La controvertida figura de Rodrigo Díaz de Vivar, protagonista del cantar de gesta más famoso en lengua hispana, el Cantar de mío Cid, ha sido calificada a través de los años de ‘héroe de la Reconquista’, pero también se ha llegado a comparar con la de un mercenario. La figura lleva siglos alimentando su propia leyenda. El personaje de El Cid protagoniza la nueva serie de Amazon Prime.
A pesar de que más de 60 documentos históricos documentan su existencia, se desconocen con exactitud muchos detalles de su vida. La plataforma de streaming Amazon Prime Video ha realizado una serie sobre el personaje que dicen es la “ficción histórica más ambiciosa hecha en España”. En Fact-Fiction hemos contactado con varios historiadores para adentrarnos en el mito y descubrir cuánto hay de fábula y cuanto de realidad en esta nueva serie.
El discutido origen humilde de El Cid
Según expone Javier Peña Pérez, catedrático emérito de Historia Medieval de la Universidad de Burgos, el motivo por el que, tradicionalmente, se ha considerado el Cantar del mío cid como un documento histórico radica en la figura del filólogo e historiador de los cantares de gesta, Ramón Menéndez Pidal, que reivindicó su figura durante el siglo XX, provocando que historiadores posteriores siguieran dicha corriente.
Menéndez Pidal es partidario de la versión que más se ha extendido sobre su figura, la que relata el cantar y en la que se basa la serie de Prime Video: que Rodrigo fue un joven de orígenes humildes que fue ascendiendo en la escala social a la par que crecían sus logros en el campo de batalla. Sin embargo, estudios posteriores le sitúan dentro de la alta aristocracia.
El Cid nace presuntamente en la localidad de Vivar (Burgos) en torno al año 1048. Gregorio González, comisario del Museo del Cid de Burgos reconoce a Newtral.es que de la genealogía de Rodrigo “se sabe lo poco que hay en el cantar o lo que sabemos de los romances. Intuimos que su padre fue Diego Laínez, por eso se apellida Díaz, hijo de Diego”.
Al contrario de lo que vemos en la serie de Prime Video o de lo que relata el cantar, José Manuel Rodríguez García, profesor del departamento de Historia Medieval de la UNED explica que “hay nuevas teorías que opinan que el abuelo del Cid era un gran noble, posiblemente un conde, pero caído en desgracia”. Gregorio González está de acuerdo con esta teoría: “Alguien importante tuvo que ser, porque se dice que estudió en la corte con los hijos del rey Fernando. Seguramente no era alta nobleza, pero no era un campesino”.
José Velasco, cocreador de la serie explica a Newtral.es que esta primera temporada de la serie “admite especulación” al tratar la historia previa a la parte más conocida del Cid, la relativa a su destierro, que es la que se relata en el cantar. “Partimos de un personaje histórico con todas las licencias. No es un documental, es una recreación ‘ficcionada’ de una historia que nunca se sabrá si pasó”.

Velasco defiende la libertad creativa que han tenido en torno a la figura del Cid, asegurando que han tratado de ser muy respetuosos con la Historia: “No nos olvidemos de que el Cantar del mío Cid es una leyenda. Si se permitieron tener la licencia de crear ciertas historias, nosotros también».
El Cid de la serie de Amazon y la historia: Ni héroe de la ‘Reconquista’ ni mercenario
Durante años, la figura del Cid se ha asociado con la Reconquista, glorificando, en exceso, su papel comandando los ejércitos del rey de Castilla. Gregorio González, comisario del museo del Cid explica que ‘Reconquista’ es “un término acuñado en el siglo XX por motivos políticos. De hecho, Rodrigo comandó los ejércitos en la taifa de Zaragoza, y a Valencia tampoco fue a expulsar a nadie”.
El experto en historia militar de la UNED, José Manuel Rodríguez matiza que este periodo, en realidad, fue “un momento de restauración política y religiosa, en el que se intenta conseguir el señorío y que los musulmanes pasen a ser vasallos, pero ni Alfonso VI ni el Cid querían acabar con los musulmanes”.
Es el personaje medieval que más vigencia tiene en la actualidad”, explica Peña Pérez, catedrático emérito de la Universidad de Burgos, que recuerda que Franco tuvo al Cid como referente histórico “para justificar y legitimar su jefatura de Gobierno”. Según José Manuel Rodríguez, su figura “se ha utilizado por muchas ideologías, pero él nunca pensó en trastocar la realidad social. Él era un noble de su época y piensa como un noble de su época”.
El actor que le da vida en pantalla, Jaime Lorente reconoció en la rueda de prensa de presentación de la serie que “interpretar a un personaje conocido como es el Cid es un arma de doble filo”. El intérprete dice haber intentado deconstruir el mito porque nadie conoce, en realidad, cómo era el personaje: “He intentado rellenar de humanidad y de emoción a un prototipo que ha sido muy manipulado y muy prostituido por muchos intereses políticos”.

