La proposición de ley registrada este jueves por el PSOE y Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados plantea que el nuevo impuesto a la banca aplicará un tipo del 4,8% sobre sus comisiones e intereses netos. Así se especifica en el texto adelantado por la prensa y al que ha tenido acceso Newtral.es, en el que también se recoge el nuevo impuesto a las empresas energéticas. Ambos fueron anunciados por el presidente en el debate sobre el Estado de la Nación.
Con este impuesto más el que recaerá sobre las energéticas el Gobierno pretende recaudar un total de 7.000 millones de euros en dos años. Ambos tendrán un carácter temporal y, según el documento, se aplica como consecuencia del “incremento de precios” producido por la guerra en Ucrania.
¿Qué se gravará con el impuesto a la banca, propuesto por el PSOE y UP?
Concretamente, en el caso del impuesto a la banca propuesto por PSOE y UP, el texto explica que busca gravar no los beneficios, como se apuntó en un primer momento, sino los márgenes de las empresas financieras. En concreto, se gravará dos elementos con un tipo del 4,8%:
- El margen de intermediación, que son los intereses netos, es decir, la diferencia entre los intereses que se cobra el banco y los que paga.
- Las comisiones netas, que es la diferencia entre las comisiones cobradas y las pagadas.
El texto presentado hoy asegura que esta cantidad no es un importe desproporcionado “si se consideran los beneficios pasados o estimados para los próximos años y dividendos distribuidos a los accionistas”.
La obligación de pago nacerá el primer día del año natural y se deberá satisfacer durante los primeros 20 días naturales del mes de septiembre de dicho año. Aunque también deberán ingresar un pago adelantado los 20 primeros días naturales de febrero. Este adelanto corresponde al resultado de multiplicar el 50% sobre el importe de la prestación calculado.
El impuesto se aplicará sobre las entidades cuyos intereses y comisiones superaron los 800 millones en 2019
El impuesto a la banca, propuesto por el PSOE y UP será obligatorio para todas las entidades financieras cuyos intereses y comisiones brutas cobradas a los clientes superaron los 800 millones de euros en 2019. También en este caso, el impuesto se limitará en esencia a grupos fiscales, lo que implica que quedan fuera las operaciones intragrupo.
Por otro lado, el Gobierno no contabilizará los resultados ni la facturación de las filiales de las compañías en el exterior, al tiempo que ha establecido que el gasto que genere este impuesto no es deducible a efectos del impuesto de Sociedades.
En los dos casos, apunta la proposición de ley, se trata de prestaciones finalistas, que afectan a los sectores que más beneficios están obteniendo y van a obtener como resultado de la inflación, lo que permitirá al sector público adoptar medidas paliativas.
La banca se expone a sanciones del 150% si traslada los impuestos a sus clientes
La proposición de ley está pensada para evitar que este impuesto recaiga sobre los ciudadanos. Por ello la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) -en colaboración, con el Banco de España- vigilará su incumplimiento podría suponer sanciones por el 150% del importe repercutido.
- Proposición de Ley PSOE y Unidas Podemos
Es difícil, quizás imposible, justificar desde el punto de vista económico el impuesto a la banca de Sánchez. Y no se trata de creer en los banqueros con puro como si fuesen la mismísima Teresa de Calcuta (sin el puro, por supuesto), pero es injustificable, en la actual coyuntura económica de España, que tal gravamen resuelva en algo su delicada situación y no, más bien, la empeore.
Inflación creciente, alto desempleo, ralentización de la economía (PIB) y alta deuda pública “in crescendo” son algunas muestras de lo que constituye la antesala de una crisis económica. Para algunos una “profunda crisis económica” con perspectivas de recesión.
