Las cinco formaciones políticas que conforman el Parlamento vasco registraron el pasado 2 de diciembre sus proyectos de reforma del Estatuto de Autonomía. No lograron ponerse de acuerdo en entregar un solo texto, de manera que llegaron a la ponencia un total de tres documentos: el acordado por PNV, Elkarrekin Podemos y PSE-EE; el del Partido Popular y el de EH Bildu.
En esta tesitura de falta de consenso se publicará la oleada de otoño del Euskobarómetro, la serie de encuestas sociológicas que desde 1995 elabora semestralmente la Universidad del País Vasco y que está previsto que se difunda a lo largo de este mes. Los sondeos de este medidor recogen opiniones sobre cuestiones como el independentismo, el autogobierno o la identidad nacional.
Lo más importante
Reina la discordia en Euskadi sobre la reforma del Estatuto de Gernika de 1979. De los tres proyectos registrados en el Parlamento vasco, el que por ahora ha alcanzado mayor cuota de consenso es el que prepararon, con diferencias entre ellos, el PNV, el PSE y Podemos. Sin embargo, EH Bildu considera que este proyecto se saldará en falso por la falta de ambición del mismo y el PP asegura que el proyecto jeltzale es “anticonstitucional”.
De este modo, por motivos opuestos, el partido abertzale de Arnaldo Otegi y los populares de Alfonso Alonso demandan celeridad. Los primeros piden activar ya la reforma estatutaria y, de ser posible, recuperar el acento soberanista de las bases iniciales, que recogían originalmente cuestiones como el derecho a decidir. Y los segundos reclaman archivar el asunto para evitar que “se repita el Plan Ibarretxe” o que Euskadi se vea abocada a un escenario como el de Catalunya.
El proyecto de reforma estatutaria arrancó en la anterior legislatura (2012-2016), pero la falta de consenso pone en entredicho que se pueda aprobar un texto definitivo antes de que acabe la actual. “Difícilmente en esta legislatura se va a conocer un texto articulado”, reconoció el pasado miércoles el presidente de la ejecutiva territorial del PNV en Gipuzkoa, Joseba Egibar. Los pasos estipulados en el ordenamiento jurídico para modificar el Estatuto todavía no se han iniciado formalmente y, en el escenario más favorable, la legislatura se agotaría en otoño, lo que obligaría a disolver el Parlamento en verano. Cualquier ley ordinaria consume más tiempo de trabajo en el legislativo, por tanto, el debate sobre el Estatuto tendría que resolverse en un tercer cuatrienio. El Euskobarómetro de diciembre revelará si la lentitud del proceso hace mella en la opinión pública vasca.
¿Cuál es el contexto?
La ponencia de autogobierno se reunió este miércoles bajo la coordinación de la portavoz del PNV en el Parlamento vasco, Jone Berriozabal. A instancias de los jeltzales de Iñigo Urkullu, de los socialistas de Idoia Mendia y de los morados de Pilar Zabala, acordaron llamar a comparecer a los cinco juristas que recibieron el encargo de redactar las propuestas de reforma estatutaria por parte de las formaciones políticas que componen la Cámara vasca. Así, deberán acudir en enero al Parlamento autonómico para explicar sus respectivas posiciones y los puntos de discrepancia suscitados en el debate.
A partir de ahí, con todos los textos en la mano y las propuestas divergentes, se fijará un calendario para determinar si es posible registrar una propuesta única que dé inicio a la tramitación, que debería acabar en un referéndum previa aprobación tanto en Vitoria como en Madrid. El derecho de autodeterminación, la distinción entre “ciudadanos” vascos y “nacionales” y el concepto de nación son los principales puntos de fricción que obstaculizan la reforma.
¿Qué hay que tener en cuenta?
En las elecciones generales del 10-N, el PNV fue el partido más votado en Euskadi, con el 32,07% de los votos y 6 escaños. Tras los jeltzales se colocaron el PSE-EE (1,19%) con 4 asientos, EH Bildu (18,70%) con otros 4, Podemos-IU (15,41%) con 3 y el PP (8,82%) con 1. Los únicos que mejoraron sus resultados con respecto al 28-A fueron los jeltzales y los abertzales: el PNV pasó de 31,05% a 32,07%, y EH Bildu, de 16,70% a 18,70%. Es decir, en seis meses, el voto nacionalista pasó de concentrar el 47,75% de los vascos a superar la mayoría de la población (50,77%).
En el último Euskobarómetro, publicado en junio de 2019, una mayoría de más de cuatro quintas partes de la ciudadanía vasca (83%) se mostró satisfecha plenamente (47%) o parcialmente (36%) con el Estatuto de Autonomía. El número de vascos relativamente satisfechos aumentó un 7% con respecto al semestre anterior. Por su parte, los insatisfechos se redujeron a poco más de uno de cada diez (12%), con un retroceso de 4 puntos porcentuales.
Sobre las alternativas al actual estatus de autogobierno, alrededor de uno de cada cinco respondió en junio que no querían cambios (22%), casi el doble afirmó conformarse con que se completen las transferencias (35%) y más de un cuarto optó por la reforma y la ampliación del autogobierno (26%). Fueron minoritarios los que se decantaron por una posición de ruptura soberanista (11%).
Más allá de la fórmula política del autogobierno vasco, una mayoría de dos tercios de la sociedad vasca (67%) afirmaron tener pocos deseos de independencia (29%) o ninguno (38%), con un avance de 6 puntos porcentuales con respecto al semestre anterior. Entre los que eligieron una de estas dos opciones se encuentra el 70% de los votantes del PNV y el 75% de los de Podemos (75%). Frente a esta mayoría, algo más de una cuarta parte de la ciudadanía vasca (27%), manifestaron tener grandes deseos de independencia. Así fue como se expresó la gran mayoría de los votantes de EH Bildu (76%) y casi la mitad de los encuestados que se consideran nacionalistas (47%).
#Fact
En el Euskobarómetro de junio, el 70% de los encuestados respondieron que no estaban satisfechos con el “funcionamiento de la democracia española”, frente a un 29% que sí lo afirmó y un 1% que no contestó.
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