Otra forma contemporánea de entender la figura pasa por considerarle un mercenario, ya que, tras ser desterrado por el rey, ofreció sus servicios a la taifa de Zaragoza, pero los historiadores no están de acuerdo. “Es un señor que se tuvo que buscar la vida al ser desterrado de Castilla. Calificarle de mercenario por eso sería conceptual”, comenta Gregorio González, que considera que este es un término actual y no es válido para entender a un personaje de hace más de 1.000 años.
No hay evidencias de un complot para asesinar a Fernando I
La dinastía astur-leonesa que se originó con Don Pelayo, llegó a su fin con la muerte de Bermudo III en una batalla contra las tropas de su cuñado, Fernando I (interpretado en la ficción por José Luis García Pérez), el conde de Castilla, por un territorio que ambos se disputaban. Al no tener descendencia, el reino de León debía pasar a la hermana de Bermudo, Sancha (Elia Galera), pero, en aquel momento, no se reconocía el poder a las mujeres, por lo que la corona pasó a manos de Fernando I, marido de esta.
La serie muestra un presunto complot entre miembros de la corte, la esposa de Fernando I y su propia hija, Urraca (Alicia Sánz), que consideran a Fernando I un usurpador del trono. Sin embargo, no hay evidencias históricas de que algo así sucediera. “Es cierto que, ya en su época de viuda, la infanta Urraca tuvo muy mala prensa” —comenta el doctor en Historia Medieval, José Manuel Rodríguez— pero hay que tener en cuenta que las mujeres en los reinos peninsulares de la Edad media, tenían mucho poder. Nada que ver con el resto de Europa. Quizá podría ser por la alta mortalidad de los maridos, pero también porque se les daba mucho poder económico”.
José Velasco, cocreador de la serie justifica la decisión asegurando que “conociendo la trayectoria política de Urraca, sabiendo que además fue un elemento político esencial en la relación con su hermano Alfonso (…) no nos creíamos que una mujer con tanta inteligencia y tanta capacidad no haya querido aspirar a ser reina desde el principio y que haya aceptado ese papel de segundo nivel”. De hecho, recalca Velasco, “su sobrina nieta, también llamada Urraca, fue la primera reina española”.

Los creadores de la serie dicen haber ‘ficcionado’ situaciones, “que no sabemos si son verdad o mentira porque es complicado comprobarlo”, pero basadas en el contexto histórico. “Hemos utilizado pequeños detalles como por ejemplo, la relación incestuosa entre Urraca y su hermano, pero nunca sabremos si pasó”, comenta Velasco.
Según explicaba a Newtral.es la María José Rodríguez, directora de producciones originales para España de Amazon Studios, aún queda mucha historia que explorar en futuras temporadas. La espada que luce Jaime Lorente, no es ni la mítica tizona, ni la ‘colada’ que se asocia con Rodrigo Díaz de Vivar y con las que el guerrero se haría más tarde.
Además, la serie aún no ha desvelado cómo el joven Ruy se hace con el sobrenombre ‘Cid’, una palabra de origen árabe (procede de sidi) que significa ‘señor’, y con la que los árabes acabarían apodando al campeador.
Bravo..????
¿Cuándo los estudiosos revisarán el texto original para comprobar si el Cid fue de ALCAÑIZ a HUESCA, y no de ALCAINE a HUESA DEL COMÚN, pueblecitos cercanos al Río Martín?
Al respecto es muy ilustrador el artículo de José ROYO LASARTE publicado en el número 7 de la revista Cauce, del Parque Cultural del Río Martín.
Una anécdota más de los que tratan de re-escribir la historia de la hispanidad. Las nuevas verdades que todos debemos dar por ciertas y que no son más que guiones tendenciosos. Solo con ver la espada se puede ver lo que hay de inventiva y la falta rigor.
Una anécdota más de los que tratan de re-escribir la historia de la hispanidad. Las nuevas verdades que todos debemos dar por ciertas y que no son más que guiones tendenciosos. Solo con ver la espada se puede ver lo que hay de inventiva y la falta rigor.
Si de algo estoy seguro es que la figura del Cid imponía y que quien le conocía sabía de su generosidad y que era un bonachón de libro, este actor tiene pinta de haber salido de "al salir de clase " o "fisica o quimica" porque físicamente imponer no impone, parece más un personaje con miedos no superados y bastante torpe.
Bravo..????