Ante esta situación que mantiene “congelada” a la mayor parte de la ciudadanía y a la casi totalidad del gobierno por no comprender, la primera, lo que se avecina y por no saber, la segunda, que hacer al respecto, el presidente Sánchez, además del episodio de las corbatas y de pedirnos a todos que hagamos un esfuerzo para gastar menos luz, ha lanzado lo que quizás para él sea “la madre de todas las políticas económicas” con la certeza, supongo, de que constituirá un muro de contención a la par del que el expresidente Donald Trump ordenó erigir en la frontera sur de EEUU. Me refiero al impuesto a la banca.
Impuesto a la banca, ¿para qué?, ¿con que fin?
Si bien en política fiscal un impuesto al ciudadano podría, en ciertas circunstancias, justificarse por el hecho de que el mismo reduciría la disponibilidad de dinero en poder de la población y por ello, al reducir la liquidez, disminuiría la demanda y, en consecuencia, la presión inflacionaria, en la actual coyuntura económica aumentaría aún más la difícil situación de muchas personas al no poder llegar, no a fin de mes, sino a la cuarta semana de cada mes.
Pero un impuesto a la banca solo tendría una justificación: recaudar más recursos para poder gastar más.
El socialismo, ese que pregona parte del gobierno, y el comunismo que cacarea la otra parte, constituyen unas supuestas ideologías políticas en las que una parte considerable de simpatizantes, bien sea del gobierno o fuera de él, ejerce “de la boca para afuera” ya que su modus vivendi se asemeja más al de unos aspirantes a ricachón que si no lo son es porque circunstancias de su entorno no se lo han permitido. Son los “socialistas y comunistas de sillón” quienes, apoltronados en un más o menos “buen vivir”, despotrican de eso que llaman “derecha”, criticando TODO lo que de allí salga, se diga, o se haga pero bendiciendo con igual contundencia CUALQUIER propuesta, decisión, medida o política del bando progresista, o guardando un absoluto silencio en caso de que sea un auténtico disparate. Son los del “sillón” porque desde su cómodo estar pregonan su defensa de las clases más necesitadas, llegando algunos a mandar a otros co-ideologizados, los “tontos útiles”, a que armen un “tinglao”, tiren piedras y rompan vitrinas como expresión inequívoca de su carácter revolucionario o “izquierdoso”…
Ese socialismo que sus fieles seguidores pulen fonéticamente con el vocablo “progresismo” para, además de pretender darle un carácter más moderno, desvincularlo en cierta forma de la escala en la ruta al fin último de la obra cumbre de Karl Marx…
Pues bien, volviendo a la razón de ser de ese tributo a la banca, es evidente que el mismo no drena poder adquisitivo a la población en forma directa, máxime cuando el propio ejecutivo prohíbe que sea trasladado a sus clientes, cosa esta que estará por verse en el rendimiento de los depósitos, las hipotecas, crédito al consumo, etc.... Sin embargo, lo que si va a originar directamente es cierta presión sobre los planes de inversión y empleo de la banca.
Y si a lo ya expuesto le agregamos el efecto que sobre la inflación va a tener el mayor gasto como consecuencia del nuevo ingreso y de la tradicionalmente equivocada política social/comunista de gastar sin importar como ingresar (es bien sabido que, además de los escasos conocimientos que los “progresistas” tienen en materia económica, cuando aprendieron lo que es un Estado de Guanacias y Pérdidas o Estado de Resultados, solo se les quedó grabado el lado el gasto…) pues la tarta ya está lista, con “guinda” y todo. Ello sin considerar que estamos a las puertas de nuevas elecciones, incluyendo las generales a finales de 2023 y, es también bien sabido y evidente que la prioridad del Sr. Sánchez es el mantenimiento del poder, muy por encima de los intereses de quien sea, incluyendo España.
Independientemente de la opinión que cada quien pueda tener sobre los banqueros, el impuesto a la banca que el presidente Sánchez ordenó implementar, para regocijo de los más radicales (léase comunistas y similares), no puede deslindarse de lo que en lenguaje de “a pie” llamamos robo, o si lo prefieren “apropiación indebida”, ya que carece de un fin económicamente conveniente y justo para el país y solo puede ser percibido como algo con un propósito de índole personal…