El vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo (Vox), ha vuelto a ser el foco de la polémica después de su discurso dirigido a los alumnos del Colegio San Agustín de Salamanca. En su intervención, García-Gallardo animó a los jóvenes a preguntarse varias cosas, entre ellas, “si el CO2 es o no un gas contaminante” (min. 1:12).
Esta declaración provocó la reacción de miembros del Ejecutivo, entre ellos, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que hizo referencia a estas en un acto del PSOE en Segovia (min. 50:18). García-Gallardo respondió al dirigente socialista y en un tuit insistió: “Y no, el CO2 no es un gas contaminante. De hecho, es el mejor de los gases para el desarrollo de la naturaleza”.
Sin embargo, los expertos consultados por Newtral.es explican que los niveles de emisión actuales producidos por la actividad humana de este gas le convierte en contaminante, siendo uno de los principales responsables de los efectos del cambio climático.
Desde Newtral.es hemos preguntado al gabinete de prensa de Vox por las declaraciones de García-Gallardo sobre el CO2. Por el momento, no hemos obtenido respuesta.
García-Gallardo y el CO2: un gas de emisión natural pero agravado por la acción humana
Tanto los expertos consultados como los organismos internacionales coinciden en lo siguiente: el dióxido de carbono o CO2 es un gas natural de efecto invernadero, procedente de distintas fuentes como la respiración de los seres vivos o la combustión de combustibles, y necesario para el desarrollo de la vida en la tierra. El problema es que el exceso de sus emisiones está favoreciendo el cambio climático y el aumento de las temperaturas.
Como aclaran a Newtral.es desde la Organización Meteorológica Mundial (WMO, por sus siglas en inglés), “el CO2 se emite de forma natural, por ejemplo, con la descomposición de las plantas, y es absorbido por estas y por el océano: es el ciclo del carbono”. Es en este ciclo donde se produce el efecto invernadero.
En declaraciones a Newtral.es, María Dolores Cima, directora del Máster en Gestión Ambiental y Energética de las Organizaciones de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), señala que este efecto invernadero “es fundamental para que se pueda desarrollar la vida”. ¿En qué consiste? “El sol irradia la tierra y una parte de esa radiación la absorbe la tierra, los seres vivos. La otra sale disipada, tendría que volver al espacio”, indica la experta, que añade que son los gases de efecto invernadero los que “evitan que toda la radiación salga de nuevo al espacio y se quede dentro de la atmósfera, lo que hace que tengamos una temperatura habitable”.
Ahora bien, el ciclo está ahora desequilibrado. Desde la WMO concretan que, aunque antes de la revolución industrial, este ciclo estaba en equilibrio, “ahora, como resultado de las actividades humanas e industriales y de la quema de combustibles fósiles, estamos emitiendo mucho más dióxido de carbono del que podemos absorber”.
En esto coincide Cima que explica que, además de la producción natural, está también el origen de emisiones generado por la actividad humana, como la agricultura, la ganadería intensiva, la gestión de los residuos o las emisiones industriales. “Se están generando cantidades inusuales, muy grandes de CO2 y de otros gases de efecto invernadero” explica la experta, que reconoce que “mayoritariamente el 80% es CO2”.
El CO2 es a día de hoy “uno de los principales responsables de los efectos del cambio climático” pese a lo que dice García-Gallardo
En su publicación, García-Gallardo afirma, además, que el CO2 “es el mejor de los gases para el desarrollo de la naturaleza”. Pero, de nuevo, los expertos añaden matices fundamentales.
“Claro que se necesita CO2 para que crezcan los árboles, pero el CO2 procedente de la combustión de combustibles fósiles es uno de los principales impulsores del aumento de las temperaturas y de los efectos del cambio climático”, aseveran a Newtral.es desde Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA, por sus siglas en inglés).
La EEA añade que aunque este gas ”solo constituye un 0,04% de la atmósfera”, es uno de los gases de efecto invernadero más importantes. “La combustión de combustibles fósiles está aumentando las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera, lo que se cree que contribuye al calentamiento global”, matizan.
Por su parte, la WMO coincide y califica de “error” decir que el CO2 es el mejor gas para la naturaleza, como afirma García-Gallardo. “Los gases de efecto invernadero están provocando el cambio climático y contribuyendo a la pérdida de naturaleza y biodiversidad. Estamos asistiendo a olas de calor y sequías más intensas y a inundaciones más extremas y destructivas”, concluyen desde la organización.
Además, ambos organismos coinciden en que el CO2 y los gases de efecto invernadero, “en términos generales, a veces se describen como contaminación”.
La actividad humana ha hecho que el CO2 en el aire aumente un 50% en menos de 200 años
La experta de la UNIR señala que el CO2 es distinto de otros gases de efecto invernadero como, por ejemplo, el metano. Este último se produce en menor proporción pero tiene una mayor propiedad de retención, por lo que contribuye “de manera más efectiva al calentamiento global”. Sin embargo, Cima reitera que “al final emitimos tantísimo CO2 que al final el balance entre este, el metano y otros gases, tienen el mismo efecto”.
De hecho, según datos de la NASA, “las actividades humanas han aumentado el contenido de dióxido de carbono de la atmósfera en un 50% en menos de 200 años”, desde el inicio de la era industrial. La agencia del gobierno estadounidense señala que esto supone que “la cantidad de CO2 es ahora un 150% de su valor en 1750. Esta cifra es superior a la que se registró de forma natural al final de la última glaciación, hace 20.000 años”.
Resumen
El vicepresidente de Castilla y León, García-Gallardo, aseguró que “el CO2 no es un gas contaminante. De hecho, es el mejor de los gases para el desarrollo de la naturaleza”.
Sin embargo, aunque los expertos reconocen que es un gas necesario para el desarrollo de la vida en la tierra (gracias a su aportación al efecto invernadero), las agencias internacionales califican, a día de hoy, este gas como contaminante ya que la actividad humana ha disparado sus emisiones, haciendo que este contribuya al cambio climático y el aumento de las temperaturas. Por tanto, consideramos que la afirmación de García-Gallardo es engañosa.