Agua caliente, mucha humedad, vientos favorables y rotación: estos son los ingredientes necesarios para la formación de huracanes. Aunque ya estamos en el ecuador de la temporada de huracanes en el océano Atlántico, España no entra dentro de los países afectados por este fenómeno meteorológico.
En toda su historia, España solo ha sufrido las consecuencias de tres huracanes y un ciclón tropical, pero cuando ya no lo eran. Excepto en una ocasión, estos fenómenos afectaron a nuestro país cuando se habían convertido en ciclón extratropical. Este evento meteorológico se caracteriza por darse en latitudes medias, es decir, ni en el trópico ni en los polos, así como por enfrentarse a formaciones de agua más frías y a cambios de temperatura.
Además, a diferencia de los huracanes, los ciclones extratropicales requieren que el viento se intensifique con la altura. “Los huracanes necesitan que los vientos no cambien con la altura, que sean homogéneos en distintas capas atmosféricas”, explica Romualdo Romero, catedrático de la Universitat de les Illes Balears (UIB) y profesor de Meteorología.
El huracán Vince fue el único que llegó así, y en 2006 se convirtió en el primer ciclón tropical en alcanzar la península ibérica. Además, también es el que más ha avanzado hacia el este de la cuenca atlántica, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA).
Los otros dos huracanes que afectaron a España, aunque no como tal, fueron Leslie en 2018 y Gordon en 2006. Ambos llegaron a España en forma de tormenta extratropical y solo el segundo causó daños materiales en la comunidad gallega. Por su parte, a finales de 2005 la tormenta tropical Delta, una vez perdió sus características tropicales y se convirtió en ciclón, provocó daños estructurales, vientos huracanados y muertes en las islas Canarias.
Ahora, 17 años después, estas islas se podrían volver a enfrentar a las consecuencias de un ciclón. Según ha publicado el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC), hay un 80% de probabilidades de que se forme un ciclón en la costa de Senegal entre el 23 y el 25 de septiembre. De ser así, se movería hacia el norte, en dirección hacia las Canarias en forma de depresión tropical, distinguida por suponer vientos máximos de 60 kilómetros por hora. “Una velocidad inferior a los 60 km/h, como mínimo, que caracteriza a las tormentas tropicales, y a los 120 km/h como mínimo, a los huracanes”, explica Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
Huracanes autóctonos de España o medicanes
No obstante, aunque en el Atlántico existen ciertas dificultades de formación de huracán por las condiciones meteorológicas, España tiene una segunda amenaza: los huracanes formados en el Mediterráneo, también llamados medicanes.
Aunque no alcanzan la intensidad de huracán, “sí presentan características tropicales”, comenta Del Campo. De hecho, como continúa el experto, también presentan similitudes en su formación, pues aunque necesiten la presencia de una DANA o un embolsamiento de aire muy frío, tienen un núcleo central cálido, simetría y bandas nubosas organizadas en espiral.
Y, aunque el clima es menos húmedo en la zona mediterránea, los medicanes también requieren de mar cálido, aire frío y poca variación de viento como los huracanes. Sin embargo, según aclara Romero, “no duran tanto como los huracanes clásicos ni es un fenómeno muy frecuente (se dan entre dos y tres al año), pero al tocar tierra pueden causar inundaciones, temporales marítimos e incluso muertes”.
Pese a la baja frecuencia de este fenómeno meteorológico, estos huracanes del Mediterráneo afectaron a España en 2011. Según el portavoz de la Aemet, un medicane alcanzó la zona más occidental del Mediterráneo llegando al entorno de las islas Baleares.
¿Cómo afecta el cambio climático a la formación de huracanes?
Por ahora la NASA no ha determinado que una de las consecuencias del cambio climático sea el aumento en la frecuencia de la formación de huracanes en el Atlántico. Sin embargo, sí que ha señalado una ralentización del 17% en la velocidad de los huracanes respecto a décadas anteriores. Esta ligera disminución causa que esté más tiempo en la misma zona y descargue hasta un 25% más de agua, explica la agencia espacial estadounidense.
El caso contrario ocurre con la intensidad de los huracanes. Tanto esta entidad como el catedrático de la UIB afirman que con el aumento de temperaturas es probable que aumente la intensidad de este fenómeno meteorológico. “Aunque no se espera un aumento significativo en el número de huracanes, habrá una mayor proporción de huracanes más intensos”, explica Romero.
Este incremento en la intensidad generará más población en riesgo por huracanes y menos tiempo para prevenir las consecuencias. Además, como continúa el experto de la UIB, aunque se puedan desplazar las zonas de agua caliente por el aumento de temperaturas, “hay que tener en cuenta los cambios de los otros factores que influyen en la formación de huracanes”.