Quédate con este número: 484. Lleva apareciendo una y otra vez en el catálogo de la mutación del coronavirus desde el pasado otoño. Esa cifra representa una posición concreta del genoma del SARS-CoV-2. Y, por alguna razón, se ha producido un cambio en el mismo lugar en distintas variantes.
A la conocida como mutación Erik (E484K) se suma un nuevo error de replicación del virus (lo que llamamos mutación) en una variante surgida aparentemente en India. En este caso, no es la letra E la que pasa a ser K. Sino que se convierte en Q.
Esta sopa de letras mutante no es más que la nomenclatura química de los aminoácidos que constituyen la identidad del coronavirus. Los ladrillos más pequeños de su ARN, con las instrucciones concretas de replicación. Cada cambio que se impone le da una ventaja evolutiva. En el caso de la variante india, es doble.

Para el director del Laboratorio de Neurovirología y profesor de Microbiología la UAM José Antonio López-Guerrero, “esta mutación mapea en la zona de reconocimiento del receptor –la punta de la llave que encaja en las cerraduras ACE2 de las células–. Hace unos meses se hizo un ensayo mutando toda esta zona con todos los aminoácidos para cada sitio –o sea, la combinación de letras posibles–. Curiosamente, la K y Q eran los únicos cambios que claramente aumentaban la afinidad por la ACE-2”.
O sea, que no es sorprendente. La zona 484 y las letras K y Q (“una lisina y una glutamina”) le hacen al virus reconocer ‘a primera vista’ a las cerraduras celulares, entrar más rápido y mejor, seguramente. Pero, además, son un eficaz camuflaje para los anticuerpos que sabotean que esa llave del coronavirus entre en la célula.
La mutación escapista, de Sudáfrica a Brasil pasando por India
Hablemos de mutaciones, coronavirus y variantes. E484K es una mutación escapista. Está presente en la variante sudafricana (B.1.351), en las dos brasileñas (P.1 y P.2) y en una subvariante de la británica, detectada en Kent. Es decir, por alguna razón, el virus tiende a equivocarse acertadamente en su replicación en el mismo punto de su ARN.
No es de extrañar. Le estamos ‘apretando’ con la vacunación, mientras los contagios siguen altos, disparados en sitios como Brasil. El virus no es un ser inteligente, pero se suele decir metafóricamente que trata de escapar.
De la británica preocupa su transmisibilidad. De la sudafricana y brasileña, que escapen de los anticuerpos que las neutralizan.
“Mientras no se consigan controlar los niveles de circulación del virus –con un bajo porcentaje de la población vacunada– es probable que surjan nuevas variantes de interés para la salud pública”, explica Francisco Díez-Fuertes, investigador en el Centro Nacional de Microbiología (ISCIII).
Y no serán tanto las variantes, que pueden aparecer en cualquier lugar y momento, sino las mutaciones que las caractericen las que nos preocuparán. Lo bueno es que son conocidas.
El el caso de la subvariante británica “en 35 casos combina las mutaciones de la variante B.1.1.7 con la mutación E484K que el gobierno británico considera ya como preocupante”, precisa el doctor en Sinc.
Sencillamente porque el azar de las mutaciones termina imponiendo las más ventajosas para seguir saltando de persona en persona, como explicaba a Newtral aquí el genetista de la UV Fernando González Candelas.
En el caso concreto de India, su nueva variante tiene dos nuevas mutaciones en las puntas del virus o espículas. Las llaves que abren las cerraduras de las células.
Doble mutación, pero no doblemente peligrosa
El gobierno indio dijo que un análisis de las muestras recogidas en el estado occidental de Maharashtra mostró “un aumento en la fracción de muestras con las mutaciones E484Q y L452R” en comparación con diciembre del año pasado.
“Tales mutaciones [dobles] confieren un escape inmunológico y una mayor infectividad”, dijo el Ministerio de Salud en un comunicado. Pero no son las primeras. La variante británica acumula 29 mutaciones, una decena de ellas, en sus espículas.
El doctor Jeremy Kamil, virólogo de la Universidad Estatal de Luisiana en Shreveport, cree que el E484Q es similar al E484K y ha surgido de forma independiente varias veces. Pero es que la otra mutación india, L452R, también está presente en la variante californiana.
Es decir, se repiten una y otra vez en lugares del mundo que, aparentemente, no tienen nada que ver entre sí. “Ahora es extremadamente común ver más de una mutación a la vez, incluso si nos limitamos al gen de la espiga”, explica Kamil a la BBC.
[Actualizado 03/06/2021] Algo similar ha ocurrido con la que se llegó a llamar ‘variante vietnamita’. En realidad, aunque las autoridades sanitarias del país atribuyeron un aumento de casos a una hibridación entre las variantes británica e india, la realidad es que ha habido una evolución natural de una a otra.
Si la segunda es ‘hija’ de alguna manera de la primera, la vietnamita sería ‘hija’ o evolución de la india. Y esas evoluciones vienen dadas por mutaciones adaptativas. Es decir, cambios que de manera casual se dan naturalmente en el virus, al saltar de persona en persona, y terminan por imponerse.
Maria Van Kerkhove, desde la OMS, ha precisado: “Lo que entendemos es que es esta variante B.1.617.2 con un borrado adicional de una letra que caracteriza la punta del virus (…) Se ha reportado como un híbrido, pero de hecho, es esta única mutación, la variante [B.1.617.2] con una deleción adicional».
Las mutaciones en el gen de las espículas pueden hacer que el virus sea intrínsecamente “mejor” para infectar a las persona. Y con la posición 484, sabemos que pueden ayudar al virus a escapar mejor de los anticuerpos neutralizantes. O sea, de las vacunas o infecciones previas.
¿Esto significa que si el virus muta de la manera correcta, puede volver a infectar a alguien que ya se haya recuperado de la COVID-19? Los datos de Brasil apuntan preliminarmente a ello. Pero esta es sólo una parte de la historia.
[Actualizado 27/04/2021] Un estudio preliminar, con un pequeño número de muestras de convalecientes, da indicios de que al menos la vacuna Covaxin, desarrollada en India, es capaz de neutralizar al virus doblemente mutado. Esto se ha observado en células cultivadas.
En inmunología se cree que las reinfecciones serán leves en comparación con las infecciones primarias en personas vacunadas o que ya se recuperaron de un caso con variante anterior de SARS-CoV-2. Nuestra protección va más allá de los anticuerpos neutralizantes.
Eso sí. Si el virus puede usar la reinfección para propagarse, entonces estaría minando la inmunidad colectiva. SARS-CoV-2 se queda, aunque ya no mate.
mutación coronavirus variantes
0 Comentarios