Hay un objeto en la Luna, que ha venido de no se sabe dónde. O más bien, no se sabe de quién es. Primero se atribuyó a Elon Musk. Lo que parecía el módulo de un cohete Falcon 9, lanzado hace siete años, iba a ser objeto de impacto descontrolado en la Luna en 2022. Pero la NASA descartó aquella supuesta autoría y miró hacia China. Aquel resto de basura espacial podía ser parte de la misión Chang’e 5. Este viernes, ese amasijo ha impactado en nuestro satélite natural. Es la primera vez que la humanidad estrella algo parecido a un ‘cohete’ en la Luna ‘sin querer’.
Este objeto (realmente no se puede considerar un cohete) tiene unas cuatro toneladas, es relativamente pequeño. En principio, no tendrá ninguna relevancia. No es la primera vez que algo humano impacta con la Luna, sólo que dentro de una misión. Como de un cohete de Meliés, en este caso la nave no ha perforado el teatralizado ojo selenita, puesto que el objeto he hecho impacto en la cara oculta. No tendremos noticias de él hasta pasadas varias semanas, según la NASA.
Sin embargo, este episodio ha puesto de relieve el descontrol existente en lo que a lanzamientos espaciales se refiere, opina la ingeniera aeroespacial y profesora de la Universidad Carlos III Noelia Sánchez-Ortiz. “No hay una regulación propiamente dicha, hay ciertas ‘buenas prácticas’”, explica en conversación con Newtral.es. Y ahora ya no hay sólo dos potencias espaciales. “Hay más basura espacial que satélites lanzados desde 1975”.
El impacto en la Luna preocupa menos que un impacto con satélites
El mayor vertedero incontrolado de la Tierra está en el espacio. Junto a los plásticos de los océanos, los cielos son el mayor yacimiento de fósiles de la carrera espacial. A la basura pasada se suma la miríada de satélites de toda clase que circunda el planeta: 1.200 a 2.000 funcionando junto a otros 3.000 cadáveres incorruptos de misiones completadas, aún en órbita.
”Se dejan los satélites viejos orbitando, se producen choques y fragmentaciones que dan lugar a más colisiones…”, dice Sánchez-Ortiz. La Agencia Espacial Europea (ESA) calcula que existen más de 34.000 objetos de más de 10 cm alrededor de la Tierra. Aunque la mayoría no dan mayores problemas o, si bajan un poco, se terminan calcinando en la atmósfera, otros son una potencial amenaza para la industria aeroespacial.
Esos pedacitos van a enorme velocidad, 56.000 kilómetros por hora. Su impacto contra un satélite o la Estación Espacial (EEI) puede causar graves daños. Pero, ¿qué ocurre con los restos de un cohete que abandonan la órbita geoestacionaria y se plantan en la Luna?
Basura espacial en ‘Luna de nadie’
En este caso, estamos ante un objeto “que tiene una órbita parecida a la de asteroides”. Los especialistas que siguen a estos objetos rocosos amenazantes tienen a este tipo de chatarra en su radar… mientras piensan que puede ser una asteroide, ilustra la experta.
“Cuando consiguen ver que es basura espacial, queda fuera de su monitorización. Y para quienes nos dedicamos a colisiones de satélites con basura espacial tampoco tiene especial interés (no va a chocar contra tecnología en órbita). Se queda un poco en tierra de nadie”.
El objeto que ha impactado ahora es aparentemente una fase de propulsión de un cohete del que perdimos la pista en 2014. Como ya no podía interferir con otros aparatos en órbita, nos olvidamos de él, hasta que Bill Gray, astrónomo de referencia entre aficionados a la observación celeste y de asteroides, advirtió de su posible impacto en la Luna.
Descartada la hipótesis del cohete de SpaceX, China también lo ha negado todo: “La etapa superior del cohete de la misión Chang’e-5 cayó a través de la atmósfera de la Tierra de manera segura y se quemó por completo”, aseguró hace unos días un portavoz oficial de la agencia asiática.
Frente a China, un grupo de estudiantes de la Universidad de Arizona publicó un estudio preliminar que concluyó que el objeto podría ser perfectamente parte del cohete chino, que nunca llegó a caer en el océano.
“Estoy convencido de que el objeto que está a punto de golpear la luna el 4 de marzo de 2022 a las 12.25 UTC es en realidad la etapa del cohete Chang’e 5-T1”, dijo Bill Gray en su página Projet Pluto, dedicada a colgar sus afamadas guías desde 1996 en un html sin estilos, propio de aquellos años.
La misión Lunar Crater Observation and Sensing Satellite, enviado en 2009, fue lo más parecido al actual accidente. Entonces se estrelló deliberadamente una sonda en un cráter del polo sur lunar para observar sus efectos y encontrar agua helada. Podemos extrapolar que, este viernes, en la cara oculta de la Luna se ha producido un destello visible desde el espacio. Dentro de él, una nube de polvo que terminará lloviendo sobre un incendio sin llamas, volatilizando el objeto terrestre. No quedará un ‘cohete de Meliés’ de recuerdo.
Cohetes, impactos, órbitas y Luna: Un territorio sin ley con bastantes leyes
Kuan Wei Chen Directorde Centro de Investigación en Derecho Aeronáutico y Espacial de la Universidad McGill (EE.UU.) recuerda que las actividades espaciales “están sujetas a amplias leyes y reglamentos. En 1958, se acordó universalmente que todas las naciones tienen un “interés común” en el espacio ultraterrestre y que el espacio debe usarse para “fines pacíficos”.
El Tratado del Espacio Exterior de 1967, uno de los instrumentos internacionales más aceptados, obliga a los gobiernos a realizar actividades espaciales “en beneficio y en interés de todos los países y teniendo debidamente en cuenta las actividades espaciales de otras naciones. Pero la realidad es que cada cual lanza sus cohetes sin mirar demasiado alrededor, en ausencia de vigilancia.
Vamos a lanzar más satélites en los próximos cinco años que en los últimos 30. No se hace mucho caso al riesgo de colisión. Sí que es un poco el salvaje oeste.
Noelia Sánchez-Ortiz, ingeniera aeronáutica Barrabés y profesora UC3M
Llevamos unos 13.000 lanzados. “Con las constelaciones proyectadas, vamos a lanzar más satélite en los próximos cinco años que en los últimos 30. Imagina el problema de superpoblación en las órbitas que nos interesan”. 70.000 lanzamientos en un lustro. ¿Podría alguno más terminar en la Luna?
“Desde la comunidad científica pedimos que se preste atención a este subgrupo de objetos de riesgo (ni asteroides, ni fragmentos que pueden colisionar con satélites), pero no se nos hace mucho caso. En este sentido sí que esto es un poco el salvaje oeste del espacio”, concluye esta especialista.
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