Resuelto (otra vez) el misterio de la estrella Betelgeuse, que parecía apagarse en Orión

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La estrella Betelgeuse se nos estaba escapando entre los dedos de los telescopios. Brillante y naranja en las noches de Orión, su intensidad se ha estado apagando desde finales de 2019. Se llegó a plantear la hipótesis de que había llegado al fin de sus días y estaba a punto de despedirse del mundo por todo lo alto: explotando como una supernova. Sin embargo, aquello no ocurrió. Y recuperó parte de su brillo en 2020.

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Ahora, un equipo internacional que usó el Telescopio Muy Grande (VLT) del Observatorio Austral Europeo (ESO) ha dado con la clave: polvo de estrellas. Literalmente, Betelgeuse está fabricando polvo estelar, dando la sensación de que se apaga. Cuando, en realidad, todo parece producto de un fenómeno de enfriamiento.

“Hemos sido testigos directos de la formación del llamado polvo de estrellas. Por primera vez, vimos la aparición de una estrella cambiando su aspecto en tiempo real, en una escala de apenas semanas”, dice desde el Observatorio de Paris (Francia) Miguel Montargès. Las imágenes ahora publicadas “son las únicas que tenemos que muestran que la superficie de Betelgeuse cambia de brillo con el tiempo”, asegura.

En su nuevo estudio, publicado en Nature, el equipo reveló que la misteriosa atenuación fue causada por un velo polvoriento que sombreaba la estrella. Este fue el resultado de una caída de temperatura en la superficie estelar de Betelgeuse.

Betelgeuse, una estrella de burbujas que vienen y después se van

La superficie de Betelgeuse cambia regularmente a medida que burbujas gigantes de gas se mueven, se encogen y se hinchan dentro de la estrella. El equipo concluye que algún tiempo antes de la Gran Atenuación, la estrella expulsó una gran burbuja de gas que se alejó de ella. Ese eructo estelar (que se ha visto en otros casos) provocó un enfriamiento poco después. Esa disminución de temperatura fue suficiente para que el gas se condensara en polvo sólido.

El equipo de Montargès demuestra que la formación de polvo puede ocurrir muy rápidamente y cerca de la superficie de una estrella. El “material expulsado de estrellas evolucionadas frías, como la eyección que acabamos de presenciar, podría convertirse en los componentes básicos de los planetas rocosos y la vida”, añade Emily Cannon, del Observatorio de Lovaina (Bélgica), que también participó en el estudio.

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Planetas y estrellas se forman a partir de “polvo, de nubes gigantescas de billones de kilómetros”, explicaba uno de los mayores expertos mundiales en formación estelar, José Cernicharo (IFF-CSIC), en el stream #Newtrinos. “Los planetas se forman a partir de los componentes de la nube: gases (hidrógeno y CO2), pequeños químicos y granos de polvo se se van agregando”. En este caso, ese polvo ha surgido antes de la muerte de su estrella.

No ha sido una supernova, pero ¿Betelgeuse terminará siéndolo?

En lugar de ser solo el resultado de un estallido polvoriento, se especuló que el apagado de Betelgeuse podría indicar su muerte inminente en una espectacular explosión. No se ha observado una supernova en nuestra galaxia desde el siglo XVII, por lo que los astrónomos actuales no están del todo seguros de qué esperar de una estrella en el antes de tal evento. 

El pasado verano, los datos del telescopio Hubble ya dieron las primeras pistas polvorientas. “Vimos el material cuando salió de la superficie visible de la estrella y se movió a través de su atmósfera, antes de que se formara el polvo que hizo que la estrella pareciera atenuarse”, explicaba entonces Andrea Dupree, directora asociada del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian (EE.UU.).

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Orión es fácilmente reconocible por el trío de estrellas que aparece ahora a altas horas de la madrugada por el este.

Este material era de dos a cuatro veces más luminoso que el brillo normal de la estrella. Pero, aproximadamente un mes más tarde, el hemisferio sur de Betelgeuse se atenuó notablemente a medida que la estrella se debilitaba. Entonces, lo que confirmaron es la visión de plasma supercaliente liberado desde una gran célula de convección. El brillo antes del oscurecimiento.

Ahora se han confirmado los datos sobre el oscurecimiento y pérdida de temperatura que explicaría la formación de esa megaburbuja que permitió la formación de los granos de polvo que antes eran gas. Tras varios meses de observación de luz ultravioleta de Betelgeuse, que el Hubble comenzó a registrar en enero de 2019, vieron señales de un material denso y caliente moviéndose a través de la atmósfera estelar en septiembre, octubre y noviembre del año pasado. Luego, en diciembre, varios telescopios terrestres observaron que la estrella disminuía el brillo en su hemisferio sur.

Ser testigo del oscurecimiento de una estrella tan reconocible “fue emocionante tanto para los astrónomos profesionales como para los aficionados”, como resume Cannon: “Al mirar las estrellas por la noche, estos pequeños y centelleantes puntos de luz parecen perpetuos. El oscurecimiento de Betelgeuse rompe esta ilusión”. Tras observar el estornudo de la estrella, tocará esperar, puede ser cuestión de siglos que comprobemos que Betelegeuse, en realidad, lleva años muerta y no resfriada.

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