Esta es la historia de unos murciélagos, un laboratorio de experimentación y un virus que escapa de él. Esta es la historia de un patógeno tan letal como el ébola, que el mundo apenas conoce porque golpea fundamentalmente al África subsahariana, aunque el origen de su transmisión humana está en la ciudad de Marburgo, en la Alemania de 1967.
Trabajadores del laboratorio, cercano a Frankfurt, empezaron a encontrarse mal y tener problemas de coagulación. Prácticamente a la vez, en otro laboratorio de Belgrado (Yugoslavia) empezaron a reportar los mismos síntomas. En total, 25 personas afectadas con una fiebre hemorrágica que mató a siete. Lo peor: esos trabajadores contagiaron a otras dos personas más. Se confirmaba la transmisión humana.
Los dos laboratorios, el de Marburgo y el de Belgrado, tenían en común que trabajaban con monos verdes importados de Uganda. Se pudo demostrar que los afectados habían entrado en contacto con fluidos corporales y tejidos de los primates. Más tarde hallaron indicios de que el verdadero reservorio del virus, bautizado como ‘virus de la fiebre de Marburgo’, era algún tipo de murciélago, que podía infectar a monos y humanos.
54 años después, un brote de la enfermedad de Marburgo ha sorprendido a la población de Guinea, llevándose por delante la vida de al menos una persona. La letalidad de este patógeno supera el 50% y no hay un tratamiento específico completamente eficaz, como con el ébola. Sin embargo, se trabaja con moléculas que actúan en unas regiones específicas de las células para desarrollar fármacos. Hablamos con su descubridor, el doctor Lijun Rong, de la Universidad de Illinois (EE.UU.)
¿Cómo se distingue Marburgo de otras infecciosas como el paludismo o el propio ébola?
Tanto Marburgo como ébola son enfermedades causadas por filovirus, patógenos con forma de espagueti cocido, al microscopio. “En general, se cree que la enfermedad de Margurgo y la del ébola son muy similares en manifestaciones y resultados, con altas tasas de mortalidad”, explica el doctor en conversación con Newtral.es.
El periodo de incubación (es decir, el intervalo entre la infección y la aparición de los síntomas) oscila entre 2 y 21 días. Según describe la Organización Mundial de la Salud (OMS), la enfermedad de Marburgo empieza bruscamente, con fiebre elevada, cefalea intensa y gran malestar, así como con frecuentes dolores musculares.
Al tercer día pueden aparecer diarrea intensa, dolor y cólicos abdominales, náuseas y vómitos. En esta fase se ha descrito que los pacientes presentan ‘aspecto de fantasma’. Igual que con el ébola, muchos enfermos tienen manifestaciones hemorrágicas graves a los 5 a 7 días y los casos mortales suelen presentar alguna forma de hemorragia, a menudo en varios órganos.
Aunque algunos síntomas de la malaria son parecidos, “no es causada por un virus. Pero ha sido un importante problema de salud humana. Afortunadamente, tenemos algunos tratamientos efectivos contra ella”.
¿Qué ha pasado en Guinea? ¿Por qué se vuelven Marburgo y ébola de vez en cuando?
Marburgo y ébola, como las enfermedades causadas por la mayoría de los otros virus altamente patógenos, ”es rara y actualmente se focaliza en África”, explica Rong. No podemos predecir lo que sucedería en el futuro. ¿Tiene potencial para convertirse en una pandemia? “Esa es una posibilidad segura. Sin embargo, se ha prestado mayor atención a la enfermedad por el virus del ébola, ya que los brotes ocurrieron ya muchas veces en África”.
El devastador brote de 2013-2015 llegó a España, donde se dio el primer contagio entre humanos fuera del continente de origen. Y este 2021 se ha contabilizado una treintena de casos en la propia Guinea, ahora afectada por Marburgo, y República Democratica del Congo. ”Sinceramente, estamos mal preparados incluso para estas enfermedades –asegura el profesor Rong–. Si sucediera algo como el actual SARS-CoV-2, nos enfrentaríamos a otro desafío sin precedentes”. Por fortuna, virus tan mortíferos no suelen ser muy contagiosos.
