efectivas dispersando nubes e impidiendo la lluvia, aunque pasan más inadvertidas”, comparte una usuaria en Facebook, haciendo alusión a la teoría de la conspiración sobre los chemtrails.
Esta teoría, sin evidencias científicas, asegura que las estelas de los aviones contienen químicos para hacer enfermar a la población o cambiar el clima, por ejemplo, dispersando nubes y evitando que llueva. En esta línea, los mensajes que estamos verificando aseguran que las ondas electromagnéticas de las antenas de comunicaciones, como las de 5G, también son capaces de disipar las nubes. Pero es falso.
Héctor Esteban, director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad Politécnica de Valencia (ETSI-UPV), explica a Newtral.es que las ondas de telefonía móvil son ondas electromagnéticas, como la luz visible. Estas ondas están compuestas de unas partículas llamadas fotones, y la frecuencia a la que vibren estos fotones determinará la energía de estas ondas. Esta frecuencia se mide en hertzios (Hz). “Cuanta mayor sea la frecuencia, mayor energía tiene ese fotón”, indica el ingeniero.
Alberto Nájera, profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y director científico del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud, explica que en telecomunicaciones se utilizan muchas ondas diferentes, desde la radio, a la televisión, el Bluetooth o el GPS, todas electromagnéticas.
“En el caso de los móviles y antenas de móviles, porque antenas también tienen la TV o la radio o la WiFi, estamos en torno a los 700 MHz (millones de hertzios) y hasta los 3,8 GHz (miles de MHz) que es una de las bandas que se utiliza en el 5G”, señala en declaraciones a Newtral.es. Y subraya que la radiación de las ondas electromagnéticas utilizadas en telecomunicaciones móviles “no tiene la capacidad de disipar nubes ni esa utilidad”.
Ondas de radiación no ionizante sin efecto sobre la salud
Por su parte, Esteban señala que, para tener la energía suficiente como para romper enlaces de la materia, es decir, para tener un efecto en las nubes, las ondas deberían tener una frecuencia de 3.000.000 GHz. Es lo que se conoce como radiación ionizante. “En el caso de las ondas electromagnéticas de la telefonía móvil, la mayor es de 26 GHz”, indica. Es decir, estas ondas son radiación no ionizante.
“Estas ondas electromagnéticas atraviesan las nubes y, como mucho, pueden producir un ínfimo calentamiento del vapor de agua de donde hayan pasado por la nube, completamente imperceptible”, explica Esteban. Como ya hemos explicado en Newtral.es, esta radiación tampoco es perjudicial para la salud a los niveles de exposición a los que está habitualmente la población.
Otros bulos sobre 5G y antenas de comunicaciones
Además de las falsas afirmaciones sobre las ondas electromagnéticas y su falsa capacidad para “disipar nubes”, las telecomunicaciones, en especial las antenas 5G, son blanco habitual de bulos. En 2020 se difundió un vídeo en el que un hombre afirmaba que había sufrido “un exceso de radiación electromagnética”, con supuestos síntomas de falta de aire y sensación de desmayo, debido a las frecuencias de las antenas 5G. Sin embargo, como verificamos en Newtral.es, la tecnología 5G es inocua a los valores habituales de intensidad.
Incluso circularon mensajes que afirmaban que las redes 5G podían propagar la covid, pero tal y como informamos en Newtral.es, esta hipótesis no tiene ninguna evidencia científica.