Mascarilla, del mito al logos: “Puede que en Occidente se quede, como en Japón, pero con nuevos usos”

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“¿Te has dado cuenta de que los emojis (que son un invento japonés) son muy expresivos en los ojos, pero la boca apenas es una raya?” El profesor Mitsutoshi Horii abre mucho los suyos al otro lado de la pantalla, por videoconferencia. “En la cultura japonesa, la mirada es muy importante. Y esa no queda cubierta por la mascarilla. Puede que hasta la resalte”. La mascarilla en Japón puede no tuviera un uso mayoritario, pero sí natural. Él nos atiende sin ella desde el condado de Kent, en Inglaterra, la nación del ‘Freedom Day’ donde ese profesor del Chaucer College, centro típicamente orientado a japoneses en el extranjero.

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Horii, también catedrático de Sociología en la Universidad de Shumei (Japón), lleva años investigando religiones, rituales y… mascarillas. “En Japón había ya un uso ancestral (documentado desde principios siglo XIX), aunque no por razones médicas. Eso llegaría sobre todo con la pandemia de gripe de 1918”, precisa. El cubrebocas como elemento cultural, más o menos intermitente. ¿También ocurrirá algo así en un Occidente que sale de la crisis del coronavirus?

Al menos durante los primeros días sin mascarilla obligatoria en nuestro país, parte de la población –la más mayor, sobre todo– mantiene su uso. Incluso en el exterior, donde no era necesaria por norma desde el 10 de febrero.

“Me resulta interesante –dice– escuchar lo que ocurre en España. Suena diferente de lo que pasó en el Reino Unido. Aquí, tan pronto como el gobierno dijo que ya no era necesaria la mascarilla en interiores, la gente dejó de usarla. Aunque hoy la gente más mayor tiende a mantenerla en los supermercados así como en otros lugares en interiores”. 

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España ha sido de los países del mundo que más adherencia al cubrebocas ha tenido. Eso sí, a gran distancia de las costumbres de la mascarilla en Japón. Allí, con el arranque de la pandemia “no fue necesaria ninguna ley para que la gente llevase mascarillas, la gente se las puso voluntariamente”. Y había un mercado consolidado. Como ahora en España, que ha llegado a producir hasta 180 millones de mascarillas al mes, según la Asociación Española de Fabricantes de Mascarillas y EPI, que agrupa a 16 grandes empresas nacionales.

En marzo de 2020 nadie producía ya mascarillas aquí. Dependíamos completamente de Asia. El continente que sufrió hace ahora 20 años el golpe del primer SARS. La neumonía atípica.

  • PREGUNTA: ¿Hasta qué punto pesó la epidemia del primer coronavirus, el SARS de 2002, en que los asiáticos hayan sido tan estrictos en el uso de la mascarilla frente a un dubitativo Occidente, al principio?

  • RESPUESTA: Me cuentan colegas investigadores que con el SARS cambió mucho el comportamiento de la gente en lugares como Hong Kong, Corea del Sur, China continental… No en Japón, donde realmente era bastante común encontrar mascarillas antes de aquella epidemia. En otros países asiáticos sí que han empezado a usarla a partir del SARS.
  • P: ¿La mascarilla en Japón ha sido una adelantada?

  • R: Hay algo de herencia cultural en el uso de la mascarilla en Japón. Sobre todo desde la gripe de 1918, especialmente entre el 19 al 20. Ahí es cuando se introdujo la mascarilla masivamente en Japón, como una política de salud pública. También pasó en otros países de Occidente, en Europa o EE.UU, solo que allí se olvidaron de ella pasados unos años. Otros investigadores han hecho trabajos históricos donde vieron que algunas personas usaban mascarillas desde hacía muchas décadas antes en Japón, donde se introdujo en la práctica médica procedente del Reino Unido en el siglo XIX. 

