“¿Qué está matando a tu riñón?”. Así se titula un mensaje que circula por las redes sociales y en el que se advierte sobre determinadas prácticas a evitar y alimentos y bebidas a ingerir para no dañar este órgano. No retrasar el acudir al baño cuando se tenga ganas de orinar, evitar los excesos de sal, carne y cafeína o beber “agua tibia” son algunas de las recomendaciones.
Nos hemos puesto en contacto con nefrólogos (especialistas en el riñón), quienes nos han explicado qué hay de cierto en estas recomendaciones.
El color de la orina, indicativo del nivel de hidratación
El texto recomienda beber “más de 10 vasos de agua al día” y asegura que la manera “fácil” de verificar si se está ingiriendo suficiente agua es observar el color de la orina: “Cuanto más claro sea el color, mejor”, afirma. Falso.
“No es cierto. Una orina clara puede darse en pacientes con patología renal, si bien al beber mucho la orina puede estar menos concentrada”, apunta la doctora Guillermina Barril, jefa de Sección de Nefrología del Hospital Universitario de La Princesa (Madrid).
Apunta que “es bueno ingerir agua en base a las condiciones del individuo, ya que depende de si tiene alguna patología, si hace ejercicio físico y la medicación que toma”, añade sobre la recomendación de beber una decena de vasos.
De la misma opinión es el doctor Borja Quiroga, secretario de la Sociedad Española de Nefrología (SEN): “No existe una recomendación en la ingesta hídrica diaria, ya que esto va a depender de numerosos factores como pueden ser la temperatura exterior, práctica deportiva o tipo de comida que se ingiere”.
Reconoce que “en determinadas circunstancias” una persona puede deshidratarse y “requerir aportes de agua para evitar que los riñones se dañen”. Sin embargo, concluye que “esto no significa que haya que beber los famosos ‘dos litros de agua’ al día que se publicitan”.
Agua tibia para eliminar toxinas
El mensaje invita a beber “suficiente agua tibia” ya que si no lo hacemos “las toxinas pueden comenzar a acumularse en la sangre porque no hay suficiente líquido para drenarlas a través de los riñones”. No hay evidencia de que el agua tibia sea mejor para los riñones. El cuerpo eliminará lo que necesite siempre que los riñones estén sanos.
El doctor Quiroga explica que los riñones “que funcionan con normalidad” tienen la capacidad “de concentrar o diluir la orina en función de la ingesta hídrica que hacemos”.
“Nuestro organismo tiene sistemas para avisarnos de la cantidad de agua que debemos beber como es la sed, de la que en condiciones normales, nos podemos fiar”, sostiene.
En el caso de que el riñón se lesione, añade, “puede dejar de depurar ciertas toxinas, ya que su función en el organismo es precisamente esa”.
La doctora Barril, quien también forma parte del colectivo Salud Sin Bulos, comenta que una dieta saludable “debe de contener una cantidad de líquido adecuada para mantener un estado de hidratación óptimo”, y que este será indicado por el médico “dependiendo de la situación cardiológica, hepática o renal” del paciente.
Una vejiga llena puede provocar infecciones renales
En el texto se asegura que no es buena idea retrasar ir al baño cuando se tiene la vejiga llena porque esta situación “puede causar daño a la vejiga”. Si los riñones están sanos, tampoco tiene por qué ocurrir.
“La orina que queda en la vejiga multiplica las bacterias rápidamente. Una vez que la orina regresa al uréter y los riñones, las sustancias tóxicas pueden provocar infecciones renales, infecciones urinarias, luego nefritis e incluso uremia”, añade el mensaje, y recomienda ir al baño “lo antes posible” cuando se necesite.
Barril reconoce que no es conveniente “retrasar la micción cuando se tienen ganas de orinar” y que “si la orina no está infectada, no hay riesgo de infección”. E invita a “no estar muchas horas sin vaciar la vejiga”.
Por su parte Quiroga, quien también es profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad San Pablo-CEU, defiende que esta argumentación es “totalmente falsa”.
“Lo único que genera la excesiva contención de orina es que la vejiga, como músculo que es, se haga más grande y, a la larga, pueda condicionar incontinencia urinaria y problemas para evacuar la orina”, sostiene.
Daño renal por el amoniaco generado por la digestión de carne
Se afirma en el mensaje que circula por las redes sociales que “demasiada proteína” en la dieta es dañina para los riñones porque su digestión “produce amoniaco, una toxina muy destructiva para los riñones”.
Quiroga reconoce que “cada vez hay más evidencia científica sobre el beneficio de las dietas que no tengan excesiva carga proteica”, pero que “el exceso de consumo de proteínas por sí mismo no ha demostrado que pueda dañar el riñón, salvo exposiciones muy elevadas”.
Para el médico y docente, “el mensaje correcto sería que la limitación en el consumo de proteínas podría ser beneficioso. Aseveraciones estas que no son extrapolables a pacientes con algunas enfermedades y con los que habría que individualizar”.
Barril apunta que la digestión de proteínas “puede aumentar la concentración de urea y amonio si el riñón o el hígado no funcionan para poder metabolizarlo”.
Mucha cafeína, mayor presión arterial perjudicial para los riñones
En el texto también se señala que “beber demasiada cafeína” hace que “aumente la presión arterial, y los riñones comienzan a sufrir”. Por este motivo, sigue, se debe de “reducir la cantidad de cafeína que se toma todos los días”. Según los expertos, debe de tomarse en su justa medida.
La jefa de Nefrología del Hospital Universitario de La Princesa recuerda que la cafeína “es un estimulante, por lo que debe de tomarse con moderación, independientemente de que se tenga insuficiencia renal o no”, sobre todo, “en pacientes con hipertensión arterial”.
Quiroga, por su parte, defiende que “la cafeína y sobre todo los compuestos no cafeínicos del café, lejos de ser perjudiciales, han demostrado que tomados con moderación pueden ser beneficiosos”.
“Como siempre, en la dosis está el valor de lo perjudicial, y cantidades muy elevadas de cafeína pueden aumentar las cifras de presión arterial y la frecuencia cardíaca”, puntualiza.
¿Sal? Menos de 5,8 gramos diarios
Es cierto que salar demasiado la comida no es bueno. El mensaje da una cifra sobre la cantidad diaria máxima recomendada: 5,8 gramos.
El doctor Quiroga comenta que “comer sal se ha demostrado como perjudicial en pacientes con enfermedades de tipo hipertensión arterial o afecciones cardiacas y renales. La recomendación de no comer sal en la población general no se sostiene con la evidencia actual, aunque sí podríamos recomendar que se evite el consumo excesivo”.
La doctora Barril señala que la dieta baja en sal debe llevarla “la población general” y que “lo recomendado” son “entre dos y tres gramos diarios”.
La Organización Mundial de la Salud recomienda, para los adultos, “consumir menos de 5 gramos (un poco menos que una cuchara de té)” al día. Cantidad que recomienda “ajustar a la baja” para los niños de 2 a 15 años, “en función de las necesidades energéticas”.

Fuentes:
- Borja Quiroga. Secretario de la Sociedad Española de Nefrología (SEN). Facultativo Especialista de Área de Nefrología, Servicio de Nefrología del Hospital. Universitario de La Princesa, Madrid. Profesor de Nefrología en San Pablo CEU.
- Guillermina Barril. Jefa de Sección de Nefrología del Hospital Universitario de La Princesa (Madrid).
- Salud Sin Bulos.
- “Reducir el consumo de sal”. Organización Mundial de la Salud.
- Color de la orina. Clínica Mayo.
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