“Quiero empujar para que esto cambie”, dice Román Reyes (33 años) al recordar a su madre. Se abre a contar su testimonio para visibilizar el calvario que él pasó y la de puertas que se le cerraron para evitar la muerte de su madre, que se suicidó el 4 de noviembre tras una depresión aguda.
“Pero mi madre no quería morir”, comienza Román Reyes. “Ella no quería quitarse la vida y mi casa está llena de señales de que ella quería vivir, pero estaba sola. La depresión era un gigante que venía a vernos a los dos, a ella especialmente, y estaba sola”, relata.
La palabra que describe lo que vivió es “miedo”. “Es constante. El miedo es constante. El miedo a no saber qué te vas a encontrar cuando llegues a casa”, describe.
[Mitos y falsas creencias sobre la conducta suicida]
En España al menos 1 de cada 10 adultos tiene un problema de salud mental y 1 de cada 20, toma antidepresivos. Además, las mujeres sufren estas enfermedades casi el doble que los hombres. Son datos de la Encuesta Nacional de Salud de España de 2017, porque no los hay más recientes.
Más concretamente sobre la depresión, es una enfermedad que afecta a más de 2 millones de personas en nuestro país.
Los pacientes con depresión grave, además, presentan un riesgo suicida mayor que la población general. De hecho, los suicidios en España, con 1.343, fueron la primera causa de muerte externa durante los cinco primeros meses de 2020. Las externas son aquellas que tienen su origen en accidentes, violencia, acontecimientos ambientales, envenenamientos y otros efectos adversos.
Pero no es una excepción, también lo fueron durante años anteriores. En España mueren anualmente más de 3.500 personas por suicidio desde, al menos, 2010.
Román Reyes y su madre: Una depresión que fue a más
“Mi madre tenía una enfermedad mental que empezó una depresión. Y ese es el problema, si no se trata a tiempo y con eficacia puede ir degenerando en otras cosas. A mí madre le empezaron a dar brotes paranoides”, recuerda Román Reyes.
Para él, la atención sanitaria a la salud mental es más que “insuficiente” y pone el ejemplo de los ataques de ansiedad que sufrió tras el suicidio. “Espero que la gente no lo tenga que constatar pero si vas con un ataque de ansiedad de urgencias te dan una pastilla y te mandan a casa. Me acuerdo, además, la última vez, en el Puerta de Hierro, que fue un ataque muy bestia y me la dieron intravenosa. No tratan la raíz, es como un parche”, denuncia.
Una denuncia que no solo hace Román, sino también la Confederación Salud Mental España. Su presidente, Nel González, explica a Newtral.es que “la salud mental fue siempre la pariente pobre de la sanidad”. En cifras de la Confederación, solamente un 5% de los recursos sanitarios se destina a tratar estas enfermedades. Esto se traduce en una atención deficiente.
“No hay una atención adecuada en ninguna parte”, dice tajantemente Nel González. “Da la impresión”, explica, “de que estamos tratando la salud mental de una forma aleatoria” y lo ejemplifica de la siguiente manera: “Es como si fuera un problema de una rotura de una pierna, que mientras dura se atiende y cuando no, se olvida. Y no, hay que hacer un seguimiento”.
Román Reyes narra también la mala experiencia durante la atención a su madre. “Seguro que los especialistas hacen todo lo que pueden, no tengo dudas, pero me da mucha rabia saber que no tienen los medios que necesitan”, alerta.
A su madre “siempre le daban el alta” cuando llevaba alrededor de un mes en el hospital. Para él, no era más que una fórmula de apagar fuegos para la gente que está agudizada y que corre peligro de muerte en ese momento”. “Es muy frustrante también como familiar porque te ponen a ti todo el peso. Yo no soy médico, no sé tratar esta enfermedad”, insiste.
Más atención a la salud mental, “una decisión política”
El presidente de la Confederación Salud Mental España, Nel González, también denuncia que debe haber un cambio en la filosofía de los sanitarios a la hora de tratar las enfermedades de salud mental.
“La atención no debe de ser psiquiátrica, solamente. Debe de ser de apoyo real a las personas, que la gente pueda hablar, ser escuchadas y que haya un equipo de personas que puedan hacer seguimiento”, dice.
Y, en ese sentido, pone también el foco en los políticos, los encargados de destinar más recursos en la prevención y tratamiento. “Hay que tener en cuenta que durante la pandemia no solamente continúan los suicidios sino que, además, aumentan. Por eso es más que nunca necesario buscar una adecuada atención a las necesidades emocionales de la población. Eso es una decisión de estado, es una decisión política. El suicidio se puede prevenir”.