  • Ha analizado la gripe del 18 (ustedes la llaman ‘gripe española’) como una pandemia que marca un antes y un después, como ahora el coronavirus. ¿Por qué la herencia (y memoria) de aquella crisis ha sido tan desigual en el mundo?
  • R: La gripe se convirtió en un fenómeno nacional. De alguna manera, esos días se quedaron para siempre en Japón. Sin embargo, la mascarilla desapareció fuera, ¿Por qué fuera de Japón se olvidó? Una de las hipótesis es que en cada lugar del mundo damos una importancia distinta a cada parte de la cara. ¿Cuál es la parte importante de la cara para la gente? Para los japoneses los ojos son muy importantes en la comunicación. La mascarilla cubre nariz y boca. En las culturas occidentales, no estoy seguro en España, tendemos a enfatizar la importancia de la boca. En los emojis occidentales ocurre al revés [que en los originales de Japón]: la boca y hasta la nariz son más importantes. Esta es una parte de la hipótesis.
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La mascarilla en Japón “te da estabilidad en la incertidumbre, más allá de las infecciones”

Explicaba a Newtral.es la profesora y evaluadora Helena Legido-Quigley que una de las grandes fortalezas de los países de Asia-Pacífico en pandemia ha sido su grado de preparación. “Ya conocían lo que era tener una epidemia como la del primer SARS”. Disponían de mascarillas y de sistemas de salud y vigilancia entrenados.

China continental optó por dictar confinamientos y mascarillas obligatorias casi de inmediato. Japón, por el contrario, nunca tuvo que legislar aquello. Horii lo recuerda bien: “Cuando algo importante pasa, algo sin precedentes, y la gente no sabe qué hacer, automáticamente se pone la mascarilla. Es como un signo de protección, sobre todo ante amenazas invisibles. Te da estabilidad en la incertidumbre. Y sientes que estás haciendo algo”.

“En Japón, cuando pasa algo importante y la gente no sabe qué hacer, se pone la mascarilla. Es un signo de protección. Da estabilidad.”

Un elemento… ¿ritual? “No sé si esa es la palabra –dice Horii–, pero ha habido una evolución en cuanto a la manera en que percibimos la mascarilla, hay un elemento psicológico y cultural. También en Occidente”.

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Horii y otros autores han indagado en la historia y usos de la mascarilla en la cultura de Japón, descubriendo que sí que había algo de místico en su utilización. Por ejemplo, ante un gran terremoto. “En los refugios, automáticamente la gente se la pone”. Les da seguridad. No hay virus en juego pero “se tiende a pensar que algo debe de haber en el aire”. Entre otras cosas, polvo potencialmente tóxico. La mascarilla construye “el límite entre el santuario interior y el exterior contaminado”, en palabras de Edwina Palmer, otra estudiosa de la gripe de 1918.

Emojis en Japón y occidente
Los primeros emojis en color se lanzaron por el operador japonés SoftBank a finales de los noventa. Los ojos eran más importantes que nariz y boca en la expresión facial. Luego se popularizaron los de Apple, a mediados de los 2000. Heredaban esa expresividad de los ojos, pero la boca ganaba protagonismo. En occidente han triunfado emoticonos donde el resto de la cara, y no tanto la mirada, es muy importante.

Mascarilla en España, ‘por mí y por todos mis compañeros’

Al principio de la pandemia, el uso de mascarilla entre la población se tildó de insolidario. Sencillamente no había suficientes para quien se enfrentaba día a día a decenas de personas contagiadas. Tampoco había demasiada evidencia publicada sobre si la población general se iba a beneficiar de un artefacto al que no estaba acostumbrada.

Luego fueron las FFP2 y FFP3 con válvula las consideradas mascarillas insolidarias. Protegían extraordinariamente bien a su portador, pero permitían que su exhalación potencialmente infecciosa saliera al exterior. Y terminase en la cara de otra persona.

Los mayores pueden ser quienes más acusen el fin de la mascarilla; pueden inhibirse de empezar a hacer vida normal.

Dos años después, sin (casi) mascarillas obligatorias, ¿qué es ser insolidario? Para la filósofa e inmunóloga del IFS-CSIC Matilde Cañelles, no cuidar a nuestros mayores. Incluso, no usarla frente a ellos. “Pienso que se ha hecho poco énfasis en el gran ejemplo que ha dado este colectivo tanto a la hora de vacunarse como en el uso de mascarilla y en el respeto de las restricciones relacionadas con la pandemia”.