En España, el Instituto de Salud Carlos III publica el protocolo de actuación ante fiebres hemorrágicas, de declaración obligatoria.
¿Por qué son tan complicados para los humanos filovirus como ébola o Marburgo?
La mayoría de los virus probablemente residen en el cuerpo humano sin causar mayor problema. Son “virus humanos“, acomodados y que han coevolucionado con nuestra especie. Les ‘conviene’ ser inofensivos. La cosa se complica cuando vienen de otros animales.

“Una pequeña cantidad de ellos, como el virus del ébola y el de marburgo, son zoonóticos, lo que significa que pueden transmitirse desde otros animales como los murciélagos. Los humanos somos ajenos a ellos, o ellos son ajenos a nosotros”, precisa el doctor Rong. Y el gran problema de estos filovirus, como el de los coronavirus del siglo XXI, es que el salto entre especies se produjo hace poco.
“Se necesita tiempo para alcanzar un equilibrio, y aún no lo han alcanzado. Los virus, como el SARS-CoV-2 después de esta pandemia, estarán en equilibrio en los seres humanos”. El problema añadido de los filovirus es que, sencillamente, su manifestación clínica suele ser terrible en las pocas personas a las que afecta. Al contrario que el coronavirus actual, que es mayoritariamente leve, peor tan sumamente contagioso que estadísticamente es mortífero para un enorme número de personas.
¿Por qué los murciélagos no desarrollan una enfermedad fatal al contagiarse?
Si los murciélagos son reservorio natural de virus como Marburgo o una versión ancestral del SARS-CoV-2, deberían manifestar síntomas… o no. Por la misma razón que hay virus humanos de los que somos portadores ni enterarnos. “Sus sistemas inmunitarios están adaptados”, señala Rong. Aún así, esto es un misterio que puede dar respuestas muy interesantes en la prevención de enfermedades.
“¿Y si cuando un virus infecta al primer murciélago, en realidad lo mata? Mucha gente está tratando de entender por qué los murciélagos son tan diferentes a nosotros. Quizás aprendamos algo de ellos sobre los beneficios de la salud humana, como el cáncer, también”. Hay distintas hipótesis paralelas, como que su metabolismo y temperatura corporal permiten mantener a raya a muchos patógenosnos.
No obstante, hay una hipótesis manejada desde 2016: virus mortíferos como ébola también pueden infectar a personas que apenas desarrollan síntomas. Y estas, a su vez, contagiar. ¿Explicaría la transmisión asintomática repentinos brotes de ébola o Marburgo en determinadas comunidades cada cierto tiempo?

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¿Habrá algún tratamiento efectivo para ébola, Marburgo u otras hemorrágicas?
El equipo del doctor Rong está en ello. Por lo pronto, identificando las dianas celulares adonde podrían encaminarse fármacos o moléculas ya existentes. “Se han identificado muchos inhibidores de moléculas pequeñas que pueden bloquear potencialmente el ébola y Marburgo in vitro (en cultivo de tejidos). Por ejemplo, nuestro trabajo ha demostrado que ciertos antihistamínicos son buenos. Pero se necesita investigación in vivo (animales) para demostrar su eficacia y dosis. Es difícil predecir la más prometedora en la actualidad”.
Existe una vacuna eficaz contra una cepa del virus del ébola (Zaire) desarrollada por Merck y aprobada en la Unión Europea en 2019. A finales de ese mismo año se empezó a probar otra,q ue se administra en dos dosis. Esta lleva un ‘añadido’: un poxvirus capaz de expresar proteínas de varias variedades del virus ébola y del virus de Marburgo.
Deseo acoger cerebros funcionales, empezaríamos a reimplantarlos en la sociedad inmediatamente, con la necesaria finalidad de hacer desaparecer toda la epidemia de deficiencias que están promoviendo la Psicosis viral a la que nos someten los carniceros mediáticos.
Deseo acoger familias, mujeres, niñas de Afganistán. Hablamos ingles y tenemos espacio pues vivimos en un chalet.