Román también denuncia ciertas trabas burocráticas que no entendía mientras se trataba la depresión de su madre. “Mi madre tuvo un doctor en el primer ingreso y en el que ella confiaba. Pero después del ingreso, cuando ella pidió que le tratara ese doctor, no se lo concedieron porque no era su hospital de zona”, relata.
“Yo siempre pongo un ejemplo: el semáforo hay que respetarlo pero si hay un atropello, no vas a estar esperando para atender a esa persona que la han atropellado porque está el muñeco en rojo. Son ciertas cosas que deberían ser flexibles. Si una persona está mal y pide un profesional en el cual confía… oye, que a lo mejor esa tontería le salva la vida”, dice.
Román Reyes se reunió con el entonces ministro de Sanidad, Salvador Illa, y la sensación que tuvo al terminar el encuentro fue muy negativa: “Sinceramente, salí muy desesperanzado”.
“Mi sensación, y es la que ya tenía antes del suicidio de mi madre, es que esto no da votos”, explica.
“Un agujero que tengo en el estómago”
Román Reyes está de acuerdo en que “nunca” podrá superar el suicidio de su madre, sino “aprender a vivir con ello”, algo que ya está haciendo. “Es un proceso muy largo y estoy yendo por psicología privada porque no tengo otra opción. Y me está ayudando”, desvela.
“Yo, hoy mismo y todas las mañana, me levanto y pienso en mi madre. Es un agujero que tengo en el estómago”, dice. Pero lo más difícil para él es “sentir que, al menos, su madre “se merecía otro final. “Y pides ayuda y solo te dan la espalda. Todo son tiritas, no te dan soluciones”, insiste.
Pero él, con este mensaje, no quiere provocar una actitud desesperanzada, sino que quiere “empujar” para que la situación cambie.
Estoy en una situación igual con 18 años, y es muy duro pero son consciente de todo.
Muchas gracias por tu historia, me transmitió lo que buscaba...
Yo padezco TOC desde hace 38 años. Estoy en tratamiento psicológico y psiquiátrico desde entonces. He ingresado 11 veces hasta la fecha. Me siento satisfecho con el afecto y empatía de mis médicos, pero siempre faltan recursos económicos para seguir investigando esta patología, y descubrir nuevos fármacos. Uno de los que tomo data de los años 70 del siglo pasado. Y el estigma de las enfermedades mentales es debido a la ignorancia de la sociedad, a su falta de información sobre las mismas. El ciudadano de a pie puede hacer una tesis doctoral sobre cardiología o neumonía, pero no tiene ni pajolera idea de lo que es una depresión o una crisis de ansiedad/pánico hasta que le sucede a él. La OMS informa de que el 30 o 60% de la población mundial sufre la llamada fatiga pandémica. Los enfermos mentales, insisto, dejarán de estar discriminados e inspirar miedo cuando los seres "normales" sepan de qué va su tragedia.
Estoy de acuerdo. En Asturias hay una amplia red de Salud Mental con Estructuras Intermedias y múltiples recursos y déficit también.
Quisiera responder al comentario de María que no es adecuado indicar la duración de un tto. Muchas patologías graves lo necesitan de por vida, siempre como una parte de la terapia y muchos cuadros depresivos también.
Dejemos la frivolidad que no beneficia a nadie
Muchas gracias por ayudar a visibilizar esta estremecedora realidad.
A mi hijo le ocurrió prácticamente lo mismo. Era tratado en el S. De Salud Mental de Albacete. Lo incomprensible, sabiendo que no tenían los recursos necesarios, su psiquiatra le negó la derivación a un Hospital de Madrid.
Y no sigo más. No hay un plan de Salud mental, que dote a Albacete de los recursos necesarios, para prevenir, tratar y evitar la cronificacion y por consiguiente la incapacidad de los pacientes.
Ya es hora!!
Tampoco existe en Madrid, a no ser que sea por privado.....
Totalmente de acuerdo con el relato de Román, la salut mental la solucionan a base de pastillas y más pastillas, cuando en otros países la tratan con terapias diferentes que son más positivas para los enfermos.
Y las pastillas después de un tiempo, lo que generan, es mucho peor que la propia depresión. Las personas deben concienciarse en no tomar pastillas más de 6 meses.