Ahora, en un mundo desenmascarado, vuelven a ser un poco las víctimas de la relajación de medidas. “Sabemos que a ellos les cuesta generar una respuesta inmune duradera”. El nuevo escenario “puede poner en peligro a estas personas o bien inhibirlas de comenzar a hacer una vida más normal. Cualquiera de los dos escenarios me parece triste después de todo lo que han aguantado“.

Un reciente estudio en la revista PNAS mostraba cómo hemos tomado conciencia de la crisis de la COVID-19 cuando en nuestro día a día veíamos mascarillas. Eso, a pesar del variado uso del que han hecho distintas culturas y países.

De vuelta a Reino Unido, pionero de la ‘libertad facial’, “los expertos han hecho mucho hincapié en que usar mascarilla nos permite proteger al resto –dice Horii–, pero tan pronto como la empiezas a llevar, sientes que se convierte en una especie de barrera de autoprotección”.

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  • P: Esto tiene sentido para las FFP2 (o KN95), pero usted dice que allí se solían usar las quirúgicas. ¿Con el coronavirus la gente está usando mascarillas con mayor poder de filtración y autoprotección?

  • R: No, no. La gente usa normalmente quirúrgicas pero incluso se está pasando ahora hacia mascarillas de tela. Creo que la gente se dio cuenta de que había poca oferta de mascarillas de un solo uso. También hay cuestiones ambientales, claro. Y luego, tenemos muchísima industria textil que ha creado un montón de diseños. Incluso hay un nicho de mercado en mascarillas que son muy caras que se confeccionan a partir de tu propio patrón de cara y que ajustan perfectamente. 
  • P: Pareciera que la mascarilla en Japón sí que se va a quedar para siempre en casi todo contexto.
  • R: Piensa que hay una enorme cultura de la limpieza, un hábito adquirido. En los coles se nos enseña que tenemos que limpiar la clase todos los días. Y durante el periodo de limpieza, se lleva puesta la mascarilla. Luego está la polución atmosférica. Por supuesto también se usa mucho durante la gripe es estacional. Al principio de la pandemia me llamó mucho la atención ver cómo había muchos expertos y medios hablando de la importancia de lavarse las manos. De alguna manera eso también ocurre en Japón en temporada de gripe. Pero la gente tiene interiorizado que una infección respiratoria se transmite por el aire.

  • P: En EE.UU. se convirtió en un símbolo de guerra cultural y política en puertas de las elecciones. Si llevabas mascarilla ibas con Biden. Si luchabas contra ella, ibas con Trump. Y empezaba el choque. ¿Podría suceder esto en otros lugares, ahora que se retira?

  • R: Sí, pero creo que había un componente generacional muy importante. Sobre todo entre los hombres jóvenes. Ellos decían: «no lleves mascarilla». Gente más mayor y sobre todo mujeres decían que estaba bien llevar mascarilla. En Reino Unido hemos visto algo similar. Los conservadores tendrían a ser partidarios de no llevar mascarilla, frente a los laboristas y la izquierda en general, que sugerían que era mejor mantenerla. Pero creo que nada tan marcado como lo ocurrido en EEUU. Eso tiene que ver con un componente de ideología individualista. Por supuesto, esta esa una afirmación muy general. La gente con una mayor conciencia de lo colectivo ha tendido a llevarla más tiempo.  
  • P: Por su experiencia, ¿quién cree que seguirá usándola durante mucho tiempo, aun no siendo obligatoria?
  • En Japón llevamos tanto tiempo usando la mascarilla como un objeto cotidiano que mucha gente empezó a ponerse con diferentes propósitos, distintos a los sanitarios. Por ejemplo, hay algunas mujeres jóvenes que cuando van a trabajar la llevan para evitar tenerse que maquillar. Otras personas, sobre todo los más jóvenes, adolescentes, la han llevado porque así se sentían más cómodos a la hora de relacionarse con los demás, hombres, muy tímidos. No diría que es un fenómeno generalizado aunque hay bastante gente que sí se comporta así. Te podría poner el ejemplo de mi madre. Ella ha llevado durante mucho tiempo mascarilla en invierno simplemente porque le mantiene caliente el rostro. Puede que se quede. Aún está por ver qué nuevos usos le daremos a la mascarilla en el resto del mundo.