De Paiporta a Gandía: no ha sido una dana sino un exhuracán pero, ¿qué está pasando con las lluvias en el litoral de Valencia?

Barranco del Poyo en el episodio de lluvias en Valencia en 2025 | Försterling, Efe
Barranco del Poyo en el episodio de lluvias en Valencia en 2025 | Försterling, Efe
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Once meses después de la trágica barrancada, Valencia ha revivido sus temores a un cielo que no ha parado de desplomarse sobre buena parte de a provincia a lo largo de este lunes. Las pedanías y municipios del área metropolitana se libraron de lo peor, tras caer el grueso de la lluvia sobre el mar de Valencia. En general, las trombas de agua se han venido sucediendo, conforme a los pronósticos, pero de manera errática y puntualmente muy fuerte, como en el caso de Gandía (con inundaciones en playas y primera línea costera) o Alzira (con una tormenta estática que en algo recordaba a las de la dana de 2024).

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Pocas cosas se pueden comparar a lo ocurrido a nivel meteorológico en octubre de 2024. La dana, alimentada por vientos cálidos procedentes del mar, provocó trenes de tormentas, muy estátitcos, que dejaron récords de precipitación en una hora. Y se acercaron a los máximos absolutos. Para hacernos idea, por encima de los 100 mm (o l/m2) en un día ya hablamos de precipitaciones intensas. El 29 de octubre de 2024 esa cifra casi se octuplicó en Turís.

¿Por qué ha sido distinto a la dana de 2024?

Más allá de las alertas móviles o la cultura de autoprotección ganada en un año, el fenómeno meteorológico ha sido distinto en su propia génesis.

  • No ha sido una dana: Recuerda la física y jefa de meteorología de eltiempo.es Mar Gómez que, del mismo modo que no todo fenómeno adverso con lluvias en una dana, no toda dana es destructiva. Las danas implican descuelgues de aire muy frío y poco pesado en altura. En este caso, el origen de las precipitaciones ha estado en una borrasca, restos de un huracán.

  • Ha sido un huracán extinto y soprendente: Convertido en borrasca, Gabrielle fue una tormenta tropical nacida el 17 de septiembre en medio del Atlántico. En apenas dos días, se convirtió en un huracán de categoría 4 con rumbo a Europa. Entonces, cargado de energía y humedad, se topó con masas frías de aire (una vaguada de aire gélido inyectado desde el norte). De ese choque de masas surge la precipitación más violenta.

  • Una borrasca híbrida: Gabrielle se convirtió entonces es una borrasca híbrida, con características de tormenta tropical y extratropical.

Los temporales de alto riesgo e impacto pueden originarse a partir de múltiples configuraciones. Aunque parezca increíble, el huracán Gabrielle es el responsable de que la configuración haya sido óptima para que se dé esta situación.

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Mar Gómez, física y meteoróloga

Lo que sí se parece en algo a las lluvias en Valencia de 2024

En la dana de 2024 no sólo hubo una dana. Los vientos de levante aportaron más energía a las tormentas que se formaron al chocar las masas de aire húmedo del mar con las montañas del prelitoral. Esos trenes tormentosos también se han dado en 2025, pero no se han quedado tanto tiempo quietos en un punto. Esta vez, la lluvia se ha concentrado en el mar frente al área metropolitana de Valencia.

Como en 2024, “se ha sumado la llegada de humedad subtropical en niveles medios de la atmósfera, que alimenta las precipitaciones”. Y, como el año pasado, un mar Mediterráneo recalentado durante el verano.

El cambio climático dispara las probabilidades de adversidad

Descuelgues de aire en forma de dana ha habido siempre. Borrascas profundas, que atraviesan la península, también. Lo que ha conseguido el calentamiento global es que las configuraciones atmosféricas sean más propicias para que deriven en fenómenos más extremos, tal y como anticipó –días antes de la dana– el año pasado el catedrático de Geografía de la UA Jorge Olcina a Newtral.es.

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Olcina recuerda que “ha habido inundaciones y sequías pero son más frecuentes ahora”, conforme a estudios en los que ha participado. Esto está ligado al cambio climático. Y esto tiene que ver, también, con la manera en que España da la bienvenida a borrascas o danas, es decir, estas se encuentran con frecuencia con inyecciones de aire húmedo y caliente.

Gómez apunta a que, pese a los avances técnicos, la emergencia climática complica el pronóstico preciso de fenómenos adversos como las tormentas con potencial de destrucción. Este episodio de lluvias en Valencia (y más allá) es prueba de ello.

El propio Mediterráneo aporta más energía y humedad a la atmósfera, lo que permite que estos sistemas tropicales (como el exhuracán Gabrielle) se mantengan activos durante más tiempo y lleguen con mayor frecuencia hasta zonas donde antes no lo hacían.

Mar Gómez, física y meteoróloga

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Olcina añade un dato clave: Hemos ocupado una ingente cantidad de territorio que ahora está en riesgo. Tanto en primera línea de costa como en zonas inundables.

Queda ver si se realiza algún estudio específico que atribución que calcule cuál hubiera sido la probabilidad de ver este episodio de lluvias en Valencia sin la existencia de cambio climático.

Fuentes
  • Avamet
  • Mar Gómez (eltiempo.es)
  • Jorge Olcina (UA)

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